Una de las cosas que más me gusta del cine de Quentin Tarantino es su carácter referencial. Puede que por esa razón haya disfrutado tanto de Planet 51, ya que me he pasado la película evocando Star Wars, E.T., La guerra de los mundos, Encuentros en la tercera fase, Elegidos para la gloria, Terminator y un sinfín de películas de ciencia ficción que tanto me gustan. Quizá también por ello se haya dado un fenómeno un tanto peculiar en la sala de cine a la que he asistido: se oían muchas más risas de adultos que de niños (y eso que era la sesión de las 16:30h).
Planet 51 está marcada por tres claras influencias. El argumento, la acción y el desarrollo tiene como marco de referencia el cine antiguo de terror, en concreto, el de invasiones extraterrestres. En segundo lugar, toda la estética de la película parece sacada del pueblecito en el que Marty McFly (Michael J. Fox) pasa aventuras y desventuras para volver a juntar a quienes serían sus futuros padres en Regreso al futuro (de hecho la plaza central es idéntica) Incluso gran parte de la banda sonora es rock clásico. Por último, se nota la gran repercusión y peso que tienen los Estudios Pixar, ya que recuerda en gran parte a sus producciones. Sobre todo los muñequitos, en especial un robot apodado Rover, que parece un calco del entrañable Wall-E, aunque hay que decir, en honor a la verdad, que se lleva trabajando en esta película siete años, por lo que posiblemente Rover sea anterior. Particularmente mi favorito ha sido una mascota que es un evidente homenaje a Alien, pero con muchísima gracia e imaginación.
El punto de partida de la historia me ha resultado muy atrayente. ¿Qué pasaría si por una vez el invasor extraterrestre fuera un humano en lugar de un alienígena? Un astronauta un tanto despistado aterriza en mitad de una población de un planeta desconocido para el hombre, cuando creía que era el primero en pisar dicha roca. A partir de ahí, el guión confeccionado por Joe Stillman (coguionista de Shrek) pierde toda originalidad en cuanto a trama se refiere, mostrando un desarrollo excesivamente típico, perdiendo la oportunidad de hacer algo grande con una premisa inicial tan buena. Quizá por eso haya recibido críticas tan duras en Estados Unidos, las cuales, por otra parte, considero excesivas. A pesar de las deficiencias en el desarrollo del argumento, hay personajes de lo más variopinto y bastante bien trabajados, situaciones muy divertidas y toda clase de guiños con los que el buen aficionado disfrutará de lo lindo. Es decir: que la previsible y tópica trama casi es lo de menos, aunque reconozco que no debería ser así.
Independientemente de lo que piensen al otro lado del charco, creo que hay que felicitar a Jorge Blanco (creador de la exitosa saga de video-juegos Commandos) por realizar una película española de animación muy diferente a lo que estamos acostumbrados, como El ratoncito Pérez o similares. De hecho creo que detrás de toda la durísima crítica norteamericana recibida andan Pixar y Dreamworks, al pensar que les ha salido competencia en la carrera hacia los Oscar.
Para terminar, mencionaré un par de datos. Planet 51 es la película más cara del cine español hasta la fecha, superando incluso a Ágora de Amenábar. Su primer fin de semana en USA no ha sido muy halagüeño (12.6 millones de $) aunque terminará recaudando bastante más de lo que costó (unos 55 millones de €). Por otro lado está la polémica relacionada con la elección del guionista. He leído una entrevista con un escritor español, Mariano Balsega (buscado en su momento para desarrollar el libreto de este film), que demuestra, a las claras, que los productores querían un escritor made in Hollywood, de ahí la contratación final de Stillman.
Sea como fuere, me he divertido un montón, que es lo que busco en un film de animación. Si eso es un delito, soy culpable.
Planet 51 está marcada por tres claras influencias. El argumento, la acción y el desarrollo tiene como marco de referencia el cine antiguo de terror, en concreto, el de invasiones extraterrestres. En segundo lugar, toda la estética de la película parece sacada del pueblecito en el que Marty McFly (Michael J. Fox) pasa aventuras y desventuras para volver a juntar a quienes serían sus futuros padres en Regreso al futuro (de hecho la plaza central es idéntica) Incluso gran parte de la banda sonora es rock clásico. Por último, se nota la gran repercusión y peso que tienen los Estudios Pixar, ya que recuerda en gran parte a sus producciones. Sobre todo los muñequitos, en especial un robot apodado Rover, que parece un calco del entrañable Wall-E, aunque hay que decir, en honor a la verdad, que se lleva trabajando en esta película siete años, por lo que posiblemente Rover sea anterior. Particularmente mi favorito ha sido una mascota que es un evidente homenaje a Alien, pero con muchísima gracia e imaginación.
El punto de partida de la historia me ha resultado muy atrayente. ¿Qué pasaría si por una vez el invasor extraterrestre fuera un humano en lugar de un alienígena? Un astronauta un tanto despistado aterriza en mitad de una población de un planeta desconocido para el hombre, cuando creía que era el primero en pisar dicha roca. A partir de ahí, el guión confeccionado por Joe Stillman (coguionista de Shrek) pierde toda originalidad en cuanto a trama se refiere, mostrando un desarrollo excesivamente típico, perdiendo la oportunidad de hacer algo grande con una premisa inicial tan buena. Quizá por eso haya recibido críticas tan duras en Estados Unidos, las cuales, por otra parte, considero excesivas. A pesar de las deficiencias en el desarrollo del argumento, hay personajes de lo más variopinto y bastante bien trabajados, situaciones muy divertidas y toda clase de guiños con los que el buen aficionado disfrutará de lo lindo. Es decir: que la previsible y tópica trama casi es lo de menos, aunque reconozco que no debería ser así.
Independientemente de lo que piensen al otro lado del charco, creo que hay que felicitar a Jorge Blanco (creador de la exitosa saga de video-juegos Commandos) por realizar una película española de animación muy diferente a lo que estamos acostumbrados, como El ratoncito Pérez o similares. De hecho creo que detrás de toda la durísima crítica norteamericana recibida andan Pixar y Dreamworks, al pensar que les ha salido competencia en la carrera hacia los Oscar.
Para terminar, mencionaré un par de datos. Planet 51 es la película más cara del cine español hasta la fecha, superando incluso a Ágora de Amenábar. Su primer fin de semana en USA no ha sido muy halagüeño (12.6 millones de $) aunque terminará recaudando bastante más de lo que costó (unos 55 millones de €). Por otro lado está la polémica relacionada con la elección del guionista. He leído una entrevista con un escritor español, Mariano Balsega (buscado en su momento para desarrollar el libreto de este film), que demuestra, a las claras, que los productores querían un escritor made in Hollywood, de ahí la contratación final de Stillman.
Sea como fuere, me he divertido un montón, que es lo que busco en un film de animación. Si eso es un delito, soy culpable.
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