martes, 21 de octubre de 2008

El niño con el pijama de rayas

Valoración: Notable

El británico Mark Herman ("Little Voice") dirige esta fiel adaptación de la fabulosa novela homónima de John Boyne. El film consigue la difícil tarea de narrar las atrocidades nazis cometidas contra el pueblo judío en la época de la Segunda Guerra Mundial sin necesidad de recurrir a imágenes efectistas ni desagradables. Para ello toma la visión de un niño, que cuenta con toda la inocencia del mundo su punto de vista acerca de aquella barbarie.

Los niños son puros y siempre cuentan la verdad. Además ellos perciben los hechos de forma objetiva, sin malicia, de tal manera que las acciones son blancas o negras, es decir: algo está bien o mal según la naturaleza del acto en sí y no dependiendo de quien lo cometa.

La historia entre el mencionado niño, el hijo de ocho años de un Comandante de las deplorables SS y otro pequeño de la misma edad, prisionero judío en un campo de concentración, es tan tierna como dura, ya que, acorde con la sinceridad que conlleva la infancia, nos muestra la tremenda realidad del genocidio, desde el intento de cubrir sus huellas mediante mentiras propagandísticas (recordemos al ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels: "repetid una mentira tantas veces como sea necesario para convertirla en verdad") hasta el momento en que la realidad sale a la luz de la forma más trágica posible.

De antemano podría parecer que la película pudiera ser aburrida en ciertos tramos, pero no es así. El ritmo es el correcto en cada fase del film, pausado al inicio, generando atracción poco a poco y culminando en un clímax de tensión que llegará a cortarnos la respiración.

Buenas interpretaciones (en especial Vera Farmiga como ilusa esposa del comandante Nazi y, por supuesto, Asa Butterfield, el niño protagonista), correcta ambientación y tono de película de época en este notable film, el cual recomiendo encarecidamente a todos su visionado, pues se trata de cine de calidad incuestionable.

sábado, 18 de octubre de 2008

Max Payne

Valoración: Floja

El mediocre realizador John Moore ("Tras la línea enemiga", "El vuelo del Fénix") ha sido el encargado de llevar a la ficción cinematográfica a "Max Payne", un excelente videojuego que ha marcado época. No era muy complicado crear una buena película aprovechando todo lo que ofrecía el juego en cuestión (de hecho con seguir el guión del mismo hubiera bastado) pero la poca calidad tras las cámaras unida al guionista novato Beau Thorne, íntimo amigo de una calamidad como el tejano Bryan Bertino ("Los extraños") han supuesto una pérdida de oportunidad importante ante las grandes posibilidades que ofrecía el relato de "Max Payne".

Para continuar con la sucesión de descalabros, el director de casting debe de ser otro "genio", pues no se le ha ocurrido otra cosa que colocar como protagonista a Mark "rigidez facial" Wahlberg, lo que ha terminado de minar el carisma del personaje. Max Payne es un antihéroe, alguien que lo ha perdido todo y que sólo vive por venganza, por lo que las normas no funcionan para él. Si Bruce Willis tuviera quince años menos, es un rol que le habría venido como anillo al dedo, pero se han decantado por el ex-Back Street Boy y así les ha ido. Por lo visto en la academia de interpretación a Wahlberg le enseñaron que fruncir el ceño y ponerse chulo es lo mismo, de tal manera que cada día recuerda más a otro de los máximos exponentes de la sección del museo de cera de Hollywood: Steven Seagal. De hecho, el único actor de todo el elenco que realmente aporta algo a la película es Amaury Nolasco (el famoso Sucre de "Prison Break") lo cual no es demasiado halagüeño.

No todo es malo en "Max Payne". Hay que reconocer que su fabulosa ambientación logra que quienes hemos jugado a dicho videojuego comencemos a ver la película con muchas ganas. La estética es sublime, pero no sólo de decorados vive el cine.

Y en cuanto a la acción, ésta prácticamente no existe, lo cual es un insulto pues debería haber tenido una carga importante dadas las características de la historia original. Hay dos tiroteos en todo el metraje y uno de ellos es patético, pues tratan de introducir con calzador una escena en la que poder utilizar el famoso recurso que "Matrix" puso de moda, el "Bullet time", simplemente porque es una de las opciones del juego.

En resumidas cuentas, esta bochornosa película nos lleva a una contradicción: Es visualmente impecable; lástima que no se deje ver.

sábado, 11 de octubre de 2008

La conspiración del pánico (Eagle Eye)

Valoración: Regular

Las tres figuras más importantes de una película son, por este orden, productor, director y guionista. Para entender ciertas cosas de “La conspiración del pánico”, debemos detenernos a estudiar este asunto. Por un lado, hay hasta cinco guionistas (Eli Attie, John Glenn, Dan McDermott, Hillary Seitz y Travis Wright) para intentar escribir un relato concebido por el propio Spielberg (mal asunto); por otro tenemos a un director con un nombre de pila (D.J.) que no aporta ninguna tranquilidad y cuyos antecedentes no son nada halagüeños (“Vidas ajenas”, “Apostando al límite”, “Disturbia”). Pero como quien pone el dinero y la historia es el gran Spielberg, uno tiene ciertas expectativas favorables hacia la película... Así que, cuando termina su visionado, sólo un pensamiento llega a la cabeza del sufrido espectador: ¡Qué increíble decepción!.

Resulta complicado poner de acuerdo a tanto guionista así que lo normal es que, al final, este film viva más de sus efectos especiales y de las interpretaciones que del guión, el cual empieza muy bien con una trama en clave de thriller de espías, con algunos toques hitchcockianos y un importante paralelismo con “Matrix”, narrada con un ritmo más que aceptable, llegando a resultar interesante e inquietante. El problema es que aproximadamente a mitad de película, el género cambia de repente para dejar de ser un film muy similar en muchos aspectos a "Enemigo público" y convertirse en una historieta de ciencia ficción de los ochenta, calcada a los innumerables largometrajes que surgieron en aquella época relacionados con la inteligencia artificial, lo cual da una idea del lío mental que tenía el equipo de escritores con los que Spielberg contaba. Llegados al tramo final, el film recupera en parte la tensión inicial pero, a la hora del remate, un último minuto de patetismo, perdón, de patriotismo chovinista, termina de destrozar la función.

Como ya he comentado antes, ante esta situación eran de esperar unos efectos especiales impecables, sobre todo tratándose de la factoría Spielberg. Ciertamente todas las explosiones son visualmente más que correctas y las persecuciones de las que está plagado el film resultan vertiginosas, pero ¿cómo es posible que en una película donde la acción termina resultando lo más importante no se den ni tiroteos en condiciones ni una sola buena pelea? Además, tampoco hay originalidad ya que todas las secuencias de este tipo suenan a “déjà vu” (sobre todo una calcada a “La jungla 4.0”, aunque de inferior calidad).

Así que nos queda un reparto que poco puede hacer ante el maltrato del guión hacia los diferentes caracteres. Para sobrevivir a esta producción habría hecho falta contar con auténticos buques insignia del séptimo arte. Shia LaBeouf (el hijo de Indiana Jones) cumple, pero no es Tom Cruise (es un personaje que habría venido como anillo al dedo al Cruise de hace unos cuantos años, claro). Michelle Monaghan (“Misión imposible 3”) también resulta creíble en su rol, pero no es Lyv Tyler (alguien que habría resultado perfecta). Y, desde luego, el agente del FBI que tiene que intentar juntar las piezas del puzzle para su resolución, Billy Bob Thornton, no es mal actor pero ni se acerca a Kiefer Sutherland, que habría dotado a su personaje de muchísimo más carisma y, a buen seguro, más solvencia. Por si esto fuera poco, la mejor intérprete de todo el elenco, Rosario Dawson (“Alejandro Magno”), es con diferencia lo más desaprovechado del film, limitándose a cumplir una insultante función de mujer florero para una actriz de su talla.

En resumidas cuentas: un guión que nos deja fríos a mitad de película, unos actores que cumplen pero sin extralimitarse, unos efectos técnicos brillantes de ejecución pero incompletos en su desarrollo, una dirección mediocre y carente de imaginación... Teniendo en cuenta todo esto, lo mejor de la película, con diferencia, fue su tráiler, lo cual es un arma de doble filo porque si bien un buen avance puede llegar a ser un imán para atraer a público al cine, al final la decepción ante tanta mediocridad resulta muchísimo mayor y, desde luego, el boca a boca se correrá, haciendo que tras el primer fin de semana la recaudación baje en picado. ¡Qué pena!.

Babylon A.D.

Valoración: Mala

Cuando Vin Diesel empezó en esto del cine, algún "visionario" se atrevió a decir que era el digno sucesor de Bruce Willis por aquello de su chulería y tal. Simplemente fijándonos en las dotes interpretativas entre uno y otro (Willis es un genio y Diesel un despropósito interpretativo), la comparación ya es insultante, pero si además observamos la calidad de las películas en las que interviene uno y otro, habría que decir que Vin Diesel va más en la línea de Van Damme o Seagal, ya que las producciones en las que aparece cada vez son peores.

Es el caso de "Babylon A.D.", una película menor de Mathieu Kassovitz ("Los ríos de color púrpura") que tiene muchas aspiraciones pero que termina siendo una gran mediocridad. Hace falta ser iluso para creer que por el hecho de complicar una trama tratando de entremezclar el fanatismo religioso con el terrorismo y lo fantástico un guión ya es bueno. Puede que la idea esté bien (aunque carezca por completo de originalidad) pero si ésta no está bien narrada, la historia se convierte en algo carente de sentido que trata de vivir de la chulería de su protagonista (y como éste no es Bruce Willis, la película se va al garete).

El talento real de nuestro protagonista está en los músculos, ya que no tiene demasiada gracia cuando se pone irónico. Pero, teniendo en cuenta que las secuencias de acción son demasiado toscas y las peleas a puñetazos no son nada del otro mundo, el fiasco final es monumental.

No sé qué pinta un intérprete como Gérard Depardieu en este despropósito, supongo que lo habrán untado bien de dinero porque si no, no se explica. En todo caso, mi recomendación es clara: huid de esta película como si transmitiese la peste.

miércoles, 8 de octubre de 2008

La carrera de la muerte (Death Race)

Valoración: Interesante

En 1975, Roger Corman produjo una película titulada "La carrera de la muerte del año 2000", un film bastante mediocre protagonizado por un joven Sylvester Stallone y por David Carradine. Ahora, treinta y tres años después, también con Corman en el proyecto, el director de "Resident evil" Paul S. W. Anderson, escribe y dirige un supuesto remake de la peliculita mencionada. ¿Por qué supuesto? Porque sólo es similar a la original en el título, ya que realmente parece una versión motorizada de "Perseguido" de Arnold Schwarzenneger.

El leit motiv del film es una feroz crítica hacia la televisión y hacia lo que ésta nos podría deparar en un futuro no muy lejano, bajo un contexto de crisis globalizada muchísimo peor que la que ahora mismo asola España (aunque haya quien intente hacernos creer que todo va bien). Para olvidar el paro y las penurias, una penitenciaría adquiere un contrato televisivo sobre brutales carreras de coches en las que todo vale, incluso el asesinato (es decir, el mismo problema que tuvo el fornido Arnold en "The Runing Man").

Anderson es un realizador especializado en películas de terror de dudosa calidad, pero todavía es peor director de acción, teniendo como referente la paupérrima "Mortal Kombat". Sin embargo hay que reconocer que ha sabido reinventar esta película para convertirla en un film más que aceptable dentro de este género: adrenalina a raudales, combates sangrientos, ritmo supersónico, tipos muy duros y bellezas muy atractivas... Es decir, un gran divertimento que no aporta nada nuevo, en definitiva, lo que la película prometía.

Hay un pequeño hilo argumental para hilvanar toda la parafernalia de violencia y destrozos repartidos por todo el metraje e incluso algún pequeño giro efectista, lo cual es de agradecer pues así da cierta sensación de película. Y es que el punto fuerte de toda la producción son sus impactantes efectos especiales con una factura visual de altura y ciertas reminiscencias a "The fast and the furious" y "Rollerball".

En el reparto son dos los actores que destacan por encima del resto. El primero, obviamente, el protagonista, Jason Statham, que sigue mostrándose como el joven padawan del gran Bruce Willis con papeles de tipo extremadamente duro y sarcástico, aunque sin llegar a la categoría del héroe de "La jungla de cristal". Statham se mueve como pez en el agua en un rol que le va como anillo al dedo, lo que dota al film de más diversión. El segundo es Ian McShane (el villano de "Deadwood"), que demuestra sus dotes en la interpretación al conseguir captar la atención del público siempre que aparece en pantalla, a pesar de ser un personaje secundario. Ahí radica la diferencia entre un buen actor y un auténtico paquete como Tyrese Gibson, enemigo acérrimo de Statham (serían Stallone y Carradine respectivamente en el film original) que no consigue sacar ningún tipo de chispa a su penoso personaje y eso que los malos son los que más juego dan en la gran pantalla.

Así pues tenemos acción, diversión, morbo y poco que pensar en una película a la que me cuesta calificar de remake no sólo por lo antes comentado, sino porque olvida por completo la parte más original del relato de 1975, donde el campeón era quien más peatones inocentes lograba atropellar durante la carrera. ¡Eso sí que fue una auténtica denuncia hacia la violencia en televisión!.

Reflejos (Mirrors)

Valoración: Notable

Tras ver la nueva película del director francés Alexandre Aja, "Reflejos", no puedo por menos que aplaudir: ¡Por fin una buena historia de terror! La verdad es que tenía ciertos temores, totalmente fundados, al tratarse del realizador de esa peliculita de mal gusto y peor calidad llamada "Las colinas tienen ojos", pero he de reconocer que me he visto gratamente sorprendido ante un film que supera ampliamente al resto de películas del género en cartel ("Passengers" y "Los extraños") además de a la película original en la que está basada (la coreana "El otro lado del espejo").

"Reflejos" cumple con muchos de los requisitos del cine de terror: trama intrigante, sustos bien repartidos, sorpresas, mucha tensión... Pero, sobre todo, consigue dar miedo en varias partes del metraje, algo que parecía una misión imposible en el cine actual. La estética está muy bien cuidada, con excelentes planos que buscan reflejos en cualquier parte, siendo fiel al leit motiv de la película: el mal a través del espejo. Lo mismo ocurre con la sobria puesta en escena, la factura visual y los elegantes efectos técnicos, así como una pequeña dosis de gore de la que el señor Aja parece no saber prescindir, aunque afortunadamente está bastante comedido en este menester.

Si bien vengo protestando desde hace tiempo porque la principal causa del bajón del cine de terror es el poco talento que suele exhibir, en esta ocasión no tengo ninguna queja ya que el protagonista es don Kiefer Sutherland, que hace honor a su padre (el gran Donald Sutherland) con toda una lección magistral de interpretación. Kiefer Sutherland demuestra que no es sólo el temible Jack Bauer de "24", sino que es capaz de dotar a un personaje de todo tipo de registros, desde el llanto más desgarrador hasta la furia más incontenida, pasando por estados anímicos tan diferentes como la ansiedad, la depresión y, posteriormente, la determinación de quien sabe que debe comportarse como un héroe para resolver una situación imposible.

El resto del reparto secunda muy bien a Sutherland, destacando a la bellísima Paula Patton (su parecido físico con Halle Berry lo explica todo). También aparecen Amy Smart ("El efecto mariposa") y Jason Flemyng ("La liga de los hombres extraordinarios") como actores más conocidos.

Así pues tenemos una película que hace honor a su género, bien interpretada, con una trama lógica que va enganchando gracias a un suspense muy bien conseguido (muy diferente del terroríficamente aburrido terror oriental) con buenas secuencias de acción, sustos logrados, algún que otro punto de originalidad, bien ambientada y que además está rematada con un final muy satisfactorio, ideal para este tipo de género. De hecho, su único punto inverosímil , absolutamente increíble, es que el todopoderoso Jack Bauer lleve un año deprimido por haber matado a una única persona... ¿Es que Alexandre Aja no ve la televisión?