El director de Madagascar, Tom McGrath, realiza Megamind, una revisión cómica de las películas de superhéroes basada en el siguiente argumento: ¿qué pasaría si Lex Luthor consiguiera, al fin, acabar con Superman?
Hace tiempo que el mundo de la animación se ha convertido en una guerra entre diferentes estudios. De momento Pixar va ganando con amplia ventaja sobre su inmediato seguidor, Dreamworks, que siempre parece ir varios pasos por detrás.
En 2004 Pixar maravilló al mundo con Los increíbles, la mejor película de animación sobre héroes con poderes hasta la fecha. Seis años después, dos estudios han imitado aquella fórmula, Illumination Entertainment con Gru, mi villano favorito y la mencionada Dreamworks con Megamind, ambas con extraordinarios resultados en coloridos y texturas, pero de inferior calidad cinematográfica al citado film de Brad Bird.
Megamind es un relato ingenioso y divertido, muy disfrutable para el público adulto, que gozará con un buen número de gags referenciales (Indiana Jones, Kill Bill, Karate Kid, Ironman...) pero quizá no tanto para el de más tierna edad. Ahí ha radicado siempre el éxito de Pixar, en saber confeccionar historias que realmente diviertan a grandes y pequeños.
A pesar de que en el film de McGrath se dan momentos brillantes, como la presentación del malvado protagonista mientras suena la estridente Welcome to the Jungle de Guns & Roses, el magnífico prólogo o las constantes referencias a Superman, no logra mantener de forma constante un ritmo trepidante de aventura, como en su día consiguió Los increíbles, ya que la trama decae en exceso en varios momentos.
Asimismo, el libreto no sabe aprovechar todas las posibilidades que ofrecen los personajes y sus conflictos, centrándose demasiado en uno de ellos: la necesidad existente entre héroes y villanos, planteada como una versión cómica de El protegido, de M. Night Shyamalan.
El mechandising manda. Ahora una producción no sólo busca rentabilidad en taquilla, sino también en la venta de camisetas, muñecos, juguetes y regalos. Ese empeño provoca que se descuide un tanto el proceso creativo.
Aún así, hay que reconocer que sus puntos fuertes, como las espectaculares secuencias de acción, la impresionante factura visual, la imponente banda sonora (con música original de Hans Zimmer y Lorne Balfe, además de conocidos temas de AC/DC, Elvis Presley y George Thorogood & The Destroyers entre otros) y lo simpático de algunos personajes, convierten a Megamind en un producto altamente recomendable.
Hace tiempo que el mundo de la animación se ha convertido en una guerra entre diferentes estudios. De momento Pixar va ganando con amplia ventaja sobre su inmediato seguidor, Dreamworks, que siempre parece ir varios pasos por detrás.
En 2004 Pixar maravilló al mundo con Los increíbles, la mejor película de animación sobre héroes con poderes hasta la fecha. Seis años después, dos estudios han imitado aquella fórmula, Illumination Entertainment con Gru, mi villano favorito y la mencionada Dreamworks con Megamind, ambas con extraordinarios resultados en coloridos y texturas, pero de inferior calidad cinematográfica al citado film de Brad Bird.
Megamind es un relato ingenioso y divertido, muy disfrutable para el público adulto, que gozará con un buen número de gags referenciales (Indiana Jones, Kill Bill, Karate Kid, Ironman...) pero quizá no tanto para el de más tierna edad. Ahí ha radicado siempre el éxito de Pixar, en saber confeccionar historias que realmente diviertan a grandes y pequeños.
A pesar de que en el film de McGrath se dan momentos brillantes, como la presentación del malvado protagonista mientras suena la estridente Welcome to the Jungle de Guns & Roses, el magnífico prólogo o las constantes referencias a Superman, no logra mantener de forma constante un ritmo trepidante de aventura, como en su día consiguió Los increíbles, ya que la trama decae en exceso en varios momentos.
Asimismo, el libreto no sabe aprovechar todas las posibilidades que ofrecen los personajes y sus conflictos, centrándose demasiado en uno de ellos: la necesidad existente entre héroes y villanos, planteada como una versión cómica de El protegido, de M. Night Shyamalan.
El mechandising manda. Ahora una producción no sólo busca rentabilidad en taquilla, sino también en la venta de camisetas, muñecos, juguetes y regalos. Ese empeño provoca que se descuide un tanto el proceso creativo.
Aún así, hay que reconocer que sus puntos fuertes, como las espectaculares secuencias de acción, la impresionante factura visual, la imponente banda sonora (con música original de Hans Zimmer y Lorne Balfe, además de conocidos temas de AC/DC, Elvis Presley y George Thorogood & The Destroyers entre otros) y lo simpático de algunos personajes, convierten a Megamind en un producto altamente recomendable.
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