sábado, 4 de julio de 2009

Transformers 2: La venganza de los caídos

Valoración: Mala

En los últimos tres años, Steven Spielberg ha producido tres películas de ciencia ficción con tres cosas en común: el mismo protagonista (Shia LaBeouf), un guión lamentable y un uso absolutamente machista de las actrices, utilizadas como meras comparsas para la función de hacer más vistoso el filme. ¿Qué ha sido del derroche de imaginación que supuso Minority Report? ¿Qué hay de la gran calidad que atesoró Encuentros en la tercera fase, toda una referencia del género?

No puedo enfadarme con el genio que realizó Indiana Jones, Tiburón o E.T., pero precisamente eso es lo que más me molesta: que un cineasta de la altura de Spielberg permita que Michael Bay ponga las manos en uno de sus proyectos. A Bay se le acabó la chispa tras La Roca y Armageddon... Me refiero a la chispa que implica llevar a cabo una película medianamente buena, porque en lo que sí ha demostrado ser un auténtico filón es en culminar productos con beneficios megamillonarios. Así Spielberg puede volver a intentar que a Dreamworks le concedan varios Oscar por efectos especiales (estará resentido porque en la primera Transformers no se llevó nada) además de ganar dinerito contante y sonante, verdadero leit motiv del Hollywood actual.

¿Qué puedo contar de Transformers 2? Básicamente que los robots malos vuelven a la Tierra para intentar vapulear a los buenos mientras Megan Fox pasea por la gran pantalla su exhuberante físico, entrando en el "selecto" grupo que forman Jessica Alba y Kate Bosworth, a saber: no tenemos talento para la interpretación, pero estamos tan buenas que da igual.

Como en la primera parte el guión era muy flojito, en esta segunda han decidido prescindir de él. Así la factoría Dreamworks y Michael Bay pueden dedicarse por completo, los ¡¡¡15o minutos de metraje!!! en demostrarnos que son los mejores del mundo en el apartado técnico de una película. Los efectos son colosales, alucinantes, casi tan impresionantes como Megan Fox. Pero claro, dos horas y media de cine sin contar absolutamente nada pueden llegar a desesperar a cualquiera.

Así pues tenemos explosiones, giros rocambolescos de cámara, más explosiones, edificios arrasados, todavía más explosiones, vehículos volando, más explosiones aún y ninguna historia que contar. Teniendo en cuenta todo el dineral gastado en producir, realizar y montar toda esta cantidad de efectos, ¿no habría sido mejor reducir media hora en la duración final y, con ese dinero ahorrado, pagar a un buen guionista para que, al menos, el resultado final fuera el de una película entretenida?

Para mí Spielberg es un ídolo pero, sinceramente, cada día lo entiendo menos.

Transformers

Valoración: Pasable

Michael Bay (La roca, Armageddon, Pearl Harbor) dirigió en 2007 la adaptación cinematográfica de la famosa serie de dibujos animados de los 80 Transformers, que todos conocemos por la cantidad de juguetes que logró sacar a la venta.

Si Bay está al frente de un proyecto, ya sabemos qué esperar: Millones de dólares invertidos en los efectos especiales, ritmo frenético para que el espectador no pueda ni llegar a pestañear, abuso del travelling con cámara lenta sobre los protagonistas para enfatizar la importancia de algún momento de la historia, poses chulescas de dichos protagonistas, montontes de explosiones, coches volando por los aires y, sobre todo, muy poca exigencia en el guión.

Transformers sigue los arquetipos citados en el párrafo anterior. Una trama de ciencia ficción (no sé si por los robots o por el hecho de que alguien del físico de Megan Fox se fije en un perdedor como el personaje interpretado por Shia LaBeouf), en la que un adolescente se ve en medio de una conspiración alienígena por dominar la Tierra. Dicho así no suena del todo mal, sobre todo tras ver una primera hora de metraje plena de ritmo, tras la cual tuve la impresión de que me iba a encontrar al mejor Bay (al de La Roca). Pero mi gozo terminó en un pozo ya que, a partir de ahí, la película va cuesta abajo y sin frenos.

Muchos son los rostros conocidos en este filme. Para los amantes de las series, tenemos a Josh Duhamel (Las Vegas), Amaury Nolasco (Prison Break), Michael O'Neill (The Unit) o Glenn Morshower (el inolvidable agente Aaron Pierce de 24). Pero quienes confieren un poquito de calidad interpretativamente hablando, son dos secundarios de lujo: Jon Voight y John Turturro, sin duda lo mejor del filme en este apartado.

Así pues tenemos una película producida por Steven Spielberg (son tantas las referencias a E.T. y Los Gremlins que creo que no se le escapa a nadie) que vive por y para sus impresionantes efectos visuales y de sonido, llegando incluso a estar nominada al Oscar hasta en tres apartados técnicos, que puede resultar entretenida en algunos momentos, pero que nunca aguantaría un segundo visionado. No voy a descubrir a Spielberg como director, pero ¿cómo es posible que quien haya producido Cartas desde Iwo Jima, llegue a poner dinero para un filme que parece tener como objetivo competir con su gran amigo, George Lucas, en ver quién desarrolla los efectos más estridentes y aparatosos del mercado?

jueves, 2 de julio de 2009

Karl Malden nos ha dejado


En el post anterior, hice una referencia a una frase dicha en Harry el sucio en la lista negra: "los famosos mueren de tres en tres". Aquel día habían fallecido, con pocas horas de diferencia, Farrah Fawcett y Michael Jackson. Tristemente, hoy se cumple el trío con el magnífico actor Karl Malden. Personalmente, es un pérdida que he sentido mucho, dado que tengo un gran respeto por el trabajo de este formidable intérprete, tanto por las películas en las que ha participado como por sus meritorias interpretaciones.

Malden ha llegado a los 97 años, prueba de que no todo el mundo en Hollywood lleva mala vida, falleciendo por causas naturales en la ciudad de Los Angeles. Su carrera ha sido muy prolífica, por lo que enumerar todas sus películas sería una tarea encomiable. Podríamos destacar, por importancia, las siguientes:

-En 1950 su carrera comenzó a coger impulso gracias a dos películas: El pistolero, de Henry King, compartiendo reparto con Gregory Peck y Situación desesperada, de Lewis Mileston, protagonizada por Richard Widmark.

-En 1951 ganó un Oscar como mejor actor secundario por Un tranvía llamado deseo, de Elia Kazan, junto a Vivien Leigh y Marlon Brando.

-En 1953, a las órdenes del inimitable Alfred Hitchcock, completó un trío de lujo junto a Anne Baxter y Montgomery Clift en Yo confieso.

-En 1954 volvió a coincidir con Brando y Kazan en la celebérrima: La ley del silencio.

-También le pegó al western. En 1959 intervino, junto a Gary Cooper y George C. Scott en El árbol del ahorcado, de Delmer Daves.

-En 1961 volvió a trabajar con Marlon Brando. En esta ocasión, el mítico Brando efectuó labores de protagonista y director, en El rostro impenetrable.

-Un año después (1962) apareció en otras dos películas célebres en la historia del séptimo arte: El hombre de Alcatraz, protagonizada por Burt Lancaster y dirigida por John Frankenheimer y La conquista del Oeste de John Ford, junto a nombres de la categoría de Henry Fonda, George Peppard, James Stewart o Gregory Peck, entre otros.

-En 1965 destacó su participación en El rey del juego, protagonizada por el inolvidable Steve McQueen y Edward G. Robinson y realizada por Norman Jewison.

-Por último, me gustaría destacar su papelón en Patton de Franklin J. Schaffner, donde debía poner una y otra vez firme al famoso general, interpretado maravillosamente por George C. Scott. Malden era su íntimo amigo, de forma que siempre estaba intentando que este genio bélico no se metiera en líos gracias a su gran bocaza.

También destacó Malden en el mundo de la televisión, protagonizando la inolvidable Las calles de San Francisco, junto a Michael Douglas.

Si de algo puede presumir Karl Malden es de haber trabajado con los más grandes directores y actores que ha habido. Siempre contaban con él para los grandes proyectos, lo que define de un modo exacto su categoría como actor. Hasta siempre.