jueves, 22 de julio de 2010

Toy Story


Valoración: Notable

En 1995 Pixar revolucionó el mundo de la animación con el primer largometraje de dibujos animados confeccionado por completo por ordenador. Hacía ya diez años desde que este instrumento se utilizara por primera vez; fue en la producción de Spielberg, El secreto de la Pirámide. ¿Por qué nombro esta película? Por dos cuestiones: ser la primera referencia existente del uso del ordenador y contar con John Lasseter en el apartado de efectos visuales.

Lasseter aportó toda su experiencia adquirida desde que en 1979 llevó a cabo su primer corto (Lady and de Lamp) en Toy Story, una maravillosa cinta de animación con un logro que superaría al apartado técnico: un guión capaz de entusiasmar a público de todas las edades, máxima que Pixar ha seguido hasta la fecha.

Para ello hace falta un guión de calidad, uno que sepa profundizar en los personajes a la vez que cuente una historia interesante. Todo ello se cumple. Con un guión escrito, entre otros, por el propio Lasseter y Joss Whedon (Buffy la Cazavampiros, Serenity), Toy Story nos sumerge en un relato en que los juguetes infantiles cobran vida propia cuando los humanos no están mirando (argumento explotado previamente en películas clásicas). Cada uno de los juguetes representa un personaje entrañable, que tiene su símil en la vida real, entre los que destacaremos a los dos protagonistas: Woody, un vaquero con pose de tipo duro y resuelto que, en el fondo, padece un gran miedo al rechazo y Buzz Lightyear, un héroe fanfarrón muy seguro de sí mismo, que ve su mundo hundido cuando toma conciencia de lo que es en realidad.

La película tiene varios momentos dignos de mención: desde las misiones de los soldaditos comandadas por Woody para saber qué está haciendo Andy (el niño que juega con todos ellos) hasta una frenética persecución por la ciudad, pasando por momentos de terror muy bien conseguidos (referentes al malvado niño que vive en la casa de enfrente) y situaciones cómicas tan frescas como inteligentes.

Con un ritmo narrativo muy ágil, Lasseter nos ofrece situaciones de amistad, perdón, valentía, miedo y celos, que tendrían cabida en una película sólo para adultos, hábilmente tratadas para que los más peques también puedan comprenderlas, todo ello huyendo sabiamente del moralismo barato de Hollywood que tantas veces hemos denostado. Particularmente creo que ésta es la verdadera grandeza del film, por encima incluso de su impresionante factura visual.

Desde aquel momento Pixar se convirtió en referente mundial, compitiendo ferozmente con Dreamworks, lo que devino en un goce para el espectador, dada la gran cantidad de películas de dibujos animados de alta calidad creadas desde entonces.

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