sábado, 31 de enero de 2009

Valkiria (Valkyrie)

Valoración: Interesante

¿Qué tienen en común Tom Cruise, Michelle Pfeiffer, Eddie Murphy, Halle Berry y Will Smith? Muy sencillo: deben de haber hecho un pacto con el diablo ya que el paso de los años no parece afectarles lo más mínimo. Pero no es el grupo más selecto al que pertenece Cruise, ya que también forma parte del de grandes intérpretes injustamente ninguneados por la torpe Academia de Hollywood, como Kirk Douglas, Ralph Fiennes, Edward Norton o Bruce Willis, quienes nunca han visto recompensadas sus impecables interpretaciones con la cada vez más devaluada estatuilla dorada.

¿Por qué hablar tanto de Tom Cruise antes de abordar la película que nos ocupa? Porque si todo el elenco de actores que participa en este proyecto se hubiera implicado tanto como él, la película habría ganado muchísimos enteros en intensidad, la cual no aparece hasta el último tercio del metraje.

No es posible que tramar un atentado contra nada más y nada menos que Hitler, en plena Segunda Guerra Mundial, se lleve a cabo con tan poca tensión. Así tenemos a Bill Nighy (el señor de los vampiros de Underworld) en una actuación que carece por completo de alma, a pesar de encarnar a uno de los personajes que más tenía que perder si se descubría el complot para acabar con el Führer. Tom Wilkinson (Full Monty) tampoco resulta creíble en su rol de oficial despreciado por el alto mando y Terence Stamp (el villano de Superman 2) se muestra frío y carente de sentimientos. Por si esto fuera poco, Kenneth Branagh, el único que podría haber seguido el buen hacer de Cruise, queda relegado del argumento a un plano excesivamente secundario.

Quien sí se mueve como pez en el agua es el actor de origen alemán Thomas Kretschmann, a quien se le va a quedar cara de oficial nazi tras repetir dicho papel en Stalingrado, U-571, El pianista, El hundimiento y Eichmann. Al menos él sí parecía propio en su menester, al igual que David Bamber (El caso Bourne) como Adolf Hitler.

El caso es que entre lo mal entendido de algunos caracteres y lo fácil que resultaba al protagonista reclutar a adeptos para algo tan "sencillo" como intentar acabar con uno de los mayores genocidas de la historia, Bryan Singer (X-Men) ha fracasado a medias en su intento de crear un thriller, ya que sólo logra alcanzar la incertidumbre y angustia que exige dicho género en el tramo final, el cual, eso sí, consigue dejar un buen sabor de boca.

Esto nos invita a una reflexión: ¿qué habría sucedido si la media hora de calidad se hubiese visto al principio del film en lugar de en el desenlace? El cine se mueve mucho por sensaciones y, desde luego, un buen final puede arreglar un importante desaguisado. Desafortunadamente no ha sido tan bueno como para que, al terminar de ver Valkiria, el espectador no se sienta defraudado al no cumplirse las expectativas generadas.

viernes, 30 de enero de 2009

Siete almas (Seven pounds)

Valoración: Buena

Tras "En busca de la felicidad", el realizador italiano Gabriele Muccino vuelve a repetir con Will Smith para el papel protagonista en "Siete almas", un film a la vez melodramático y trágico en el que un inspector del fisco intenta hacer la vida más fácil a siete desconocidos.

De entrada el argumento demuestra no ser un thriller, ya que el guión tiene una particularidad que personalmente aborrezco en una película: contar el final en los primeros minutos de metraje para después extenderse en la historia. De esa manera, el film se centra en Will Smith, ya que nos encontramos ante una película hecha para su lucimiento, cosa que ya no nos extraña si tenemos en cuenta la cantidad de veces que este intérprete ha intentado meterse en la carrera hacia los Oscar, tratando de desligarse de ese handicap que supone estar identificado como especialista del cine de acción a la hora de conceder la estatuilla, algo que intérpretes consagrados como Bruce Willis o Tom Cruise conocen a la perfección. El caso es que Smith demuestra grandes dotes para el drama, pero, un año más, seguirá sin su ansiado trofeo, ya que no ha conseguido nominación alguna para los premios de la Academia.

Centrándonos en el argumento, se trata de una película muy dura, ya que sentimientos tan profundos como el amor y el dolor se entremezclarán en una historia de redención y existencialismo, contada de manera efectiva gracias no sólo al más que correcto guión, sino también a la excelente interpretación de todo el elenco.

Y es que esta producción no cuenta sólo con Will Smith, sino también con la estupenda Rosario Dawson y un desconocido Woody Harrelson en roles de este tipo, ya que es un actor siempre relacionado con la comedia. Ambos se meten en la piel de dos de las siete personas ayudadas por el protagonista, en papeles muy difíciles, ya que se trata de personas con la vida muy complicada, tanto por su salud física como por su soledad. El personaje que encarna Will Smith tendrá que lidiar con todo ello para intentar llevar a cabo su plan maestro, algo que terminará provocando las lágrimas de todo espectador que se encuentre en la sala.

Así pues, Muccino nos vuelve a ofrecer un buen drama, quizá excesivamente triste, a pesar de que ofrece un importante mensaje de esperanza, pero con calidad cinematográfica suficiente como para que salgamos del cine con buenas sensaciones.

lunes, 26 de enero de 2009

Revolutionary Road

Valoración: Notable

Sam Mendes es, posiblemente, el director más polifacético del panorama cinematográfico actual. Lleva en su haber cuatro películas y todas ellas engloban un compendio de hacer más grande el cine, algo muy de agradecer en un arte que hace ya tiempo dejo de serlo para convertirse en negocio.

Mendes debutó ganando el Oscar con la irreverente y genial American Beauty. Si ya es difícil que una ópera prima gane la dorada estatuilla, todavía es más complicado mantener la línea de calidad. Pero Mendes se superó a sí mismo con Camino a la perdición, una de las mejores películas de gangsters que uno pueda recordar.

Después llegó Jarhead, un imponente film bélico sobre la guerra de Irak y ahora ha aterrizado en nuestras pantallas Revolutionary Road, un soberbio drama de pareja que refleja una historia que podría ser de lo más real, ambientada en 1955.

Uno de los alicientes de esta película era el reencuentro de Leonardo Di Caprio y Kate Winslet tras Titanic y hay que reconocer que ambos han crecido muchísimo como actores desde aquella ñoña historia que protagonizaron hace ya doce años, mostrando fielmente las reacciones de una pareja con muchísimos problemas de autoestima.

El guión, apoyado en un buen uso del flash-back, entrelaza elementos muy crudos en la vida de un matrimonio que comienza a desvanecerse: infidelidades, odios, traiciones, pero, sobre todo, un canto al intento de liberación de la mediocridad en la que muchos creen tener sumidas sus vidas, una última posibilidad de idealismo culminado por la desesperanza de un fuerte choque ante la realidad de la vida cotidiana con sus problemas, necesidades y obligaciones.

A todo ello hay que unir la impecable puesta en escena de Mendes, con decorados y localizaciones magistrales que nos llevan, inequívocamente, a aquella época de mediados de siglo XX, momento que los fumadores seguramente recordarán con nostalgia, ya que quienes estaban mal mirados eran aquellos que no tenían un cigarrillo en sus manos.

Así pues, Sam Mendes sigue con su inestimable contribución al Séptimo Arte, convirtiéndose en uno de los mejores cineastas del momento tanto por lo diferente de la temática de sus películas como por el cuidado y el mimo que exhibe en la realización de todas ellas. Su próximo film será Away we go y no seré yo quien se lo pierda.

Transporter 3

Valoración: Floja

Todos sabíamos que Transporter 3 iba a ser una película hecha por y para el lucimiento de Jason Statham, que se ha convertido en el auténtico rey de las artes marciales en occidente. Pero, ¿de verdad tenía que ser tan mala? Teniendo en cuenta que el guionista es Luc Besson, me esperaba algo más. Sin embargo, el guión narra un argumento tan pobre y tan cogido con alfileres, que ni siquiera llega a las dos historias que se contaron en las dos partes anteriores y no es que éstas fueran precisamente demasiado elaboradas.

Hay que reconocer que las secuencias de acción, referidas tanto a las alocadas persecuciones en coche como a las magníficas coreografías de lucha, funcionan a las mil maravillas gracias a ese intento de doble de Bruce Willis que es nuestro protagonista, que sigue tratando de imitar la chulería y los gestos del genial héroe de La jungla de cristal. Y digo yo, dado que Besson y Bruce Willis trabajaron juntos en la desternillante El quinto elemento, ¿será posible que el director haya influido en Jason Statham para que trate de moverse en la línea del señor Willis? No lo sé, pero hay que reconocer que Statham disfruta como pez en el agua en este tipo de roles, lástima que el ya denostado guión haya mermado ampliamente esos chascarrillos irónicos tan característicos de la saga, en favor de un mayor número de fantasmadas.

Creo que todo lo dicho anteriormente se podría resumir en un apartado de recomendaciones: Transporter 3 sólo te gustará si eres un fan de Jason Statham, ya que él es el centro de todo. Está bien secundado por un villano de categoría en la piel de Robert Knepper (los que seáis fans de Prison Break, esa serie que lleva ya dos temporadas más de la cuenta, lo conoceréis por T-Bag) pero poquito más hay que añadir.

Rocknrolla

Valoración: Interesante

Guy Ritchie vuelve a la fórmula que tan bien le funcionó en Lock & stock y Snatch con Rocknrolla, un film de mafiosetes británicos muy peligrosos escrito en un contínuo contexto de humor.

Lo más importante de esta película es que no engaña a nadie, ya que ofrece exactamente lo que promete, que no es otra cosa que un uso brutal y desmedido de la violencia en clave de comedia, para que el público asistente se parta de risa. Lo bueno es que lo consigue, tanto por lo hilarante de ciertas situaciones como por una serie de personajes que, simplemente, hacen gracia.

Desde luego Rocknrolla no pasará a la historia del cine europeo ni nada por el estilo, pero una función importante en esto del séptimo arte, la cual los críticos especializados parecen haber olvidado, es entretener y divertir y, ciertamente, esta película lo consigue.

sábado, 10 de enero de 2009

Resistencia (Defiance)

Valoración: Pasable

Son muchas y variadas las películas que se han llevado a cabo sobre el holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora Edward Zwick ha tratado de dar un giro más de rosca al narrar la historia de un judío bielorruso, interpretado por Daniel Craig (es decir Bond, James Bond) que comienza siendo Robin Hood para terminar convirtiéndose en el mismísimo Moisés.

En mi opinión Zwick da un paso atrás en su carrera con este film, el cual en ningún momento llega a las cotas de épica y dramatismo que supusieron sus dos anteriores proyectos: El último samurái y Diamante de sangre, dos soberbias películas muy superiores en todos los aspectos a esta tímida Resistencia.

No negaré que algunas secuencias alcanzan grandes dosis de intensidad, confiriendo a la trama, en algunos momentos, el sello Zwick al que estamos habituados. Sin embargo, en líneas generales, la película resulta un tanto decepcionante, quizá por el hecho de que el relato es muy inferior a lo que este director nos tiene acostumbrados.

Por último, me gustaría hacer una reflexión sobre el tremendo error que cometen los directores de doblaje español, cuando deciden cambiar las voces de los actores principales. Tanto Daniel Craig como Liev Schreiber han contado con muy distintos actores de doblaje en función del personaje que interpretaban. Así, mientras que Craig ha sido doblado en los últimos años por hasta nueve actores diferentes (el último al que estábamos acostumbrados es Jordi Boixaderas, que es quien le pone voz en la saga Bond), Schreiber ha contado con ¡Quince! (a destacar Juan Carlos Gustems, que le ha puesto voz en siete ocasiones, aunque Resistencia no sea una de ellas) de tal manera que uno nunca tiene la impresión de estar viendo al mismo actor, ya que el cambio de voz estropea cualquier tipo de reminiscencia que se posea sobre él.

Quien crea que esto es una nimiedad, que simplemente intente visionar alguna película en la que a Clint Eastwood no lo haya doblado Constantino Romero. Entonces entenderá perfectamente mi punto de vista.

lunes, 5 de enero de 2009

Cuestión de honor (Pride and glory)

Valoración: Buena

El nombre de Edward Norton ligado a cualquier proyecto es sinónimo, la mayoría de las veces, de calidad. Desde que este gran actor sorprendiera a propios y extraños tras su impactante interpretación en "Las dos caras de la verdad", este bostoniano nos ha regalado increíbles y complicadas actuaciones en films como "American History X", "El club de la lucha", "El ilusionista" o incluso en la piel del famoso monstruo verde "Hulk". De hecho, fue nominado al Oscar por "Las dos caras de la verdad" y "American History X", pero es demasiado buen intérprete como para que en la cada vez más depauperada Academia de Hollywood se den cuenta, así que la archiconocida estatuilla, por el momento, se le resiste.

Aquí Norton vuelve a lucirse en un rol complicado, pues encarna a un triste inspector de narcóticos, retirado a los despachos por un turbio asunto del pasado, que vuelve a la acción tras el asesinato de un grupo de policías. Su personaje deberá lidiar no sólo con los terribles asuntos que descubrirá, sino con un matrimonio roto, una prensa ávida de sangre y una familia un tanto peculiar.

Pero este film no sólo vive de Edward Norton, ya que se trata de un drama que envuelve a diferentes caracteres, perfectamente llevados a escena por un elenco importante: Colin Farrell, el veterano John Voight, Noah Emmerich (Beautiful Girls) y Lake Bell (Surface). Un elaborado guión mostrará las grandezas y miserias de todos ellos, en una trama más dramática que policial, explotando al máximo el bien, el mal y una especie de zona gris entre ambos, que es donde se mueve la mayoría de los personajes.

Conforme avanza el metraje la tensión va aumentando, llegando a contar con secuencias que pueden llegar a encoger el corazón de cualquiera. Así pues, un sólido drama para empezar con buen pie el 2009. No sé si ocurrirá lo mismo de todos los años, ya que estas fechas son proclives para el estreno de las mejores películas, dada la cercanía de los cada vez más infames Oscar; después llega marzo y el listón comienza a caer en picado. Esperemos que en esta ocasión, el cine logre estar a la altura.