lunes, 26 de julio de 2010

Pesadilla en Elm Street 4: The dream master


Valoración: Interesante

Con Pesadilla en Elm Street 4 se podría decir que la serie comenzó a cambiar el rumbo, dejando a un lado el terror para pasar, poco a poco, al humor y al entretenimiento. En ello tuvo mucho que ver la elección del nuevo director, Renny Harlin, con experiencia mayoritaria en el cine de acción y si no echad un ojo a su currículum: La jungla 2, Las aventuras de Ford Fairlane (donde también contó con Robert Englund), Máximo riesgo, Deep Blue Sea... De hecho, en toda su filmografía sólo encontramos tres films de terror: dos cuartas partes (la que hoy nos ocupa y El exorcista: el comienzo) y la prescindible La alianza del mal.

En esta entrega veremos a un Freddy excesivamente sarcástico y socarrón. Cada vez que comete un crimen tiene que soltar antes algo chulo, lo que provoca la risa en el espectador en lugar de miedo. No es del todo malo ya que tiene su gracia, sin embargo, en las posteriores películas, esta actitud en busca del humor cada vez más macabro en lugar de tratar de generar pavor entre el respetable, terminaría por degenerar hasta un punto en que llegaría a aburrir.

En el tramo inicial, veremos nuevamente a tres de los supervivientes de la tercera parte: Kristen (a quien no reinterpretó Patricia Arquette por haberse quedado embarazada, lo que supuso una reescritura del argumento y el uso de una nueva actriz, Tuesday Knight), Kincaid (Ken Sagoes) y Joey (Rodney Eastman). Los tres empiezan a sentir que Freddy ha vuelto y pronto lo padecerán en sus carnes, una vez más. A ellos se sumarán nuevos personajes, entre los que destacaremos a Alice (Lisa Wilcox) por ser una persona capaz de dominar el mundo de los sueños.

El libreto (que supuso el debut como guionista de Brian Helgeland, el contrastado escritor de L.A. Confidential, Mystic River o El fuego de la venganza) continúa evolucionando en torno al temible Freddy Krueger (magistralmente interpretado, una vez más, por Robert Englund) y a sus potenciales víctimas. Freddy lleva tantos muertos a cuestas en cuatro películas que ya ha terminado con los hijos de aquellos que lo quemaron en vida, así que debe servirse del último de ellos para poder entrar en las pesadillas de nuevos inocentes y así hacerse con sus almas. Mientras tanto, en el bando de los "buenos", aparece una interesante línea argumental en torno al traspaso de poderes, ya que la protagonista (la ya mencionada Lisa Wilcox) irá heredando las habilidades de aquellos que van falleciendo a manos del temible Krueger.

En cuanto a efectos especiales, esta cuarta parte mejora en la faceta visual, con secuencias ya míticas para el género como las almas tratando de salir del cuerpo de Freddy, la cama de agua, la trampa para cucarachas o la espeluznante escena de las cabezas de las víctimas a modo de ingredientes de pizza.

El problema es que, a pesar de la mejora en efectos y la ya mencionada evolución de villano y héroes, conforme nos acercamos al final del metraje, el film se vuelve repetitivo y previsible, defecto que, lamentablemente, iríamos viendo en los siguientes capítulos.

Pesadilla en Elm Street 4 está considerada por muchos como la más rocambolesca de todas. Hay más acción que en otras, el sentido del humor aumenta, el ritmo de narración es bastante ágil, su duración corta y, además, presenta ciertos guiños cinematográficos bastante divertidos hacia películas como Karate Kid o Tiburón, de forma que si bien la calidad comenzaba a bajar, todavía estábamos ante un producto de lo más disfrutable.

Siempre he creído que la saga Freddy Krueger debería haber sido una trilogía conformada por las películas 1, 3 y 4, pero ¿quién se atreve a acabar con la gallina de los huevos de oro? Esta cuarta parte volvió a ser un filón recaudatorio, a pesar de tener que competir directamente con la cuarta parte de Halloween, estrenada en Estados Unidos el mismo año (a España llegaría en 1989). Así que, una vez más, sólo habría que esperar un año para ver las nuevas aventuras de Freddy Krueger.

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