domingo, 29 de noviembre de 2009

Pandorum


Valoración: Floja

Pandorum
es un thriller psicológico de ciencia ficción producido por Paul W.S. Anderson (Resident Evil) y dirigido por Christian Alvart (Expediente 39). Con esta pareja al frente del proyecto, no es de extrañar que la película sea un refrito de Alien el octavo pasajero, Pitch Black y Horizonte final, con movimientos de cámara más propios de los video-juegos que del cine.

El argumento se mueve entre lo post-apocalípitico y lo angustioso. Dos miembros de una tripulación espacial despiertan de sus respectivas cápsulas de hibernación con amnesia. A la vez que van recuperando sus recuerdos, deben investigar por qué están allí. En el proceso descubrirán que no están solos. O lo que es lo mismo: el guión no se va a llevar ningún premio por su originalidad.

El fuerte de la película está en las formas. Consigue una atmósfera oscura, opresiva y claustrofóbica quizá excesiva. Me refiero a que está bien que haya momentos de tensión e intriga, pero cuando todo el film apunta constantemente hacia la misma dirección, lo que durante un rato resulta atractivo y adictivo, termina por convertirse en algo tedioso y aburrido.

De vez en cuando hay insertados ciertos sustos (unos conseguidos y otros no) además de varias secuencias de acción que calificaré como mínimamente aceptables, que vienen bien para salir del hastío generado por la forma en que se ha concebido el relato. Sin embargo, no son suficiente como para salvar un mal guión, que sólo profundiza en uno de sus personajes (ciertamente muy bien interpretado por Ben Foster) y que carece por completo de diálogos de calidad.

A modo de resumen final, diría que Pandorum es más de lo mismo. No sabe aprovechar su lento ritmo narrativo para ahondar en los diferentes caracteres, por lo que la historia termina por aburrir. Sí, hay movimiento en las secuencias de acción, pero ¡sólo faltaría!. Al final resulta que únicamente vive de su estética, pero es que ya la vimos en Alien y, desgraciadamente para Alvart y Anderson, ninguno de los dos son Ridley Scott.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Planet 51


Valoración: Buena

Una de las cosas que más me gusta del cine de Quentin Tarantino es su carácter referencial. Puede que por esa razón haya disfrutado tanto de Planet 51, ya que me he pasado la película evocando Star Wars, E.T., La guerra de los mundos, Encuentros en la tercera fase, Elegidos para la gloria, Terminator y un sinfín de películas de ciencia ficción que tanto me gustan. Quizá también por ello se haya dado un fenómeno un tanto peculiar en la sala de cine a la que he asistido: se oían muchas más risas de adultos que de niños (y eso que era la sesión de las 16:30h).

Planet 51 está marcada por tres claras influencias. El argumento, la acción y el desarrollo tiene como marco de referencia el cine antiguo de terror, en concreto, el de invasiones extraterrestres. En segundo lugar, toda la estética de la película parece sacada del pueblecito en el que Marty McFly (Michael J. Fox) pasa aventuras y desventuras para volver a juntar a quienes serían sus futuros padres en Regreso al futuro (de hecho la plaza central es idéntica) Incluso gran parte de la banda sonora es rock clásico. Por último, se nota la gran repercusión y peso que tienen los Estudios Pixar, ya que recuerda en gran parte a sus producciones. Sobre todo los muñequitos, en especial un robot apodado Rover, que parece un calco del entrañable Wall-E, aunque hay que decir, en honor a la verdad, que se lleva trabajando en esta película siete años, por lo que posiblemente Rover sea anterior. Particularmente mi favorito ha sido una mascota que es un evidente homenaje a Alien, pero con muchísima gracia e imaginación.

El punto de partida de la historia me ha resultado muy atrayente. ¿Qué pasaría si por una vez el invasor extraterrestre fuera un humano en lugar de un alienígena? Un astronauta un tanto despistado aterriza en mitad de una población de un planeta desconocido para el hombre, cuando creía que era el primero en pisar dicha roca. A partir de ahí, el guión confeccionado por Joe Stillman (coguionista de Shrek) pierde toda originalidad en cuanto a trama se refiere, mostrando un desarrollo excesivamente típico, perdiendo la oportunidad de hacer algo grande con una premisa inicial tan buena. Quizá por eso haya recibido críticas tan duras en Estados Unidos, las cuales, por otra parte, considero excesivas. A pesar de las deficiencias en el desarrollo del argumento, hay personajes de lo más variopinto y bastante bien trabajados, situaciones muy divertidas y toda clase de guiños con los que el buen aficionado disfrutará de lo lindo. Es decir: que la previsible y tópica trama casi es lo de menos, aunque reconozco que no debería ser así.

Independientemente de lo que piensen al otro lado del charco, creo que hay que felicitar a Jorge Blanco (creador de la exitosa saga de video-juegos Commandos) por realizar una película española de animación muy diferente a lo que estamos acostumbrados, como El ratoncito Pérez o similares. De hecho creo que detrás de toda la durísima crítica norteamericana recibida andan Pixar y Dreamworks, al pensar que les ha salido competencia en la carrera hacia los Oscar.

Para terminar, mencionaré un par de datos. Planet 51 es la película más cara del cine español hasta la fecha, superando incluso a Ágora de Amenábar. Su primer fin de semana en USA no ha sido muy halagüeño (12.6 millones de $) aunque terminará recaudando bastante más de lo que costó (unos 55 millones de €). Por otro lado está la polémica relacionada con la elección del guionista. He leído una entrevista con un escritor español, Mariano Balsega (buscado en su momento para desarrollar el libreto de este film), que demuestra, a las claras, que los productores querían un escritor made in Hollywood, de ahí la contratación final de Stillman.

Sea como fuere, me he divertido un montón, que es lo que busco en un film de animación. Si eso es un delito, soy culpable.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Millennium II: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina


Valoración: Muy mala

En pocos días he incumplido por dos veces una promesa cinematográfica. Curiosamente en ambas ocasiones ha sido por una saga literaria llevada al cine: primero me sucedió con la secuela de Crepúsculo y ahora con la de Millennium. Ojalá me hubiera dejado guiar por mis instintos (ambas son muy malas), pero uno no siempre elige lo que va a ver.

En su día castigué severamente con mis comentarios al director de Millennium, Niels Arden Oplev, por realizar un telefilm con una penosa puesta en escena, lamentable y descuidada estética, trama aburrida y predecible... Pensaba que con el cambio de director veríamos algo diferente, pero desgraciadamente el sueco Daniel Alfredson reincide en los mismos errores, de tal manera que estamos ante una película pobre, muy pobre, de esas que sólo se entiende que acaben llegando a la gran pantalla porque están basadas en libros que tienen una larga legión de fans. O lo que es lo mismo: una gran venta de entradas asegurada, que es de lo que va esto.

¿Y qué decir del guionista? Jonas Frykberg nos "regala" un libreto de más de dos horas con diálogos que no van a ningún sitio y con larguísimas descripciones que podrían haberse reducido si director y actores tuvieran el talento necesario como para plasmarlos en la gran pantalla, sin necesidad de que alguien nos lo cuente. También es posible que Frykberg haya escrito todas esas parrafadas por intentar ser fiel al libro. No lo sé, no lo he leído, pero no me hace falta para saber que Frykberg es un pésimo adaptador. Y eso que todavía no he comentado la arritmia en la narración, su insatisfactoria previsibilidad, la carencia de secundarios de interés y la poca profundidad que se emplea en ciertos asuntos que deberían haber sido tomados en mayor consideración. En resumidas cuentas, un guión tan triste como irrisorio.

Millennium 2 no aporta nada nuevo para el cine en general ni para esta historia en particular. Volvemos a ver un relato insultante para el género del cine negro, en el que la trama criminal es lo de menos, pues lo realmente importante para realizador y guionista es demostrar, con un marcado acento feminista, que la sociedad sueca, lejos de ser un ejemplo de perfección y bienestar, está llena de asuntos sucios. Repito, no sé cómo lo cuentan en el libro, pero aquí lo hacen de manera lamentable.

martes, 24 de noviembre de 2009

Frases de cine V

1.- ¡Ven aquí, cabrón! ¿Sientes esa punzada, mamón? Es mi orgullo, que intenta joderte. ¡Tienes que luchar contra esa mierda!. – Bruce Willis a Ving Rhames en Pulp Fiction.



2.- Lo entiendo. En el instituto lo pasarías fatal, pero eso no te da derecho a tratarnos como basura. Ya sé que nos reímos de ti y todos sabemos que escondes un alijo de donuts en el escritorio. Pero quiero que sepas que si no fueras tan hija de puta, sentiríamos lástima por ti. ¡Yo siento lástima por ti! Pero viendo cómo te comportas, creo que hablo en nombre de todos cuado te digo: Que te den por culo. – James McAvoy a Lorna Scott en Wanted.

3.- Elegí un mal día para dejar de oler pegamento. – Lloyd Bridges en Aterriza como puedas.

4.- Si quieres ser arqueólogo, sal de la biblioteca.- Harrison Ford a un estudiante en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal.




5.- Si sigues molestándome esparciré tus sesos por ahí. – Grace Jones a Tracey Walter en Conan el destructor.

6.- El arte es un bálsamo para el cerebro. – Jeremy Brett como Sherlock Holmes en El maestro chantajista.

7.- ¿Qué tramáis, morenos? ¿Nunca os habéis cruzado con alguien a quien no deberíais haber puteado? Ese soy yo. – Clint Eastwood en Gran Torino.



8.- Si se le ocurriera llevar a cabo su amenaza le caería encima tal chaparrón de hostias y consecuencias, amigo mío, que su cabeza de chorlito daría más vueltas que las ruedas de su bicicleta swing aparcada ahí detrás. – John Malkovich a Brad Pitt en Quemar después de leer.

9.- Había muchas armas y todas disparaban balas. – Ben Foster en El tren de las 3:10.

10.- La vida la marcan las oportunidades, incluso las que dejamos pasar. – Brad Pitt en El curioso caso de Benjamín Button.





11.- ¿Sabes cual es mi último recuerdo? El de recorrer España con el Aston Martin. – Ben Affleck a Paul Giamatti en Paychek.

12.- Nunca me cayó bien ese hijo de puta. Era tan inútil como la polla del Papa. – Michael Parks a Marley Shelton en Planet Terror.

13.- Diálogo entre Brad Pitt y Edward Norton sobre la seguridad de los aviones en El club de la lucha:

Pitt: ¿Para qué la salida de emergencia a diez mil metros de altura? Ilusión de seguridad.
Norton: Sí, supongo.
Pitt: ¿Por qué los aviones llevan mascarillas de oxígeno?
Norton: Para poder respirar.
Pitt: El oxígeno, te coloca. En caso de emergencia respiras hondo debido al pánico, de ese modo te vuelves eufórico, dócil, aceptas tu destino. Está todo ahí, aterrizaje de emergencia a mil kilometros por hora... Caras inexpresivas, tranquilas, como vacas hindúes.
Norton: Es una teoría interesante.


14.- El señor Frankenstein es un joven muy inteligente, pero demasiado excéntrico. – Edward Van Sloan en El doctor Frankenstein (1931).

15.- Tal vez la muerte sea sagrada y yo la he profanado. – Colin Clive en La novia de Frankenstein (1935).

16.- No es un camión, es una grave infracción móvil. – Sylvester Stallone en Tango y Cash.


17.- La superstición de ayer puede convertirse en la certeza científica de hoy. – Edward Van Sloan en Drácula (1931).

18.- ¿Tienes que profanar tumbas para conocer mujeres y enamorarte?. – Zita Johann a David Manners en La momia (1932).

19.- Ahora llevas un explosivo plástico detrás de las orejas, nitrato de plata, listo para explosionar si alguien quiere extraerlo. El detonador lo controlo yo. Así que, amigo, ni se te ocurra mirarme mal. – Wesley Snipes a Ron Perlman en Blade II.


20.- Todo aquel que resulta mordido por un hombre lobo y sobrevive, es un hombre lobo. – Maria Ouspenskaya a Lon Chaney Jr. en El hombre lobo (1941).

21.- La superficie del corazón de un hombre es más dura que la piedra, Louis. El hombre crece cuanto puede y tiende a ello, porque lo que se adquiere es lo que se posee y sólo se puede contar con aquello que se posee. – Fred Gwynne a Dale Mikdiff en Cementerio viviente.

22.-Usted quiere un monstruo... Pues ya tiene uno. – Jason Statham a Joan Allen en Death Race: La carrera de la muerte.


23.- Lo que necesito ahora es el analgésico más potente creado por el hombre. – Una resacosa Susan Sarandon a Ralph Fiennes en Bernard y Doris.

24.- El alcohol sólo es un lubricante para los posibles encuentros que nos ofrece un bar. – Kurt Russell a Rose McGowan en Death Proof.


25.- ¿Sabes por qué el número doscientos nos define tan perfectamente a los dos? Es tu peso y mi capacidad intelectual. – Gene Hackman como Lex Luthor a Ned Beatty (su torpe ayudante Otis) en Superman.


Anexo: Frase de televisión:

-Nina, si te comprometes una vez no pasará nada, excepto que te será más fácil comprometerte la próxima vez y muy pronto, eso será todo lo que hagas: comprometerte. ¿Recuerdas a los que denuncié? ¿Crees que eran mala gente? No lo eran, no eran mala gente, eran como tú o como yo, pero se comprometieron una vez. – Jack Bauer (Kiefer Sutherland) a Nina Myers (Sarah Clarke) en la primera temporada de 24.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Luna nueva


Valoración: Mala

Si Crepúsculo me pareció en su día una pésima copia de Roswell, Luna nueva me recuerda demasiado a la primera mitad de El ataque de los clones. Aquellos patéticos momentos en los que todo un Skywalker perdía los papeles por su amor a la princesa Amidala, desvirtuaron en gran parte toda una saga de culto como Star Wars. Creía que pocas veces vería algo tan tremendamente aburrido, ñoño y cursi, sin embargo, lo del inexpresivo Robert Pattinson y Kristen "sólo se poner cara de triste" Stewart es muchísimo peor.

Pero esto es Hollywood. Crepúsculo recaudó, si no estoy mal informado, setenta millones de dólares en su primer fin de semana en Estados Unidos. ¿Cómo no iban a hacer segunda parte? Es lo de siempre: una saga de libros tiene toda una legión de fans (véase Harry Potter o Millenium como ejemplos más recientes); se lleva a cabo la adaptación cinematográfica sin esforzarse demasiado en el guión (total, ¿para qué?, si la van a ver todos) y vóilà, dinerito contante y sonante para unos contentísimos productores, a quienes les ha salido bien el negocio.

Para esta segunda parte se ha sustituido a la mediocre Catherine Hardwicke en la dirección por otro que tampoco es gran cosa: Chris Weitz (La brújula dorada, Un niño grande). Los actores se mantienen y se añaden a la trama dos líneas argumentales que en manos de escritores con cierto talento (por ejemplo Anne Rice) habrían dado mucho juego: los hombres lobo y parte de la historia antigua de los vampiros.

No penséis que la pequeña guerra que mantienen hombres lobo y vampiros se parece en algo a Underworld. Bueno sí, resulta curioso ver al temible Lucien (Michael Sheen) ahora convertido en vampiro, pero nada más. Y en cuanto al pasado vampírico, sin duda lo mejor de la película, como sólo dura unos diez minutos de metraje, no puedo por más que sentirme apesadumbrado al comprobar cómo se ha desaprovechado esta posibilidad. Muy de pasada nos hablan de los poderes de algunos vampiros, mientras que disfrutamos de los brevísimos instantes de la mejor actriz de todo el elenco, Dakota Fanning (El fuego de la venganza), pero nada más.

Mi problema es que me gusta tanto la ficción de vampiros, que me trago cualquier cosa relacionada con ello (y eso que tras finalizar Crepúsculo prometí que no vería su secuela). Así las cosas, me he pasado toda la película esperando a que apareciese el gran Blade, se cargase a estos vampirillos de pacotilla y, de paso, hiciera lo propio con los cutres chavalitos-lobo generados por ordenador.

Habrá tercera parte y, por supuesto, una cuarta (gracias a Dios no hay más libros que adaptar). Si por lo menos contrataran a Joss Whedon veríamos un guión de verdad. Pero me temo que volveremos a padecer diálogos insufribles, repetitivos y rematadamente previsibles. Creo que Jack Bauer debería poner esta peliculita a todos los terroristas que no quieren revelar sus planes. Seguro que cantaban de plano a los diez minutos.

Crepúsculo


Valoración: Floja

Adaptación cinematográfica de la exitosa novela literaria de Sthephenie Meyer, que más bien parece una absurda y tonta adaptación al cine de la serie Roswell, sólo que con dos diferencias: vampiros en lugar de extraterrestres y una calidad muy inferior, sobre todo en lo que concierne a su guión. Los protagonistas parecen sacados de la serie: él, inexpresivo total y ella, enamoradiza en exceso, obviando los peligros de una relación abocada al fracaso. Los paralelismos de la trama principal entre esta película y la mencionada serie televisiva son tales que asustan mucho más que estos vampirillos de pega.

No he leído la novela, pero sólo por la posibilidad de que sus párrafos sean tan absurdamente tópicos como los diálogos de los protagonistas, declinaré el placer de su lectura a menos, claro está, que alguien me informe de lo contrario. Todos los clichés de la adolescencia norteamericana están servidos, desde el baile del instituto hasta la popularidad.

Luego está el mundo vampírico que nos ofrece Catherine Hardwicke (productora de otros bodrios como, por ejemplo, Vanilla Sky) que resulta más bucólico que aterrador, nada que ver con aquella impresionante e imponente visión sobre el mundo de los no-muertos que ofreció en su día Anne Rice. Queda claro, con un rápido vistazo, que estos seres no son humanos (vamos, que no hace falta ser Buffy la cazavampiros para darse cuenta) sin embargo a todo el mundo, excepto a un grupo de indios (y volvemos con las referencias a Roswell) les parecen unos tipos de lo más normales. De hecho, son los más admirados del instituto.

La película no ofrece nada digno. Como film de vampiros fracasa estrepitosamente y como película de adolescentes, es de una ñoñería tal, que no entiendo como ha podido alcanzar un grandísimo éxito en taquilla en los Estados Unidos. El caso es que el argumento se limita a abrir puertas para las posibles continuaciones, nada más.

Si queréis ver una trama original sobre vampiros en la actualidad, intentad haceros con una nueva serie titulada True Blood; a buen seguro quedaréis mucho más satisfechos que con este mediocre y soporífero Crepúsculo.

Celda 211


Valoración: Muy buena

Por fin lo ha conseguido. Tras las mediocres El corazón del guerrero, El robo más grande jamás contado y La caja Kovak, Daniel Monzón ha sorprendido a propios y extraños escribiendo y dirigiendo Celda 211, un desgarrador relato carcelario que seguramente se convertirá en la mejor película española del año.

Como he dicho tantas y tantas veces, una buena película no debe cimentarse en una pléyade de efectos especiales, sino en un guión de calidad y a fe que este es bueno. Monzón narra con sobriedad esta adaptación de la novela homónima de Francisco Pérez Gandul, en la que un accidente causa que un funcionario de prisiones (el debutante Alberto Ammann) quede encerrado en una cárcel, mientras se produce un motín.

Este punto de partida ofrece un montón de posibilidades que Monzón exprime a las mil maravillas, desarrollando una historia de personajes de esas que tanto gustan al maestro Clint Eastwood. Conforme el libreto profundiza en los distintos caracteres, iremos disfrutando con una historia realista y brutal, en la que conviven muerte, dolor, traición, desesperación y crueldad.

Hablar de Celda 211 es hacerlo de su protagonista, un imponente Luis Tosar que da vida a uno de esos personajes que, si estuviéramos en Hollywood, no dudéis que sería candidato al Oscar en todas las apuestas. Tosar interpreta magistralmente a Malamadre, un peligroso preso, un auténtico criminal, un ser malvado de los de verdad... Pero no todo en él es malo, ya que muy en el fondo posee aquello que se denomina "honor entre rufianes", o lo que es lo mismo: aunque puede llegar a ser una auténtica bestia, todavía le queda algo de humanidad.

Los grandes actores son los que saben lucirse con roles de villano y Tosar, que es el alma de este filme, no es el único. En una trama que trasciende lo puramente carcelario porque va a más, Antonio Resines demuestra que es muchísimo más que un actor de comedia al encarnar a un policía sin escrúpulos por el que todo el mundo siente temor. De hecho el duelo entre Tosar y Resines es digno de verse.

Poco más puedo decir sobre esta espléndida historia, directa y visceral como pocas. Puesta en escena impecable, atmósfera asfixiante, tensión que va in crescendo... En definitiva, una película que recuerda a antaño, cuando el antiguo cine negro ofrecía grandes filmes cuyos protagonistas, sabedores de que su papel en la vida era el de perdedores, obraban en consecuencia.

The box


Valoración: Floja

El director de Donnie Darko, Richard Kelly, realiza y escribe The box, una película de ciencia ficción basada en el relato corto de Richard Matheson Botón, botón, el cual ya fue llevado a la pequeña pantalla como capítulo de la serie En los límites de la realidad.

Estamos ante una película que vive, en exceso, de su impacto inicial: un extraño desconocido realiza una desconcertante oferta a un matrimonio, que consiste en recibir un millón de dólares si aprietan el botón de una misteriosa caja. Eso sí, llevar a cabo dicha acción provocará la muerte de alguien a quien no conocen.

A partir de ahí, el guión ofrece una mezcla de géneros de la que uno no termina de sacar nada en limpio: ciencia ficción, intriga, terror, sobrenatural, drama moral... Da la impresión de que Kelly, conforme avanzaba en la escritura del libreto, iba quedándose sin ideas, de tal manera que el tramo final es bastante decepcionante. No digo que un filme deba darlo todo mascadito, como sucedió en Vanilla Sky (aquel torpe remake hollywoodiense de la magnífica Abre los ojos de Amenábar) pero esto es distinto: como a Kelly le faltó imaginación para idear una explicación satisfactoria, simplemente no la dio. Considero este acto un insulto para el público, ya que llega un momento en que lo único que te engancha a la trama es querer saber cómo se desentrañará el misterio.

En cuanto al elenco, Cameron Diaz cumple, James Marsden (X-Men) puede llegar a causar risa (nadie se cree que este pelele pueda optar a ser astronauta) y Frank Langella (Frost contra Nixon) posiblemente sea el mejor parado, dado que su papel sólo requiere de ciertas cualidades físicas además de mantener un rostro impertérrito, para desempeñar el rol de figura enigmática.

Así pues, lo mejor de una película que tenía una premisa inicial de lo más atrayente se queda en la puesta en escena, tanto en la buena recreación de 1976 (fecha en que se contextualiza la acción) como en la lograda atmósfera de tensión durante varios momentos del metraje. Por lo tanto, no puedo por menos que concluir que The box pertenece a ese género de películas que cuentan con una buena idea, pero que fracasan al no saber aprovechar ni desarrollar todas sus posibilidades.

2012


Valoración: Mala

Habitualmente el término encasillado se utiliza, en el mundo del cine, para hacer referencia a algún actor que siempre repite el mismo papel. Sin embargo, podría emplearse para calificar a más empleados de esta industria como productores, guionistas y, desde luego, directores.

Es el caso de Roland Emmerich (El día de mañana, Independence day) que de un tiempo a esta parte sólo sabe realizar películas de catástrofes, con el problema de que apenas vemos innovación alguna: el mundo se va al garete ya sea por una invasión extraterrestre, el efecto invernadero o una profecía maya. Mientras todo se desmorona con grandilocuencia de efectos especiales, un previsible, sentimentaloide y facilón guión nos ofrece pequeñas historias de supuesto interés humano sobre ciertas personas que tratan de escapar al desastre, aderezado todo con discursitos patrióticos más o menos exacerbados, que terminan por provocar vergüenza ajena.

Como he dicho, el fuerte de la película está en su factura técnica. No soy, precisamente, alguien que aborrezca las fantasmadas. Simplemente con que sepáis que me apasiona la saga James Bond supongo que queda demostrado. Lo que quiero decir es que no me llevo las manos a la cabeza cuando un autobús salta un hueco de veinte metros en una autopista, como en Speed. Sin embargo, creo que debe trazarse una línea entre lo que puede considerarse como una licencia para dotar de mayor espectacularidad a una secuencia y lo absurdo. Me refiero a que lo mejor de 2012 es, casi con toda seguridad, el momento en que John Cusack recorre a gran velocidad la ciudad de Los Angeles en una limusina mientras todo se derrumba a su alrededor. Y claro, como últimamente todos se pegan por demostrar que son los mejores del mundo con los efectos especiales, la ruptura con la realidad llega a tal extremo que resulta casi paródico.

A todo lo dicho hay que añadir una serie de clichés, sobre todo uno que últimamente está muy manido: que un padre deba convertirse en un superhéroe para que su hijo vuelva a quererlo. Además tenemos un sentimentalismo que peca de empalagoso, un libreto caótico repleto de fallos, menciones sin gracia ni respeto alguno a Obama, Schwarzenegger y la difunta princesa de Gales... Vamos, toda una joyita.

domingo, 1 de noviembre de 2009

El hombre lobo

Valoración: Buena

Si en la década de 1930 Universal Pictures sentó cátedra con sus películas sobre Drácula y el monstruo de Frankenstein, en 1941 llevaron a cabo su primera película con un monstruo no sacado de la literatura. Hablamos de El hombre lobo, el cual, a diferencia de los anteriormente nombrados, es una creación exclusiva del mundo del cine.

En 1935 ya se había estrenado una película sobre esta figura, El lobo humano, aunque el filme que sentó todas las bases sobre la mitología del hombre lobo fue esta cinta que dirigió, en 1941, George Waggner, conocido director de diferentes series televisivas.

Sin embargo, el mayor responsable de esta raza de noche fue su guionista, Curt Siodmak, un alemán de origen judío que había llegado a los Estados Unidos huyendo del nazismo. A él debemos elementos como la luna llena, las dolorosas transformaciones, las balas de plata, la leyenda del contagio, la marca de la bestia y tantas películas y novelas posteriores a su gran imaginación.

Al igual que los otros éxitos de terror de los estudios de la Universal, El hombre lobo es una película que cuida detalladamente la puesta en escena, la ambientación, la fotografía y el guión. La trama, lejos de los libretos facilones de hoy en día, encierra muchas más cosas que un ser terrible asesinando. Por ejemplo, es muy importante el drama psicológico que sufre el protagonista, una buena persona que cae en la cuenta de que se ha convertido en un asesino despiadado y brutal. Lon Chaney Jr. interpretó con mucha solvencia su atormentado rol de alguien que sufre una maldición y no sabe cómo superarla; tal es así que protagonizó cuatro películas más como hombre-lobo, adquiriendo otra maldición, aunque en esta ocasión real: la de actor encasillado.

Otros nombres destacados del reparto son Bela Lugosi (ya en el ocaso de su carrera), Claude Rains (El hombre invisible, Lawrence de Arabia) y la atractiva Evelyn Ankers (El hijo de Drácula, La venganza del hombre invisible).

Entiendo que a quienes hemos crecido con las películas de terror de los 80, los filmes de los estudios Universal Pictures de los años 30 y 40 no nos resulten aterradores. Sin embargo, hay que reconocer que cinematográficamente hablando, están a años luz de muchos subproductos de terror que hoy en día alcanzan fines de semana millonarios en concepto de ventas de entradas. Lo dice alguien al que le gusta que le hagan pasar miedo en el cine.

La momia


Valoración: Notable

Continuando con la exitosa racha de la Universal en la década de 1930, el maestro de la fotografía Karl Freund (elemento clave con la cámara para gente tan importante como Fritz Lang, Todd Browning o F.W. Murnau) dirigió La momia, una cinta de terror, aventuras y amor protagonizada por uno de los actores del momento, Boris Karloff, que repetía su rol de villano en un filme de terror, tras películas como El doctor Frankenstein o La máscara de Fu-Manchú. Su personaje de momia vuelve a ser memorable, ya que debe desempeñar un complicado papel ecléctico: por un lado está el monstruo aterrador, pleno de magnetismo, de mirada inolvidable y, por otro, el romántico incurable capaz de llevar su amor hasta las últimas consecuencias.

El filme tiene su fuerte, además de en Karloff, en la magnífica ambientación, tanto en la época de 1932, como en el flash-back insertado en mitad de la película sobre el antiguo egipcio (el cual vio reducido su metraje por la censura de la época).

La película tiene momentos que podríamos calificar de sublimes, en los que el misterio y las sombras están utilizados de manera tal, que demuestran que en el cine, muchas veces, impresiona más lo que se sugiere que lo que se enseña al detalle. Desgraciadamente en el siglo XXI, los realizadores de cine de terror infravaloran hasta límites insospechados la capacidad imaginativa del espectador, lo que influye negativamente en la calidad de las películas.

Junto a Karloff aparecen rostros conocidos de la época como David Manners, Edward Van Sloan o Zita Johann, quienes mantienen el nivel interpretativo, de forma que ayudan a conferir el sentido dramático necesario a la obra.

En resumidas cuentas, La momia es uno de los mejores homenajes que el cine ha hecho al Antiguo Egipcio y a los mitos de momias, tumbas y pirámides, que tantas veces sería imitado a posteriori. De entre todos los remakes y similares habría que destacar las dos primeras partes de La momia de Stephen Sommers, aunque hablamos de un tipo de cine completamente distinto, que busca más entretener que crear arte. Al menos logró su propósito.

Drácula


Valoración: Interesante

Los estudios Universal gozaron de un gran esplendor en los años treinta, destacando la cantidad de películas de genero de terror que produjeron. De esta época (1931) es Drácula, adaptación cinematográfica de la obra homónima de Bram Stoker, realizada por Tod Browning, director, entre otras, de La parada de los monstruos y La marca del vampiro.

Para muchos, ésta es una de las mejores versiones del mito de Drácula. Con grandes influencias del romanticismo y del expresionismo alemán, nos narra la historia de un vampiro que llega a Londres a causa de unos asuntos comerciales. Una vez allí, su sed de sangre dejará un rastro que pondrá tras su pista al inteligente doctor Van Helsing, que tratará de acabar con él (es decir, la historia que todos conocemos).

En mi opinión, el relato va perdiendo fuerza conforme avanza el metraje. La espesa y claustrofóbica atmósfera de la parte de Transilvania es deslumbrante, así como los decorados del castillo y la oscura fotografía. Una vez en Londres, el problema es que parece que uno no haya salido del país de los Balcanes, ya que todo es muy similar. Entiendo que hay que tener en cuenta la precariedad de los medios en aquellos años, pero ello no es óbice para el facilón desenlace en el tramo final, algo impensable tratándose de un ser tan poderoso y peligroso como el Conde Drácula.

En cuanto a los actores, tres destacan por encima de todos: Bela Lugosi, con una caracterización fascinante del temible vampiro (en especial sus ojos), Edward Van Sloan como el inteligente Van Helsing y Dwight Frye, quien posiblemente lleva a cabo la mejor interpretación de todo el reparto, encarnando al loco Renfield.

Mucho se ha dicho, escrito y filmado, desde entonces, sobre el mito de los vampiros en general y de Drácula en particular. Por ello, creo que para el amante del género esta cinta es de obligado visionado, simplemente para recordar una época en la que estos Nosferatu no eran inmunes ni al agua bendita ni a los crucifijos ni a los espejos. Y es que todo evoluciona en esta vida, hasta la ficción.

La novia de Frankenstein

Valoración: Notable

En 1935 James Whale llevó a cabo La novia de Frankenstein, una secuela en clave paródica de El doctor Frankenstein que para muchos, supera a la original, aunque también tiene sus detractores.

Al igual que en la primera, la película se inicia con un prólogo, sólo que en esta ocasión es la propia Mary Shelley (interpretada por Elsa Lanchester, que también hizo el papel de la monstruosa novia) quien se dispone a relatar cómo continúa la historia en el preciso momento en que terminó el filme de 1931, desde el salón de la casa del famoso poeta Lord Byron, en compañía de éste y de su marido, el también escritor Percy Shelley.

Nuevamente tenemos un relato en el que ternura, humor y horror se unen de forma muy hábil, en una historia que trata puntos importantes como la intolerancia, la discriminación, el miedo a la soledad y la amistad, en los que reconocemos una protesta del director, James Whale, que padeció en sus carnes los problemas acarreados por su condición de homosexual en la sociedad de los años treinta.

Hemos de destacar la labor tras las cámaras del mencionado Whale, con sobrios y firmes movimientos de cámara que exploran los enormes y cuidados decorados que tanto le gustaba utilizar. También fue muy importante, para la ambientación, la fascinante y oscura fotografía de John J. Mescall, así como la imponente banda sonora de Franz Waxman.

En cuanto a los actores, a Boris Karloff y Colin Clive (monstruo y doctor respectivamente) se les une un nuevo personaje, que a fin de cuentas es uno de los grandes atractivos de la película: el malvado Doctor Praetorius, interpretado de forma magistral por Ernest Thesiger.

Sea como fuere, tanto El doctor Frankenstein como La novia de Frankenstein son, por derecho propio, obras cumbres del género de terror, dos auténticas joyas que evocan el encanto de las películas filmadas en blanco y negro, despertando la nostalgia de los amantes del buen cine de terror y cargándose, de golpe y porrazo, uno de los mitos del cine, el que dice que segundas partes nunca fueron buenas.

Especial Halloween 2009


Acabamos de pasar la noche de Halloween de 2009, así que aquí, en ¿Te gusta el cine?, vamos a confeccionar un pequeño especial de cine de terror, comentando cinco grandes clásicos:

1.-El doctor Frankenstein, de 1931, dirigida por James Whale e interpretada por Boris Karloff, Colin Clive, Mae Clarke y Edward Van Sloan.

2.-La novia de Frankenstein, de 1935, dirigida por James Whale e interpretada por Boris Karloff, Colin Clive, Valerie Hobson, Ernest Thesiger y Elsa Lanchester.


3.-Drácula, de 1931, dirigida por Tod Browning e interpretada por Bela Lugosi, Helen Chandler, David Manners, Dwight Frye, Edward Van Sloan, Herbert Bunston y Frances Dade.

4.-La momia, de 1932, dirigida por Karl Freund e interpretada por Boris Karloff, Edward Van Sloan, Zita Johann, David Manners, Arthur Byron, Bramwell Fletcher y Noble Johnson.

5.-El hombre lobo, de 1941, dirigida por George Waggner e interpretada por Lon Chaney Jr., Bela Lugosi, Claude Reins, Warren William, Ralph Bellamy y Patric Knowles.


Son los inicios del cine de terror, que tantos éxitos y fracasos ha cosechado. En todos estos años, unos han sabido hacer auténtico arte con este género y otros, directamente, lo han destrozado y mancillado hasta más no poder.

Las principales estrellas en aquella época eran los archiconocidos Boris Karloff, Bela Lugosi y Lon Chaney Jr., aunque otros como Edward Van Sloan tenían roles relevantes en este tipo de películas.

He de reconocer que las he disfrutado. Espero que vosotros también lo hagáis al rememorar, con los comentarios de los siguientes posts, aquellos maravillosos años del cine en blanco y negro.