sábado, 4 de julio de 2009

Transformers

Valoración: Pasable

Michael Bay (La roca, Armageddon, Pearl Harbor) dirigió en 2007 la adaptación cinematográfica de la famosa serie de dibujos animados de los 80 Transformers, que todos conocemos por la cantidad de juguetes que logró sacar a la venta.

Si Bay está al frente de un proyecto, ya sabemos qué esperar: Millones de dólares invertidos en los efectos especiales, ritmo frenético para que el espectador no pueda ni llegar a pestañear, abuso del travelling con cámara lenta sobre los protagonistas para enfatizar la importancia de algún momento de la historia, poses chulescas de dichos protagonistas, montontes de explosiones, coches volando por los aires y, sobre todo, muy poca exigencia en el guión.

Transformers sigue los arquetipos citados en el párrafo anterior. Una trama de ciencia ficción (no sé si por los robots o por el hecho de que alguien del físico de Megan Fox se fije en un perdedor como el personaje interpretado por Shia LaBeouf), en la que un adolescente se ve en medio de una conspiración alienígena por dominar la Tierra. Dicho así no suena del todo mal, sobre todo tras ver una primera hora de metraje plena de ritmo, tras la cual tuve la impresión de que me iba a encontrar al mejor Bay (al de La Roca). Pero mi gozo terminó en un pozo ya que, a partir de ahí, la película va cuesta abajo y sin frenos.

Muchos son los rostros conocidos en este filme. Para los amantes de las series, tenemos a Josh Duhamel (Las Vegas), Amaury Nolasco (Prison Break), Michael O'Neill (The Unit) o Glenn Morshower (el inolvidable agente Aaron Pierce de 24). Pero quienes confieren un poquito de calidad interpretativamente hablando, son dos secundarios de lujo: Jon Voight y John Turturro, sin duda lo mejor del filme en este apartado.

Así pues tenemos una película producida por Steven Spielberg (son tantas las referencias a E.T. y Los Gremlins que creo que no se le escapa a nadie) que vive por y para sus impresionantes efectos visuales y de sonido, llegando incluso a estar nominada al Oscar hasta en tres apartados técnicos, que puede resultar entretenida en algunos momentos, pero que nunca aguantaría un segundo visionado. No voy a descubrir a Spielberg como director, pero ¿cómo es posible que quien haya producido Cartas desde Iwo Jima, llegue a poner dinero para un filme que parece tener como objetivo competir con su gran amigo, George Lucas, en ver quién desarrolla los efectos más estridentes y aparatosos del mercado?

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