sábado, 31 de julio de 2010

El equipo A


Valoración: Buena

Por fin ha llegado la adaptación cinematográfica de la celebérrima serie El equipo A. Hace ya varios años que se venía hablando de ella y, ciertamente, aquellos fans que crecimos con las andanzas del Coronel Hannibal Smith teníamos muchas ganas de revivir sus aventuras. Probablemente la nostalgia sea la causante de que mi opinión no sea demasiado objetiva y ponga al film mejor de lo que debería, pero una de las cosas que te permite esto del séptimo arte es la de trasladarte a otra época, con todo lo que ello implica en concepto de buenos recuerdos y por lo que a mí concierne, El equipo A lo ha conseguido.

Creo necesario dedicar una parte importante a los personajes, ya que fueron ellos quienes hicieron grande la serie. De los cuatro, el más conseguido, el que mejor refleja el espíritu acerca de quién fue, es Mad Murdock, algo que me ha sorprendido, pues no tengo en muy alta estima al protagonista de Distrito 9, Sharlto Copley. Creo que tanto sus locuras como su humor están a la altura de lo que Dwight Schultz hizo en los ochenta.

Sobre los otros tres, veo luces y sombras. Inicialmente se pensó en Bruce Willis para encarnar a Hannibal y creo que hubiese sido un acierto. Liam Neeson es un actor contrastado y ejecuta una buena interpretación como coronel del ejército, pero no es Hannibal. George Peppard dio vida a un personaje que sonreía en cualquier situación, por peligrosa que fuera, a la vez que soltaba comentarios ingeniosos que demolían por completo la moral de sus enemigos, es decir, lo que tan perfectamente ha hecho Bruce Willis en películas como Jungla de cristal, El último boy scout o cualquiera en la que protagonizara a un héroe de acción. Tampoco se ha explotado su gran faceta para los disfraces. Neeson es demasiado serio y sólo recuerda al memorable Peppard cuando dice aquello de "me encanta que los planes salgan bien".

El caso de Templeton Peck (en España apodado Fénix, en Estados Unidos Faceman) es similar. Para esta película se han limitado a poner al guaperas de moda (Bradley Cooper, uno de los protagonistas de la desternillante Resacón en Las Vegas). Así que el tipo pone toda clase de sonrisas, luce en cuanto puede sus abdominales, se mueve bien en el papel de conquistador, también resulta un eficiente timador, pero le falta la gracia que Dirk Benedict otorgó a este entrañable personaje, esa picardía no exenta de elegancia, así como el temor que solía profesar cuando escuchaba los temerarios planes de Hannibal.

Por último M.A. Baracus (en Estados Unidos B.A.) no me ha gustado. Imagino que Quinton "Rampage" Jackson (El vagón de la muerte) ha hecho lo que estipulaba el guión, pero Mr. T daba un miedo atroz mientras que este M.A. más bien parece un buen chico.

Sobre el desarrollo de la película, decir que Joe Carnahan (Ases calientes, Narc) es responsable de dirección y guión y, o bien los hermanos Scott (Ridley y Toni) le han atado de pies y manos o bien se ha notado en exceso que no tiene experiencia en grandes superproducciones.

El libreto, como ya hemos visto, no está demasiado acertado al definir a los protagonistas. Y en cuanto al argumento: muchísimo ruido y acción desmedida para algo tan simple como un comando del ejército ejecutando un plan para limpiar sus nombres. De hecho, el ruido es tan ensordecedor que apenas si deja escuchar las diferentes estrategias para planes o fugas, puntos fuertes de la serie original.

En cuanto a realización, prácticamente todo es cine de acción, la cual podríamos definir en tres grupos de secuencias: las buenas, las tipo Bourne y las delirantes. Las primeras son aquellas en las que uno puede apreciar la calidad de los efectos especiales, mientras es capaz de seguir el devenir de los personajes. Las segundas, como seguro os figuraréis, están protagonizadas por primeros planos y velocidad mareante de cámara, de tal manera que resulta imposible saber, a ciencia cierta, qué ha pasado. Y las delirantes son las que guardan similitud con aquella secuencia de Goldeneye, en la que Pierce Brosnan como James Bond desafiaba, de forma demasiado inverosímil, las leyes de la gravedad sobre una avioneta (y de este tipo hay unas cuantas).

Vais a decir que al final he criticado bastante la película, así que a lo mejor no he sido tan subjetivo como pensaba. ¿O sí? Os preguntaréis por qué la valoro con un siete y la respuesta es sencilla: a pesar de todos los fallos de adaptación, de no estar de acuerdo con parte de los actores elegidos y de censurar un guión en el que sólo hay tiros, explosiones y giros rocambolescos de cámara, he disfrutado en grande viendo la película. La razón la he esgrimido al principio: me he trasladado a los ochenta, con lo que he vuelto a disfrutar del grato recuerdo que tengo de mi infancia, con las ocurrencias de Hannibal mientras fumaba sus puros, las locuras de Murdock, la picardía de Fénix y las acciones de tipo duro de M.A. Y si además lo adornan con la espectacular Jessica Biel (El ilusionista, Blade III), mejor que mejor.

viernes, 30 de julio de 2010

El arte de la guerra 3: La venganza


Valoración: Muy mala

¿Cómo definir esta tercera parte de El arte de la guerra? Podríamos utilizar todo tipo de adjetivos calificativos como penosa, lamentable, prescindible, patética y todos los sinónimos que se os ocurran, pero creo que lo podría resumir en una frase: triste parodia del film original de 2000. Comparemos los diferentes apartados entre una y otra para ver la decadencia de la saga.

El protagonista ya no es Snipes. Si éste es un experto en artes marciales, lo que el nuevo agente Neil Shaw hace cada vez que da una patada o un puñetazo es sumamente irrisorio. El nuevo elemento es un tal Anthony Criss, apodado "Treach", a quien habréis podido ver en peliculitas menores de vídeo con títulos tan poco atrayentes como El chupacabra o Vengador (ésta última como compañero de un vetusto Steven Seagal).

Si el primer director, Christian Duguay, ya había dirigido un par de buenas películas de acción como Hilo Mortal con Pierce Brosnan y Caza al terrorista con nada más y nada menos que Donald Sutherland, Ben Kingsley y Aidan Quinn, este Gerry Lively ha trabajado, en su mayoría, como director de fotografía de películas de terror de Serie B, directamente salidas a vídeo, lo que se nota en la pésima puesta en escena de un film en el que hay un predominio excesivo de colores oscuros y lugares cerrados.

En cuanto al guión, el confeccionado por Wayne Beach en el film original era muy completo, con tramas, subtramas, personajes definidos, secundarios que conferían calidad al conjunto y una narración de alto ritmo salpicada de ingeniosos comentarios, mientras que aquí Joe Halpin (productor y escritor de telefilms) esgrime un desarrollo que trata de imitar a la primera en argumento (unos coreanos quieren sabotear una cumbre de la ONU, además de desarrollar su propio arsenal nuclear en Corea del Norte) sustituyendo los mencionados comentarios ingeniosos por contínuos y cansinos extractos del libro El arte de la guerra de Sun Tzu, a modo de sermones.

¿Y qué decir del elenco que acompaña al protagonista? Los Michael Biehn, Donald Sutherland o Anne Archer ahora son sustituidos por una exhuberante Sung Hi Lee a la que me ha costado reconocer con tanta ropa (ya que es más "modelo de internet" que actriz).

La diferencia en presupuesto es abismal, de forma que olvidáos de volver a ver trepidantes secuencias con efectos especiales y demás, porque esto es un producto para vídeo mientras que la original fue un importante estreno de cine (quizá debería haber empezado por ahí y haberme ahorrado toda esta parrafada).

Espero que no tengan la poca vergüenza de lanzar una cuarta parte.

El arte de la guerra 2: Betrayal


Valoración: Mala

Ocho años después de la magnífica película de acción El arte de la guerra, Josef Rusnak (Nivel 13) nos sorprendió negativamente con esta paupérrima secuela que poco o nada tiene que ver con la protagonizada por Wesley Snipes en el 2000.

Para que os hagáis una idea, esta segunda parte salió directamente a vídeo y, aunque la mayoría de la trama transcurre en Los Angeles, está rodada en Canadá. Creo que con estos datos ya os podéis imaginar que la peliculita no merece la pena.

Repite Snipes en su rol de Neil Shaw, pero la acción no continúa tras los sucesos acaecidos en la primera parte, sino que nos lo presentan como agente retirado, no se menciona en absoluto nada acerca de lo ocurrido con el personaje que interpretó en el film original Marie Matiko y el argumento se transforma en un drama de artes marciales no muy conseguido, con un alumno (Snipes) que va a visitar los restos mortales de quien fue su maestro y mentor.

De golpe y porrazo nuestro protagonista se ve involucrado en un complot para asesinar a varios senadores de importancia y, como es lógico, deberá hacer uso de sus capacidades para resolverlo. El problema estriba en que el presupuesto no da para mucho, así que las secuencias de acción y los efectos técnicos se verán reducidos de tal manera, con respecto al film original, que aquellos a quienes nos gustó la primera El arte de la guerra nos sentiremos abochornados e insultados.

Wesley Snipes ha visto cómo su carrera iba dando constantes pasos hacia atrás en este siglo XXI, ya que después de protagonizar la primera parte de esta trilogía (sí, todavía hay una tercera) y la saga Blade, ha ido encadenando desastres como Invicto, o Ladrones de mentes o Caos, además de una serie de penosas apariciones en productos de vídeo-club, nada halagüeñas.

¿Será el fin de la carrera de uno de los principales exponentes del cine de acción en los noventa? Teniendo en cuenta que acaban de condenarle a tres años de cárcel por evasión de impuestos, o bien sus dos últimas apariciones (Gallowwalker y Game of Death) son un éxito sonado o mucho me temo que la estrella de Snipes se apagará para siempre.

El arte de la guerra


Valoración: Notable

En 2000, Christian Duguay (Hilo mortal, Caza al terrorista) nos sorprendió con esta magnífica película de acción, dentro de un contexto político y de contraespionaje, protagonizada por uno de los mejores elementos del género: Wesley Snipes (Blade).

El primer punto a favor del film es su alto grado de entretenimiento, considerado por muchos un divertimento de primer orden dado que hay una buena y adictiva trama, adrenalíticas secuencias de acción como persecuciones, peleas y tiroteos, coreografiadas con precisión milimétrica, factura visual impecable y, como no podía ser de otra manera, situaciones que buscan el lucimiento de Snipes como maestro en artes marciales.

El guión de Wayne Beach (Asesinato en la Casa Blanca) narra de forma trepidante una historia bastante completa sobre un agente secreto (Snipes) que debe hacer, por un lado, todo lo que esté en su mano para evitar que se destruya un tratado de paz entre China y Estados Unidos y, por otro, limpiar su nombre. De esta manera deberá enfrentarse a "buenos" y "malos" durante todo el metraje, ahondando en lo que debe sentir un espía en esas situaciones en las que todo el mundo niega su conocimiento.

El elenco que acompaña al protagonista es de altura, con intérpretes de la talla de Donald Sutherland (M.A.S.H., Klute), Michael Biehn (Terminator, Aliens) o Anne Archer (Peligro inminente, La cocina del infierno) además de una belleza asiática como Marie Matiko (The corruptor, Mystery Men) y un villano típico de las películas orientales como el japonés Cary-Hiroyuki Tagawa (El último emperador, 007 Licencia para matar).

Sin embargo, a pesar de tanto nombre me gustaría destacar a uno de los secundarios, Maury Chaykin (Juegos de guerra, Harry e hijo) que encarna de forma magistral al típico policía veterano que, a la antigua usanza, comienza a atar cabos para ayudar a resolver el misterio.

En resumidas cuentas, una espléndida película que revitalizó el género de la acción en el inicio del nuevo siglo, con un libreto que trabaja bien historia y personajes, actores comprometidos, guiños a otras películas (en especial a Matrix), acción y suspense continuados, giros más o menos inesperados de guión... Como he dicho al principio, un divertimento de primera magnitud.

jueves, 29 de julio de 2010

El circo de los extraños


Valoración: Pasable

Tras las últimas aventuras juveniles adaptadas al cine, como Crepúsculo, Harry Potter o Percy Jackson y el ladrón del rayo, uno tiene cierto temor ante la posibilidad de ver una película de corte similar como El circo de los extraños, basada en la obra de Darren Shan (nótese que el protagonista de la historia tiene el mismo nombre). ¿Qué tiene en común con las tres mencionadas, aparte del carácter juvenil? Con Harry Potter y Percy Jackson el género fantástico y con Crepúsculo, el de vampiros. Afortunadamente El circo de los extraños, si bien me parece un film desaprovechado en ciertos aspectos que ahora valoraré, me dio una sensación de mayor calidad que Percy Jackson, las últimas del mago Potter o cualquiera de las insoportables historias de amor protagonizadas por Bella y Edward.

El director es Paul Weitz, realizador de Un niño grande y American Pie quien, casualmente, es hermano del responsable de Luna nueva, Christ Weitz (¡qué cosas!). La película nos narra la introducción de dos jóvenes en un universo vampírico en el que hay dos vertientes: unos se alimentan de seres humanos sin acabar con sus vidas (vampiros) mientras que otros son asesinos implacables (vampiranos). Actualmente hay tregua entre ambos clanes, aunque parece que no durará mucho. Personalmente creo que el guión profundiza muy poco en este conflicto y eso que uno de los responsables del libreto es alguien de la talla de Brian Helgeland, aunque viendo su currículum, hay que reconocer que podemos encontrar lo mejor (Mystic River, L.A. Confidential) y lo peor (Mensajero del futuro, Destino de caballero).

Los personajes no principales también están un tanto descuidados. Actores de la talla de Willem Dafoe (Spiderman, Platoon), Salma Hayek (Frida, Desperado) o Ken Watanabe (El último samurái, Memorias de una Geisha) interpretan a caracteres absolutamente desaprovechados, de tal manera que sólo aparecen para poner su nombre a modo de señuelo.

Y es que el meollo de la historia, la parte central, son dos amigos, ninguno de los cuales está contento con su vida, uno porque vive un drama personal y el otro porque sus padres le han planificado el futuro sin contar con él. Ambos entrarán en contacto con un circo lleno de frikis y sus existencias cambiarán por completo. Es ahí donde entra el juego el que posiblemente sea el mejor personaje de la película, el vampiro Larten Crepsley, magníficamente interpretado por John C. Reilly (Magnolia, Gangs of New York) que sabe dotar a su personaje de matices como, por ejemplo, la concepción que tiene de la vida un ente de más de doscientos años. Como es de imaginar, la relación entre los dos amigos (unos flojitos e inexpresivos Josh Hutcherson y Chris Massoglia, vistos en films como Viaje al centro de la tierra y The hole (2009), respectivamente) cambiará, de forma que el argumento podrá explotar, con mayor o menor acierto, sentimientos encontrados de amistad y odio.

Es curioso cómo cada vez más, las producciones cuidan muchísimo la estética, la puesta en escena y los efectos visuales, llevados aquí al detalle (salvo por el deficiente rodaje en ciertas secuencias de acción, en las que todo pasa tan rápido que apenas si llegamos a vislumbrar algo) mientras que se despreocupan por completo de algo tan importante como quiénes van a interpretar los roles principales. Así ocurre que se dan ciertos momentos durante la película, en los que no nos creemos lo que está pasando.

En definitiva, una producción que parece hecha más pensando en las posibles continuaciones (aunque habida cuenta del descalabro económico que supuso su estreno en Estados Unidos, es algo que está muy en el aire) que en sí misma, disfrutable por su narración ágil y desenfadada, interesante en ciertos puntos como una nueva visión de los vampiros, pero, desgraciadamente, fallida en aspectos como profundidad de historia y personajes. Y es que, pensar en segundas y terceras partes antes de terminar un primer film, nunca es algo que termine demasiado bien.

miércoles, 28 de julio de 2010

La montaña embrujada


Valoración: Pasable

Andy Fickman (Papá por sorpresa, Ella es el chico) dirigió en 2009 esta versión libre de la película homónima de John Hough en 1975. ¿Por qué la defino así? Porque apenas si tiene algo que ver con el film original.

Este remake de 2009 es una película infantil de aventuras y ciencia ficción en la que Dwayne Johnson (The Rock) deberá ayudar en su misión a unos niños provenientes de otra galaxia, que buscan la paz tanto en su planeta como en el nuestro.

El guión de Matt Lopez (El aprendiz de brujo, Más allá de los sueños) y Mark Bomback (La jungla 4.0) sigue todos los preceptos Disney, orientado claramente a lo que se conoce como cine familiar, con los convencionalismos que éste conlleva.

El contenido de la acción es elevado para su género. Había que aprovechar al protagonista, The Rock, que se desenvuelve a la perfección entre persecuciones y algún que otro puñetazo, mientras se comporta como un padrazo con los niños alien, interpretados adecuadamente por AnnaSophia Robb (Jumper, La cosecha) y Alexander Ludwig (Los seis signos de la luz). Los tres, junto con la ayuda de una científica, la atractiva Carla Gugino (Sin City, Ojos de serpiente) vivirán una alocada y veloz historia (así está narrada) huyendo a la vez de un malvado y terrible extraterrestre y de la agencia federal de turno terráquea, destinada a su caza.

Así pues una película más o menos entretenida, cuya principal aspiración es que toda la familia pase un buen rato junta, con visos de parodia y una importante carga sentimental en el tramo final, es decir, un film Disney.

Dragonball Evolution


Valoración: Muy mala

La más que evidente falta de imaginación que asola Hollywood hace que, de un tiempo a esta parte, las diferentes productoras no paren de adaptar (por decir algo) todo tipo de comics, video-juegos o series antiguas. En este desmedido afán por continuar haciendo negocio (porque no lo olvidéis: el cine es un negocio puro y duro) en 2009 le tocó el turno a la obra de Akira Toriyama, Dragon Ball, un cómic con muchísimos seguidores en el mundo entero.

A este respecto, los ejecutivos hollywoodienses lo tienen muy claro: "si un libro, un tebeo o un juego tiene una legión de fans, seguro que reventamos la taquilla simplemente con tomar los nombres de algunos protagonistas", Así pues, ¿para qué invertir tiempo y dinero en escribir una buena historia, contratar a un director que sepa de qué va esto y trabajar con un buen elenco de actores, si es negocio seguro?

Porque no os lo perdáis: el realizador es James Wong (Destino final, El único) que reconoció no saber nada acerca de Dragon Ball, a excepción de lo que le contaban sus hijos, que seguían la serie de televisión (y a quienes seguro hizo llorar al ver la película); el guionista, Ben Ramsey, contaba en su haber únicamente con dos libretos que eran auténticas "joyitas" como Equipo Mortal y De profesión asesino (no es de extrañar que llevase siete años sin escribir nada); por último, en lo que a actores se refiere, el protagonista, Justin Chatwin (La guerra de los mundos, Historia de un secuestro) es incapaz de expresar nada, el villano, James Marsters (Angel, Smallville) se limita a pasear su cuerpo verde por el escenario, la guapa de la película, Jamie Chung (Hermandad de sangre, Samurái Girl) luce palmito en plan modelo (que no intérprete) y el resto de la cuadrilla de Goku, entre los que destaca un nombre, Chow Yun-Fat (Tigre y Dragón, Asesinos de reemplazo) son simplemente ridículos.

El caso es que, en esta ocasión, el negocio no ha salido. La peliculita no fue precisamente un taquillazo y resulta que costó cien millones de dólares, lo que no entiendo dado el poco caché de director, guionista y actores. ¿Pensáis que se lo han podido gastar en efectos especiales? No lo creo, habida cuenta de la mediocre factura visual de la película, las pésimas caracterizaciones y las baratas y torpes secuencias de acción.

Así pues tenemos una historieta inventada (ya que poco o nada tiene que ver con el cómic ni con la serie de televisión) que no profundiza ni en la trama, ni en los personajes ni mucho menos en el universo creado por Toriyama (el cual es muy difícil, por su concepción, de ser adaptado a la gran pantalla) que sólo podrá gustar a niños de muy tierna edad por aquello de que es muy ruidosa y colorida, dada su estética videoclipera. Al resto, seguidores de Bola de Dragón Z o no, simplemente nos queda una ilusión: tener fe (expresión repetida hasta la saciedad en los temibles diálogos sin sentido del guión) en que el mal resultado económico haga que, al menos durante unos años, dejen en paz otras series anime de gran calado entre el público como, por ejemplo, Los caballeros del Zodiaco.

martes, 27 de julio de 2010

Frases de cine VIII

1.- El mundo ha cambiado. Lo siento en el agua. Lo siento en la tierra. Lo huelo en el aire. Mucho se perdió entonces, pero nadie vive ahora para recordarlo. Todo comenzó con la forja de los grandes anillos. Tres fueron entregados a los elfos, inmortales, los más sabios y honrados de todos los seres. Siete a los señores enanos, grandes mineros y artesanos de las cavidades montañosas y nueve, nueve fueron entregados a la raza de los hombres, que ansían por encima de todo el poder. En aquellos anillos residía el poder y la voluntad de gobernar a cada raza, pero todos ellos fueron engañados, pues otro anillo más fue forjado. En la tierra de Mordor, en los fuegos del Monte del Destino, el señor oscuro Sauron forjó en secreto el anillo regente para controlar a todos los demás. En ese anillo descargó toda su crueldad, su malicia y su voluntad de gobernar todo tipo de vida. Un anillo para gobernarlos a todos. Una a una las comarcas libres de la Tierra Media fueron sometidas por el poder del anillo. Pero hubo algunos que resistieron. Una última alianza de hombres y elfos lucharon contra el ejército de Mordor y en las lomas del Monde del Destino libraron su batalla por la libertad de la Tierra Media. La victoria estaba próxima, pero nada puede acabar con el poder del Anillo. Y fue en aquel preciso momento, desvanecida ya toda esperanza, cuando Isildur, hijo del Rey, recurrió a la espada de su padre. Sauron, el enemigo de los pueblos libres de la Tierra Media fue derrotado. El Anillo llegó a manos de Isildur, quien tuvo la oportunidad de destruir su mal para siempre. Pero el corazón de los hombres se corrompe con facilidad y el Anillo de poder goza de voluntad propia. Traicionó a Isildur hasta llevarle a la muerte. Y aquellos hechos que nunca debieron caer en el olvido se perdieron en el tiempo. La historia se convirtió en leyenda, la leyenda en mito. Y durante dos mil quinientos años, el anillo pasó desapercibido hasta que, cuando se presentó la ocasión, embaucó a un nuevo dueño. El anillo acabó en manos de la criatura Gollum, que lo ocultó en las profundidades de las Montañas Nubladas y allí le consumió. El anillo proporcionó a Gollum longevidad antinatural. Durante quinientos años envenenó su mente y en la lúgubre caverna de Gollum, esperó. La oscuridad anegó los bosques del mundo. Llegó el rumor de que una sombre crecía en el este. El murmullo de un temor sin nombre. El Anillo de Poder lo percibió. Su hora había llegado. Abandonó a Gollum. Pero algo ocurrió al margen de la voluntad del Anillo. Fue recogido por la criatura que menos cabía imaginar, por un hobbit, Bilbo Bolsón, habitante de la Comarca. Pero pronto llegaría el momento en que los hobbits tendrían en sus manos el destino de todos. – Cate Blanchett como narradora del prólogo en El señor de los anillos: la Comunidad del Anillo.


2.- ¿A quién crees que favorece Dios en la telaraña, a la araña o a la mosca?. - Thomas Kretschmann Leonor Varela en Blade II.

3.- ¡Qué bien os viene el Utrilla cuando hay que plantar cara a algún hijo de puta!. - Antonio Resines en Celda 211.

4.- Te equivocas, pato laqueado. Sé perfectamente lo que estoy diciendo. Puede que no sea la persona más agradable del mundo, pero me casé con la mejor mujer que ha pisado la faz de la Tierra. Y me esforcé. Ha sido lo mejor que me ha pasado con diferencia. Pero tú vas y dejas que Bruce Lee, Fumanchu y Jackie Chang se larguen con como se llame. – Clint Eastwood a Bee Vang en Gran Torino.

5.- Diálogo entre Michael Madsen (Preston) y Forest Whitaker (Dan) en Species: especie mortal:

-Preston: Nunca me han pedido que encuentre a alguien a quien no quieran muerto.
-Dan: Lo siento por usted.
-Preston: Yo lo siento por ella.

6.- En la exploración no se aprecian agentes biológicos, está limpio. Pulso 72, tensión arterial 12/8. Indicios de neurotoxinas, istamina, serotonina e inhibidores enzimáticos. Veneno de escorpión. También se detectan restos del antisuero de un veneno. Le habrían picado y luego administrado el antídoto. Aún así sus órganos internos no parecen afectados. Es extraordinario, es como si tuviera la capacidad de reducir su ritmo cardíaco para protegerlos. Y el hígado no está en buenas condiciones: No hay duda, se trata de él. - Diagnóstico médico para comprobar el estado de James Bond, tras haber pasado catorce meses sometido a torturas en una cárcel coreana en Muere otro día.

7.- Diálogo entre Clint Eastwood (Harry Callahan) y Felton Perry (Early Smith) en Harry el fuerte:
-Early: ¿Por qué me tienen lástima?
-Harry: No me extrañaría que estuvieran contando los días que te quedan de vida por ser mi pareja.
-Early: ¿Estás de guasa?
-Harry: No.
-Early: ¿Cuánto duró tu último compañero?

-Harry: Un par de semanas.


8.- Ponme a prueba, hija de puta. – Beyoncé Knowles a Ali Larter en Obsesionada.

9.- Diálogo entre Tommy Lee Jones (Marshall Sam Gerard) y Robert Downey Jr. (agente especial John Royce) en U.S. Marshalls:

-Sam: ¿Lleva algún arma?
-John: Una muy grande, ¿y usted?
-Sam: (entre risas) No se pase de listo conmigo (examinando su arma) ¿No tiene otra?
-John: Con ésa me basta.

-Sam: Consiga una y ésta no la saque a menos que yo se lo diga. Consiga una glock y guarde esa mariconada niquelada.


10.- Diálogo entre Cobra (Sylvester Stallone) y el Sargento González (Reni Santoni) en Cobra, el brazo fuerte de la ley, tras haber dado muerte el protagonista a un asesino en un supermercado:

-González: ¿Qué pasa?

-Cobra: Un gilipollas más que se ha levantado odiando al mundo.



11.- Sólo un idiota escupe en la cara de Dios. – Lambert Wilson a Paul Walker en Proyecto Lazarus.

12.- Una rosa y el SIDA son obras del mismo Dios. Cada una tiene su porqué. – Eusebio Poncela a Silke en Tuno negro.


13.- Veo que es cierto lo que dicen de los bateadores: sois muy, muy estúpidos. Yo soy un pitcher, Bobby, nosotros usamos el cerebro. – Robert de Niro a Wesley Snipes en Fanático.


14.- En la película Shrek, respuesta que el ogro da a unos despistados aldeanos que trataban de lincharlo (sin mucho éxito) y comentaban que los ogros comían carne humana: En realidad eso es propio de los gigantes. Los ogros son mucho peores: se hacen trajes con la piel fresca recién arrancada, abren de un tajo el hígado y exprimen la gelatina de vuestros ojos. Es deliciosa untada en pan.

15.- Espero que hoy no muera nadie. Quedaría mal en mi expediente. – Scott Lawrence en Avatar.


16.- Desacuerdos en la planificación del rescate de un general norteamericano con información vital, preso en un castillo alemán en la Segunda Guerra Mundial, entre Michael Hordern (Almirante Roland), Patrick Wymark (Coronel Wyatt Turner) y Donald Houston (Capitán James Christiansen) en El desafío de las águilas:


-Capitán James Christiansen: Existe otro camino, señor, con un ciento por ciento de garantías de éxito.
-Coronel Wyatt Turner: Ni el almirante Roland ni yo pretendemos ser omniscientes o infalibles. ¿En qué otra alternativa no hemos pensado?
-Capitán James Christiansen: En la de llamar a una escuadrilla de Lancasters con diez toneladas de bombas. Y no creo que nadie volviera a hablar en aquel castillo.

-Almirante Roland: Ni yo creo que usted haya comprendido la realidad de la situación. El hombre capturado, el General Carnaby, es un americano. Si acabáramos con él, me temo que el general Eisenhower abriría su segundo frente contra nosotros y no contra los alemanes. Es preciso guardar ciertas delicadezas en las relaciones con nuestros aliados.



17.- No tienes aspecto de que vayas a despertarte feliz. – Steven Seagal a un criminal al que acababa de dar muerte en The Glimmer man.

18.- No he sido yo la que ha visto a mamá muerta señalando a la novia chunga de papá. – Arielle Kebbel a Emily Browning en Presencias extrañas.


19.- Diálogo entre Bruce Willis (Detective Tom Hardy) y Dennis Farina (Capitán Nick Detillo) en Persecución Mortal:


-Detillo: Creí que ya no fumabas.

-Hardy: El chicle me cansa.


20.- ¿Ven mi culo? Pues no lo pierdan de vista. – Táctica empleada por Tom Sizemor en Salvar al soldado Ryan para que su escuadrilla atravesara la playa de Omaha el día D en la Segunda Guerra Mundial.

21.- Así es, una vez más un ovni ha aterrizado en Estados Unidos, el único país en el que los ovnis parecen querer aterrizar. – Un locutor de televisión dando las noticias en Monstruos contra alienígenas.


22.- Diálogo entre John Ratzenberger (Hamm – hucha cerdito), Tim Allen (Buzz Lightyear), Don Rickles (Mr. Potato) y Wallace Shawn (Rex) en Toy Story:


-Hamm: ¿De dónde eres? ¿Singapur, Hong-Kong...?

-Buzz Lightyear: Oh, no, en realidad estoy destinado en el Sector 4 del Cuadrante Gamma. Como miembro de la unidad del cuerpo de élite de los guardianes espaciales para la protección del universo, defiendo la galaxia de la amenaza de invasión del malvado Emperador Zurg, implacable enemigo de la Alianza Galáctica.

-Mr. Potato: ¿En serio? Yo soy de playskool.

-Rex: Y yo de Mattel. Bueno, en realidad no soy de Mattel, soy de una empresa más pequeña que fue comprada en una subasta de acciones.



23.- Diálogo entre Charlize Theron (Sylvia) y John Corbett en Lejos de la tierra quemada:

-John: ¿Qué pasa aquí? ¿Te tiras a quien quieres?
-Sylvia: Cuando dejes a tu esposa ya hablaremos.

24.- ¿Sabéis, chicos? Los vampiros no existen, pero si existiera uno y pensase que alguien lo sabe, podría asfixiarlos mientras duermen. – John C. Reilly a Josh Hutcherson y Chriss Massoglia en El circo de los extraños.


25.- Uno, dos, canta a viva voz, tres, cuatro, el hombre del saco, cinco, seis, decid lo que veis, siete, ocho, cómete un bizcocho, nueve, diez, ¿dónde está Fred?. – Mítica canción del hombre del saco en Pesadilla en Elm Street.



Anexo televisión:

-Veinte millones de muertes a nuestras espaldas. Si eso no nos eleva a la categoría de dioses, ¿qué lo haría?. – Dominic Monaghan a Jack Davenport en Flashforward.



lunes, 26 de julio de 2010

La nueva pesadilla de Wes Craven


Valoración: Interesante

Diez años después del éxito cosechado por la primera entrega de Pesadilla en Elm Street, Wes Craven decidió reconciliarse con New Line Cinema retomando su célebre personaje de Freddy Krueger. El problema era que, en el film anterior de la saga, habían matado de una manera definitiva a este memorable villano.

¿Cómo solucionar este pequeño inconveniente? Craven tuvo una idea brillante basada en un argumento típico de otros géneros: cine dentro del cine. Así, la película nos situaba a actores, director y productores, todos ellos interpretándose a sí mismos, en el año de estreno del nuevo film (1994). Resultaba curioso ver en pantalla a los propios Wes Craven (director, guionista y productor ejecutivo) y Robert Shaye (productor ejecutivo) tratando de convencer de nuevo al elenco original para que apareciese en una nueva Pesadilla en Elm Street.

A partir de aquí la cosa se complica, ya que los miembros del equipo de rodaje, incluídos los responsables de la parte técnica, empiezan a tener horribles pesadillas. Cuando muere el primero de ellos, comienza a planear la sospecha de que Freddy Krueger, como encarnación del mal, ha logrado traspasar los límites de la ficción para hacer de las suyas en el mundo real.

La idea de Craven fue bastante ingeniosa. En el film, él sueña con las secuencias antes de escribir cada capítulo del nuevo guión y, mientras tanto, éstas se van cumpliendo. El problema es que una vez superada la premisa inicial, el libreto no aprovecha al máximo todas su posibilidades, convirtiéndose en una continuación más, eso sí, con un relato mucho más propio del género de terror que las bromas que supusieron las partes cinco y seis.

Quizá el problema es que la historia se centra demasiado en Heather Langenkamp y su hijo, interpretado por Miko Hughes (Mercury Rising, Poli de guardería). Si Robert Englund (como sí mismo, claro) o John Saxon hubieran tenido más calado en la trama, creo que la película habría ganado muchos más enteros. Pero el guión peca de poca profundidad en ese aspecto, dejando una sensación de "lo que pudo haber sido y no fue".

Otro aspecto negativo es lo poco que aparece Freddy Krueger. Se vislumbran sus actos, uno siempre lo tiene presente, pero salvo en el tramo final, nunca es el verdadero protagonista.

Uno siempre tendrá esa espinita clavada de un guión al que le faltó algo de trabajo, sin embargo volver a disfrutar con alguna que otra secuencia memorable (a destacar las de la autopista y todo lo sucedido en el hospital), paladear una vez más la tensión de aquellos que saben que si se duermen morirán y asistir de nuevo a un tratamiento serio y novedoso de Freddy Krueger, mereció la pena.

Pesadilla en Elm Street: El origen


Valoración: Buena

Como seguidor de Wes Craven en general (creo que hay poco reconocimiento a alguien que lleva revolucionando y reinventando de forma inagotable el género del terror desde 1972) y de su mítico Freddy Krueger en particular, me sentí aterrorizado al enterarme de que Michael Bay iba a poner sus manos, como productor, en un remake de mi slasher favorito. Afortunadamente, tras ver la película he de decir que me siento gratamente sorprendido, pues no sólo se ha recuperado el espíritu del original de Craven (las últimas secuelas habían degenerado en demasía) sino que además, el realizador Samuel Bayer (proveniente del ruidoso mundo del video-clip) ha logrado algo muy difícil en la actualidad: hacerme pasar miedo y tensión viendo una película.

Para empezar, el guión escrito por Wesley Strick (El cabo del miedo, Lobo) y el debutante Eric Heisserer es una actualización del impecable film original elaborado en su día por Craven y no una absurda copia, como aquella lamentable versión de Psicosis con la que Gus Van Sant nos castigó en 1998. Evidentemente retoma ciertos elementos que encumbraron la obra de Craven, como aquel primer asesinato en el que la víctima parecía poseída, volando por la habitación chocando contra techo y paredes, así como las temibles cuchillas de Freddy emergiendo del agua de una bañera o el desenlace del relato, por citar algunos ejemplos. Lo bueno es que sabe recuperar esas míticas secuencias manteniendo la atmósfera de tensión y pavor.

La esencia del film original podía dividirse en dos partes: el villano como la maldad personificada y la angustia derivada de alguien que sabe que, si se queda dormido, morirá. Ambas recobran fuerza en esta versión, ya que algunos personajes están a punto de fallecer por una simple cabezada.

La puesta en escena, los efectos técnicos, la factura visual, la atmósfera asfixiante y terrorífica, el ritmo narrativo, la adecuada banda sonora y varios sustos muy bien conseguidos son la parte buena del film, además de los actores secundarios, en especial la atractiva Katie Cassidy (seguro que muchos recordáis su morboso y atrayente personaje de Sobrenatural) que sabe reflejar el terror en su rostro de tal manera, que uno empieza a sentir cosquilleos en cuanto la ve en peligro. Otros secundarios destacables son Thomas Dekker (Las crónicas de Sarah Connor) o Kellan Lutz (uno de los Cullen en Crepúsculo) que tiene un breve pero muy intenso papel.

Y ahora llega la parte negativa. Por seguir un orden, comenzaré por los actores principales. Jackie Earle Haley (Shutter Island, Watchmen) no tiene ni una cuarta parte del carisma que confirió Robert Englund a este personaje de culto. El hábil manejo de las situaciones por parte de director y guionistas es lo que asusta al espectador, pero no este Freddy Krueger. Después tenemos a los dos protagonistas "buenos", Rooney Mara (la hermana sosa de Kate) incapaz de variar su gris careto a lo Kristen Stewart (parece que se ha puesto de moda posar con tristeza en lugar de interpretar) aunque le claven una inyección de adrenalina en el corazón (importante guiño a Pulp Fiction) y Kyle Gallner (Smallville, Exorcismo en Connecticut) carente de talento para modificar de alguna manera su sempiterno gesto melancólico (vamos, que son tal para cual).

Después está la poca capacidad de sorpresa y misterio en la trama, ya que tras un sinfín de secuelas, todos sabemos quién es Freddy Krueger y por qué mata.

Por último, además del clamoroso error de cásting al contratar al sustituto de Robert Englund, el libreto falla a la hora de definir a este personaje, ya que le faltan las grandes dosis de ironía y su humor enfermizo y macabro, destacando su carácter maléfico muy por encima del humorístico, quizá porque querían romper con la imagen excesivamente soez y vulgar que ofreció Krueger en las últimas películas de la serie.

En resumidas cuentas y a pesar de los fallos comentados, esta revisión moderna de Pesadilla en Elm Street es un producto disfrutable por su buen tratamiento del género del terror y su capacidad para entretener. Los críticos profesionales la han maltratado a gusto (ellos mismos) y los excesivamente puristas, quizá hayan quedado defraudados con el personaje de Krueger. Opiniones habrá para todos los gustos, desde luego, pero os diré una cosa: soy un fiel seguidor de la saga y, en líneas generales, lo he pasado bastante bien con el visionado de este film. De hecho creo que las verdaderas tropelías contra la creación de Wes Craven se cometieron en las partes segunda, quinta y sexta. A partir de ahí, que cada uno saque sus propias conclusiones.

Freddy vs Jason


Valoración: Regular

Hace diez años que en Springwood no muere nadie. Desde la última vez que Freddy Krueger fue vencido, las autoridades locales se han encargado de ocultar toda su historia con el fin de que nadie le vuelva a tener miedo. La nueva generación de adolescentes no sabe qué ocurrió años atrás en el 1428 de la calle Elm, así que Freddy no tiene poder alguno para volver a aterrorizar a la población.

Sin embargo un genio del mal tan astuto como este villano siempre tiene un plan. Así que para volver a su reinado de terror, busca en lo más profundo del averno a otro psicópata ochentero, Jason Vorhees, a quien engaña, introduciéndose en sus sueños, para que regrese de entre los muertos, vaya a Springwood y comience a matar.

Al principio el plan de Freddy funciona: Jason siembra el terror y el caos y todo el mundo cree que es obra de Krueger, que ha vuelto. El miedo de los lugareños le vuelve fuerte pero con lo que no contaba era con la insaciable sed de sangre de Jason, que asesina a todo el mundo antes de que pueda quedarse dormido. Así las cosas, Freddy sigue sin poder matar y no tiene más remedio que enfrentarse a Jason en un combate de colosales proporciones.

Hacía diecinueve años que Wes Craven había ideado al mítico Freddy Krueger. Desde entonces las diferentes secuelas han destrozado y de qué manera a este personaje de culto. En 1994 el propio Craven lo dignificó un tanto en el film La nueva pesadilla, sin embargo no lo dejaron en paz, pues la gallina de los huevos de oro seguía siendo tan fructífera que había que continuar sacándole beneficio.

De este modo, en 2003 se estrenó este Freddy vs Jason, que volvió a enriquecer ampliamente las arcas de New Line Cinema. El nuevo director, el hongkonés Ronny Yu (La novia de Chucky) tenía las ideas claras: aprovechar el calado de dos personajes como Freddy Krueger y Jason Vorhees, introducir generosos desnudos y mucha sangre, emplear diálogos ridículos a modo de autoparodia, utilizar los típicos sustos que provocan el chillo fácil de las quinceañeras y ejecutar una realización que destacase en velocidad de narración, buena factura visual y magnífica fotografía. Como dijeron diecinueve años antes a Wes Craven en New Line, la hamburguesa perfecta para ser deglutida vorazmente por ese amplio sector que compone el público adolescente.

Así pues, mientras vamos rememorando los brutales actos cometidos por este par de slashers durante sus películas anteriores, las atractivas chavalitas ligeras de ropa (o sin ella) y los litros de sangre, el metraje pasa casi sin enterarnos hasta llegar al gran final, lo cual no es para tirar cohetes pero, teniendo en cuenta que el director es oriental y que el cine de terror proveniente de aquellos lares aburre en grado sumo, no está mal.

Esta disparatada y mediocre historia fue un intento de resucitar ambas sagas. En 2009 vimos el remake de Viernes 13, que resultó un tanto flojito y actualmente, en 2010, acabamos de ver el de Pesadilla en Elm Street, vilipendiado por la crítica estadounidense sin ningún tipo de razón, ya que esta vez sí estamos ante una buena película de miedo. El caso es que Freddy vs Jason supuso tal éxito en taquilla que ya se habla de un Freddy vs Jason 2 para 2012, curiosamente el mismo año en que está prevista una nueva película de Pesadilla en Elm Street... ¿No os duele la cabeza con tanto remake, secuela y demás? ¿A dónde se habrá marchado la imaginación de los guionistas hollywoodienses? Podrían hacer una película sobre este último interrogante, ¿no os parece?.

Pesadilla final: La muerte de Freddy


Valoración: Mala

En 1991 Rachel Talalay debutaba en la dirección cinematográfica con la que, supuestamente, iba a ser última entrega de las andanzas del cada vez menos temible y más cómico Freddy Krueger. El resultado fue tan malo que no es de extrañar que Talalay, tras dos mediocridades más de bajo presupuesto (Ghost in the machine, Tank Girl) se pasara al mundillo de la televisión para encontrar trabajo.

La serie de Pesadilla en Elm Street iba cuesta abajo y sin frenos. Si la quinta parte ya resultó inferior a las anteriores, ésta llegó a tocar fondo. El argumento vuelve a indagar acerca de los orígenes de Freddy Krueger, cambiando con total desfachatez e impunidad partes de su pasado, como el motivo por el que comenzó a matar a los hijos de los habitantes de Elm Street.

El argumento nos sitúa en Springwood, localidad en la que sólo queda vivo un menor de edad (el resto, como podéis suponer, ha yacido a manos de Krueger). Freddy quiere valerse de ese chico para introducirse en las pesadillas de adolescentes de otros lugares y así continuar matando. Después se complica un poco con la aparición en escena de su propia hija (obviando por completo todo lo sucedido en la quinta, donde parecía tener un hijo) aunque al final todo se reduce a lo siguiente: chavalitos que se quedan dormidos con una facilidad pasmosa (ya no hay tensión por el hecho de intentar mantenerse despiertos, simplemente cierran los ojos a conveniencia del libreto) a los que Freddy atormenta, acosa e insulta de forma soez y poco original (sólo se salva una secuencia que tiene como protagonista al audífono de un chico que padece de sordera).

Se supone que el aspecto fuerte de la película eran los efectos especiales, con un último tramo en tres dimensiones (sí, ya existían antes de ahora) más irrisorio que otra cosa (el momento en que desde la película avisan al público de que debe usar las gafas para disfrutar del 3D es patético). Sin embargo, los efectos de sonido tipo dibujos animados hacen que uno jamás pueda tomarse en serio esta producción. De hecho, entre el sonido y la pandilla en furgoneta que trata de resolver un misterio sobrenatural, parece que estamos ante una versión grotesca de las aventuras de Scooby Doo en lugar de visionando una película de terror.

Atendiendo al título, la película parecía estar confeccionada como colofón al mítico Freddy Krueger. Incluso durante los títulos de crédito finales se homenajea a toda la saga con sus mejores y más impactantes imágenes. Sin embargo, Wes Craven debió de pensar que su gran creación no merecía un final tan esperpéntico (con el paso del tiempo Krueger había pasado de ser un formidable villano a convertirse en un vulgar payaso) y tres años después escribiría y dirigiría una nueva y original entrega, con la que, de alguna manera, salvó la honra de su creación. Y menos mal, porque denostar así a todo un personaje de culto debería ser ilegal.

Pesadilla en Elm Street 5: The dream child


Valoración: Floja

Stephen Hopkins (Depredador 2, Los demonios de la noche, Perdidos en el espacio) fue el encargado de dirigir el quinto capítulo de la serie. Desde el principio observamos un claro cambio en las tendencias, asemejándose más al cine de terror juvenil de la época: mayor carga de desnudos, más sangre y más tacos.

El principal problema de los muchos que atesora esta producción, es la fractura con respecto al espíritu original de la saga, no tan grave como lo cometido en La venganza de Freddy (parte 2) pero por ahí andan los tiros: los protagonistas ya no se encuentran a salvo quedándose despiertos, por lo que toda la tensión que en ediciones anteriores se acumulaba, en los vanos intentos de las víctimas por no ser vencidas por el sueño, se ha perdido.

El trío de guionistas encabezados por Leslie Boehm (atención a sus joyitas: House III (y no precisamente el doctor que sale en la FOX), Daylight, El álamo versión 2004...) trató de dar un giro de tuerca a los comienzos de Freddy Krueger, mostrando lo que ya sabíamos: cómo su madre fue violada por un centenar de locos. A partir de ahí y tras un renacimiento un tanto irrisorio del malvado personaje, la protagonista (repite Lisa Wilcox tras sobrevivir en la cuarta entrega) queda embarazada, supuestamente por Freddy (no queda claro del todo) y el señor Krueger aprovecha los sueños del feto para acabar con las vidas de los amigos de la madre.

Si el argumento ya resulta demencial, observar cómo los antes ingeniosos y macarras comentarios de Freddy Krueger han dado paso a la vulgaridad, mientras que las otrora originales muertes ahora resultan repulsivas, dan una idea de lo que pasa con las productoras cuando ven dinero fácil: un mínimo gasto para un máximo beneficio, explotando el producto Krueger hasta que dejara de tener éxito y teniendo en cuenta que acaba de estrenarse la versión 2010, seguro que las arcas de New Line Cinema están a rebosar (incluso se habla ya de otra entrega para 2012). Cierto es que la producción mejora en efectos especiales, destacando una secuencia dentro de un cómic muy similar al video-clip de A-Ha, Take on me. Pero no es suficiente, ni mucho menos, para salvar la película.

Lo comenté en una ocasión: En New Line dijeron a Wes Craven que Freddy Krueger era la hamburguesa perfecta y a fe que acertaron, pues por malas que sean las continuaciones, seguimos viéndolas. Es el encanto de un villano que nos tiene atrapados. La prueba es que una vez más (1989) tuvo que combatir con otro estreno de la saga Halloween (también la quinta parte) y, de nuevo, no salió mal parada.

Dos años después se estrenó una nueva parte, titulada La muerte de Freddy... ¡Hay que ver cómo nos engañaron!

Pesadilla en Elm Street 4: The dream master


Valoración: Interesante

Con Pesadilla en Elm Street 4 se podría decir que la serie comenzó a cambiar el rumbo, dejando a un lado el terror para pasar, poco a poco, al humor y al entretenimiento. En ello tuvo mucho que ver la elección del nuevo director, Renny Harlin, con experiencia mayoritaria en el cine de acción y si no echad un ojo a su currículum: La jungla 2, Las aventuras de Ford Fairlane (donde también contó con Robert Englund), Máximo riesgo, Deep Blue Sea... De hecho, en toda su filmografía sólo encontramos tres films de terror: dos cuartas partes (la que hoy nos ocupa y El exorcista: el comienzo) y la prescindible La alianza del mal.

En esta entrega veremos a un Freddy excesivamente sarcástico y socarrón. Cada vez que comete un crimen tiene que soltar antes algo chulo, lo que provoca la risa en el espectador en lugar de miedo. No es del todo malo ya que tiene su gracia, sin embargo, en las posteriores películas, esta actitud en busca del humor cada vez más macabro en lugar de tratar de generar pavor entre el respetable, terminaría por degenerar hasta un punto en que llegaría a aburrir.

En el tramo inicial, veremos nuevamente a tres de los supervivientes de la tercera parte: Kristen (a quien no reinterpretó Patricia Arquette por haberse quedado embarazada, lo que supuso una reescritura del argumento y el uso de una nueva actriz, Tuesday Knight), Kincaid (Ken Sagoes) y Joey (Rodney Eastman). Los tres empiezan a sentir que Freddy ha vuelto y pronto lo padecerán en sus carnes, una vez más. A ellos se sumarán nuevos personajes, entre los que destacaremos a Alice (Lisa Wilcox) por ser una persona capaz de dominar el mundo de los sueños.

El libreto (que supuso el debut como guionista de Brian Helgeland, el contrastado escritor de L.A. Confidential, Mystic River o El fuego de la venganza) continúa evolucionando en torno al temible Freddy Krueger (magistralmente interpretado, una vez más, por Robert Englund) y a sus potenciales víctimas. Freddy lleva tantos muertos a cuestas en cuatro películas que ya ha terminado con los hijos de aquellos que lo quemaron en vida, así que debe servirse del último de ellos para poder entrar en las pesadillas de nuevos inocentes y así hacerse con sus almas. Mientras tanto, en el bando de los "buenos", aparece una interesante línea argumental en torno al traspaso de poderes, ya que la protagonista (la ya mencionada Lisa Wilcox) irá heredando las habilidades de aquellos que van falleciendo a manos del temible Krueger.

En cuanto a efectos especiales, esta cuarta parte mejora en la faceta visual, con secuencias ya míticas para el género como las almas tratando de salir del cuerpo de Freddy, la cama de agua, la trampa para cucarachas o la espeluznante escena de las cabezas de las víctimas a modo de ingredientes de pizza.

El problema es que, a pesar de la mejora en efectos y la ya mencionada evolución de villano y héroes, conforme nos acercamos al final del metraje, el film se vuelve repetitivo y previsible, defecto que, lamentablemente, iríamos viendo en los siguientes capítulos.

Pesadilla en Elm Street 4 está considerada por muchos como la más rocambolesca de todas. Hay más acción que en otras, el sentido del humor aumenta, el ritmo de narración es bastante ágil, su duración corta y, además, presenta ciertos guiños cinematográficos bastante divertidos hacia películas como Karate Kid o Tiburón, de forma que si bien la calidad comenzaba a bajar, todavía estábamos ante un producto de lo más disfrutable.

Siempre he creído que la saga Freddy Krueger debería haber sido una trilogía conformada por las películas 1, 3 y 4, pero ¿quién se atreve a acabar con la gallina de los huevos de oro? Esta cuarta parte volvió a ser un filón recaudatorio, a pesar de tener que competir directamente con la cuarta parte de Halloween, estrenada en Estados Unidos el mismo año (a España llegaría en 1989). Así que, una vez más, sólo habría que esperar un año para ver las nuevas aventuras de Freddy Krueger.

Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño


Valoración: Buena

Los guerreros del sueño debería haber sido la primera secuela de Pesadilla en Elm Street ya que, a diferencia de la pésima La venganza de Freddy, evoluciona a partir de donde quedó el film original.

Con Wes Craven y nada más y nada menos que Frank Darabont (La milla verde, Cadena perpetua) en el guión, el relato trata de profundizar tanto en Freddy Krueger (Robert Englund) como en los personajes que sobrevivieron a la primera parte: la protagonista, Nancy (Heather Langenkamp), que con el paso de los años se ha convertido en una psiquiatra especializada en trastornos del sueño (algo coherente teniendo en cuenta su pasado) y su padre, el teniente Thompson (John Saxon), como policía venido a menos que ahoga sus penas en el alcohol (también comprensible habida cuenta de lo sucedido en la primera película).

Además de definir bastante bien la citada evolución de estos personajes, el libreto aporta nuevos roles bastante interesantes, como el llevado a cabo por Patricia Arquette (Medium) interpretando a una chica que tiene un don: la capacidad de introducir a otras personas dentro de sus sueños. Esto dará juego para situaciones en las que un grupo de jóvenes (el llamado los guerreros del sueño) puedan aunar fuerzas para atacar al malvado Krueger, que hasta ahora sólo se había enfrentado a sus víctimas en concepto de uno contra uno.

Pero Freddy deberá sortear otro frente: el de su pasado. En esta tercera parte se ahondará en los orígenes de este villano con cuchillas en lugar de dedos, lo que dará pistas acerca de cómo acabar con él desde una perspectiva real, sin necesidad de entrar en su territorio, el mundo de los sueños.

Hay otro avance de lo más interesante en esta secuela: si los sueños, como decía Calderón de la Barca, sueños son, ¿por qué Freddy tiene que ser el único capaz de llevar a cabo hazañas extraordinarias? Los jóvenes asediados por Krueger darán rienda suelta a su imaginación buscando su "sueño feliz", de tal manera que, mientras duermen, desarrollaran poderes y habilidades que no poseen en la vida real, con el fin de acabar de una vez con su pesadilla.

En resumidas cuentas, estamos ante una magnífica segunda parte (sé que es la tercera, pero a mi modo de ver se comporta bajo los arquetipos de una primera continuación) que recupera la atmósfera de tensión del original (mérito del buen trabajo en la realización de Chuck Russell, director entre otras de Eraser y La máscara), además de la banda sonora de Charles Bernstein y experimenta significativos progresos en varios frentes: el sentido del humor macabro y socarrón de Freddy y su crueldad, las posibilidades de unas víctimas que toman la iniciativa, nuevas e ingeniosas maneras de asesinar, el concepto de Krueger como mal supremo al que hay que vencer con elementos del bien, un elenco de actores más completo (a los ya mencionados destacar la figura de un jovencito Laurence Fishburn, acreditado aquí como Larry Fishburn) y una última cuestión: el destape. Las dos primeras películas fueron un tanto recatadas, pero ésta, aunque sin excederse, tiene un momento picante lo suficientemente hábil como para no perder la elegancia.

Sólo un año después llegaría la cuarta entrega, motivada por el afán recaudatorio de New Line Cinema. Cuentan que el jefe del estudio dijo a Wes Craven, durante la primera película, que había ideado la hamburguesa perfecta y todos sabemos cómo devoran, al otro lado del Atlántico, este tipo de comida. Aún así, ya os adelanto que no defraudó. Sería a partir de la quinta cuando la saga comenzaría a perder fuerza (junto con la segunda, claro) pero de eso hablaremos en otro momento.