lunes, 27 de diciembre de 2010

Los viajes de Gulliver





Valoración: Pasable

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sábado, 18 de diciembre de 2010

viernes, 17 de diciembre de 2010

lunes, 13 de diciembre de 2010

Franklyn


Valoración: Interesante

Dos años después de haber sido estrenada en el London Film Festival, en el Reino Unido, por fin llega a los cines españoles Franklyn, un complejo melodrama de corte fantástico, con tintes de thriller futurista, realizado por el debutante Gerald McMorrow, que proviene del mundo de la música y la publicidad.

El guión del propio McMorrow narra dos tramas paralelas buscando el efectismo. Éste consiste en ir dejando migas de pan por aquí y por allá, a modo de pistas, con el propósito de mantener al espectador atento, para después tratar de sorprenderlo con ciertos giros, presumiblemente inesperados.

El principal problema son ciertas incoherencias en la historia. El realizador británico no consigue conjugar con solvencia el Londres actual, con un universo denominado Ciudad Intermedia, de forma que la narración puede resultar confusa en algunos instantes.

En todo momento la película ofrece una sensación de déjà vu. Por ejemplo, los góticos decorados de Ciudad Intermedia, con un estilo futurista un tanto retro, recuerdan sobremanera a Dark City de Alex Proyas. Después está el personaje interpretado por Ryan Phillippe, un violento y amargado justiciero enmascarado que, para terminar de recordar a Rorschach de Watchmen, acumula un sinfín de monólogos voz en off durante todo el film.

Para terminar con las influencias, citar las vueltas de tuerca a lo M.Night Shyamalan, el ambiente asfixiante de Blade Runner, el tramo final de Magnolia de Paul Thomas Anderson, en clave de fábula del destino o la función de los clérigos y la religión como ley de Equilibrium de Kurt Wimmer.

En cuanto al elenco, un nombre destaca sobremanera: Eva Green. Su interpretación sobre una chica desequilibrada, que juega peligrosamente con la vida y la muerte, es excepcional. La acompañan un discreto Ryan Phillippe en el papel antes mencionado, un solvente Bernard Hill como preocupado padre en busca de su desaparecido hijo y un impersonal Sam Riley, muy poco implicado en su rol de romántico incurable.

En conclusión, McMorrow abre demasiados frentes, tantos que al final le resulta imposible cerrarlos todos. A los mundos paralelos hay que sumar el romance, la crítica a la religión, consideraciones filosóficas, dramas familiares, realidad, sueños, mitos, traumas de guerra... Resulta imposible profundizar en todo ello, con un metraje de menos de cien minutos.

Sin embargo, se las ha arreglado para narrarnos este tremendo embrollo de manera entretenida, lo cual siempre es de agradecer.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Megamind

El director de Madagascar, Tom McGrath, realiza Megamind, una revisión cómica de las películas de superhéroes basada en el siguiente argumento: ¿qué pasaría si Lex Luthor consiguiera, al fin, acabar con Superman?


Hace tiempo que el mundo de la animación se ha convertido en una guerra entre diferentes estudios. De momento Pixar va ganando con amplia ventaja sobre su inmediato seguidor, Dreamworks, que siempre parece ir varios pasos por detrás.

En 2004 Pixar maravilló al mundo con Los increíbles, la mejor película de animación sobre héroes con poderes hasta la fecha. Seis años después, dos estudios han imitado aquella fórmula, Illumination Entertainment con Gru, mi villano favorito y la mencionada Dreamworks con Megamind, ambas con extraordinarios resultados en coloridos y texturas, pero de inferior calidad cinematográfica al citado film de Brad Bird.


Megamind es un relato ingenioso y divertido, muy disfrutable para el público adulto, que gozará con un buen número de gags referenciales (Indiana Jones, Kill Bill, Karate Kid, Ironman...) pero quizá no tanto para el de más tierna edad. Ahí ha radicado siempre el éxito de Pixar, en saber confeccionar historias que realmente diviertan a grandes y pequeños.

A pesar de que en el film de McGrath se dan momentos brillantes, como la presentación del malvado protagonista mientras suena la estridente Welcome to the Jungle de Guns & Roses, el magnífico prólogo o las constantes referencias a Superman, no logra mantener de forma constante un ritmo trepidante de aventura, como en su día consiguió Los increíbles, ya que la trama decae en exceso en varios momentos.

Asimismo, el libreto no sabe aprovechar todas las posibilidades que ofrecen los personajes y sus conflictos, centrándose demasiado en uno de ellos: la necesidad existente entre héroes y villanos, planteada como una versión cómica de El protegido, de M. Night Shyamalan.


El mechandising manda. Ahora una producción no sólo busca rentabilidad en taquilla, sino también en la venta de camisetas, muñecos, juguetes y regalos. Ese empeño provoca que se descuide un tanto el proceso creativo.

Aún así, hay que reconocer que sus puntos fuertes, como las espectaculares secuencias de acción, la impresionante factura visual, la imponente banda sonora (con música original de Hans Zimmer y Lorne Balfe, además de conocidos temas de AC/DC, Elvis Presley y George Thorogood & The Destroyers entre otros) y lo simpático de algunos personajes, convierten a Megamind en un producto altamente recomendable.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Chloe

Atom Egoyan, realizador canadiense nacido en El Cairo, realiza Chloe, drama basado en un film francés de 2003 (Nathalie X de Anne Fontaine) que narra una truculenta historia de celos, infidelidades, traiciones e inseguridades.

El argumento tiene mucho de melodrama televisivo: una mujer, celosa ante la actitud de su marido, que flirtea habitualmente con atractivas jóvenes, decide ponerle una trampa contratando a una prostituta para que lo seduzca.

La protagonista en cuestión es Julianne Moore, que lleva a cabo una interpretación sublime, digna del Oscar que merece desde hace ya bastante tiempo. La actriz es el alma del film, al llevar por completo el peso de la historia, demostrando una encomiable capacidad para otorgar matices a su personaje.

Capaz de dar miedo cuando lanza miradas inquisitivas a su cónyuge, a quien ella cree infiel, también sabe transmitir lástima en momentos de inseguridad en los que roza la depresión, así como el éxtasis sexual cuando da rienda suelta a sus más bajas pasiones. Liam Neeson, en el rol de marido, mantiene bastante bien el tipo, pero la tercera en discordia, Amanda Seyfried, se ve eclipsada por el torrente de sensaciones ofrecido por el personaje principal.

No es habitual que un realizador de la personalidad de Egoyan acepte un remake por encargo, prestándose a un guión más lineal de lo que suele ser habitual en él. Pero todavía es más extraño que se contenga en las posibilidades visuales del relato, en concepto de “capacidad para perturbar al público”, a tenor de lo visto en otros films como Exótica o El liquidador.

Aunque hay contenido de sexo explícito, la narración es lo suficientemente hábil como para transmitir todos los sentimientos de los personajes sin caer en lo vulgar, a lo que también ayuda su preciosista puesta en escena.

El último tercio del metraje es lo peor de la película, al cambiar de estilo y convertirse en un mediocre thriller, de muy fácil desenlace, que no llega en ningún momento a las mínimas cotas de tensión exigibles por dicho género.

A buen seguro, muchos verán en él una versión lésbica de Atracción fatal, pero conviene recordar que este sobrevalorado film de Adrian Lyne no es sino un torpe plagio de Escalofrío en la noche, primera película de Clint Eastwood tras las cámaras.

Chloe es, pues, un buen estudio acerca de los sentimientos que pueden destrozar una familia, tales como el fin de la pasión, la desconfianza y los celos, perfectamente ligados al miedo que muchas mujeres tienen a envejecer. Su punto más destacable es la brillante interpretación de Julianne Moore y lo peor, desgraciadamente, el final, que no va en consonancia con el resto de la película.

Eso sí, hay que reconocerle un mérito de muy difícil consecución: supera con creces al film original en el que se basa.