lunes, 31 de mayo de 2010

Jacuzzi al pasado


Valoración: Floja

Después de Admitido, parece que Steve Pink quiere encasillarse en el subgénero de la comedia gamberra sin gracia, resumen básico de Jacuzzi al pasado.

¿Qué se le pide a este tipo de películas? Que te hagan reír a carcajada limpia. No se piden guiones profundos ni nada por el estilo, sólo pasar un rato divertido y a otra cosa. El problema es que en esta película las risas son pocas y las miradas al reloj abundantes. Mala cosa.

Con un argumento tan hilarante como que unos cuarentones amargados se metan en un jacuzzi y viajen desde el 2010 hasta 1986, había oportunidades para insertar todo tipo de gags. En lugar de eso, el guión se centra en la vestimenta de los ochenta y en la desorientación del grupo protagonista en su intento por regresar al futuro sin alterar el continuo espacio-tiempo.

Y así estaba yo, evocando al gran Spielberg y su Regreso al futuro cuando de pronto aparece Crispin Glover, que es nada más y nada menos que el padre de Michael J. Fox en la citada trilogía. ¿Sabéis que es el único momento en que he esbozado una sonrisa? Qué triste.

Hablando de actores, ¿qué hace alguien de la talla de John Cusack en este edulcorado producto? No sólo forma parte del elenco, sino que también es productor. Menudo negocio: bajar su caché como intérprete (porque está fatal en ese aspecto) en un producto en el que no va a forrarse precisamente. Del resto destacar a Rob Corddry (Aquellas juergas universitarias) por ser el único que realmente tiene una actitud acorde con el tipo de película y un excesivamente comedido Craig Robinson (Superfumados) por ser el otro coleguita de marras.

Pero si el film parece una parodia de Regreso al futuro, con respecto a Resacón en las Vegas podríamos decir que es un mal plagio, con el único y descarado propósito de hacer caja a su costa, aprovechando su gran tirón. Y es que la mencionada película de Todd Phillips fue la mejor gamberrada que hemos visto en Hollywood en muchos años.

Así, el metraje va transcurriendo entre las típicas y recurrentes bromas fáciles sobre sexo y escatología, hasta que llegamos al final de la película, con el cual, directamente, se pasa vergüenza ajena (ver zona spoiler).

Por rescatar algo positivo de esta producción, me quedo con algunos detalles, como las pequeñas referencias a Terminator, Amanecer rojo, Timecop, El efecto mariposa o Karate Kid, entre otras, así como el uso en su banda sonora de canciones de Public Enemy, New Order, INXS, Men without hat o Motley Crue.

En definitiva, una película tan poco original como estúpida, sin apenas gracia, que intenta obtener beneficios comerciales a costa de films en los que los guionistas sí trabajaron en serio. Lamentable.

ZONA SPOILER: no leer si no se ha visto la película.

Al final de la película, uno de los protagonistas decide no meterse en el jacuzzi, de forma que no regresa al presente y se queda en los ochenta. Así que, cuando el resto de la tropa vuelve al tiempo que les corresponde, se encuentran una sorpresa: el amigo aprovechó sus conocimientos futuros para hacerse rico y famoso.

Además los personajes de John Cusack y Craig Robinson, hundidos laboral y sentimentalmente en sus vidas antes del viaje, descubren que cambiaron el futuro, para estar ahora en un bochornoso y patético happy end de los que hacen época.

Y yo que esperaba reírme... ¡Qué pena!

Perdidos: un vistoso engaño

ATENCIÓN PELIGRO SPOILER: La siguiente entrada desvela partes importantes de la trama; léelo bajo tu propia responsabilidad.


La semana pasada se emitió, en Estados Unidos, el último capítulo de la mejor serie de televisión de todos los tiempos: 24. Esa misma semana, también terminó otra serie, Perdidos y he de decir que, como a otros muchos seguidores, su última temporada (no sólo los últimos dos capítulos) me ha defraudado y de qué forma.

En Perdidos ha sido mucho mejor el camino que el desenlace. La forma de definir los personajes era peculiar, utilizando flash-backs de su vida cotidiana similares a ciertos acontecimientos que debían superar en la isla. En algunos casos (la mayoría) este método resultaba efectivo, sin embargo también había capítulos que resultaban de lo más aburridos (eso que jamás ha sucedido en 24).

Pero si por algo estoy tan decepcionado como defraudado es por la alegría con la que Abrams y compañía han cambiado las reglas del juego, justamente cuando no tenían ni idea de cómo explicar todos los enigmas planteados. Y, por favor, no me vengáis con el rollo fanático de "eso es porque no lo has entendido" ya que no es el caso. He seguido Perdidos con bastante interés desde el primer día y he visto los capítulos como debe hacerse: uno por semana, para tener tiempo de valorar cada historia. Así que poseo elementos de juicio para decir que la última temporada me ha parecido una soberana tomadura de pelo. Haré un breve resumen para explicarme.

La primera temporada se caracteriza por un accidente de avión, en el que hay supervivientes. Éstos deben enfrentarse a una serie de peligros, mientras tratan de resolver los misterios de una isla misteriosa. En esta temporada se produce la presentación de personajes, sus interrelaciones y el comienzo de las incógnitas, terminando por descubrir el famoso bunker done estaba Desmond.


En la segunda diría que los grandes protagonistas son los números, principal tomadura de pelo de esta serie. ¿Por qué? Por la explicación de la última temporada. Resulta que los números sólo son el resto de una lista de posibles sucesores de Jacob (sobre él y su némesis no sabremos nada hasta el final de la quinta temporada). Si sólo es una lista, ¿por qué ésa es la secuencia numérica que estabiliza la máquina que controla el magnetismo de la isla?, ¿por qué son los números que hicieron ganar a Hugo la lotería?, ¿por qué fueron el rumbo que siguieron la francesa loca y sus amigos científicos para llegar a la isla? Pero la explicación es, lisa y llanamente, que sólo son una lista. Y qué lista, porque en el tramo final de la serie, Jacob dice a Kate que da igual que su nombre estuviera tachado, porque sólo es una raya de tiza en una pared. Si ella quiere ser la sucesora, adelante. ¿Y para eso tanto tiempo hablando sobre la importancia de los números? El enigma numérico estaba muy bien creado, el problema es que no sabían dar una respuesta convincente, acorde con las expectativas generadas. Así que se salen por la tangente (norma general de Abrams, conocido de sobra por todos los que vimos Alias) y ya está.

Al final de la segunda temporada, aparecen los otros, así que la expectación para la tercera es saber quienes son, por qué están ahí y, sobre todo, esperar que alguno comience a resolver el buen montón de preguntas que ya llevamos a cuestas. Sin embargo, las respuestas esperadas no llegan nunca, sólo más incógnitas que resolver.

En la cuarta temporada nos enteramos de que hay gente capaz de llegar a la isla desde el exterior. Uno espera enterarse de qué va esto, pero no, sólo ve disparos, guerras y más personajes con los que poder rellenar episodios contándonos sus vidas en interminables flash-backs. Y aquí los guionistas se desatan: caminos que no llevan a ninguna parte, enrevesadas tramas sin explicación y, sobre todo, cambios en las reglas del juego, dejando de ser fiel a la serie que cada vez va dejando más a un lado la ciencia ficción para convertirse en algo espiritual.

En el descanso entre la cuarta y la quinta temporada, J.J. Abrams aseguró que los puzzles generados hasta ese momento, comenzarían a resolverse. Otra mentira más para tenernos a todos enganchados. Mira que habían conseguido escapar de la isla, pues no, otra vez de vuelta. Otro accidente (y eso que ahora sabíamos que hay formas para entrar en la isla, porque Charles Widmore no tiene poderes sobrenaturales) y ya estamos de vuelta, pero en otra época, atrás en el tiempo. ¿Y cómo termina dicha temporada? Colocan una bomba en una de las estaciones Dharma, para evitar el futuro accidente del 815 de Oceanic. Y por si hubiera dudas, Juliet afirma, poco antes de morir, que ha funcionado.

Entroncan ese final con una sexta temporada en la que vemos el vuelo en cuestión y cómo todos llegan sanos y salvos a su destino. ¿No dice Juliet que ha funcionado? Pues no, otra trampa más. Resulta que en la realidad alternativa que nos están contando, todos están muertos. Es el tránsito de esta vida al más allá, o lo que es lo mismo: un capítulo de Entre fantasmas. Uno se mosquea porque es seguidor de Jack Shephard y no de Melinda Gordon (bueno, de ella sí, pero no de su serie) y rápidamente los guionistas aseguran que los personajes no están en el limbo ni soñando. ¿Dónde están si no? Copiando descaradamente aspectos fundamentales de El sexto sentido, cada espíritu recuerda lo que quiere, así que hasta que no pasan un tiempo en ese mundo imaginario no van recordando sus vidas. Conforme mueren llegan allí, pero curiosamente no lo hacen todos. ¿Qué hay de Ana Lucía? ¿Y el señor Eko? ¿Sabéis cuántos personajes faltan en la patética y lacrimógena secuencia final de la Iglesia?

Se lo repito, señor Abrams: ¿por qué se vuelve infiel al espíritu de la serie? Ciencia ficción y aventuras convertidos en múltiples intentos de obtener la lágrima fácil del aficionado (que en mi caso fue un mosqueo monumental).

Luego está el asunto de Jacob y el anti-Jacob (porque por alguna razón jamás dicen su nombre). Dos hermanos raptados de bebés en la isla. Por cierto, su madre adoptiva, guardiana de la isla, rompe con la idea de que el guardián debe ser alguien honesto, ya que asesina con total frialdad a la madre de ambas criaturas. Jacob termina siendo el siguiente guardián y su hermano se convierte en el humo negro por meterse de lleno en la fuente de la isla (otra de esas cosas incomprensibles, ya que tanto Desmond como Jack pasan por allí y no les sucede nada raro). El caso es que si Jacob no conoce otra cosa que la isla, ¿cómo narices viaja en modo realidad virtual a Estados Unidos y va buscando sucesores? Pero bueno, sería como intentar resolver la cuestión de la resurrección de Sayid u otros problemas de índole menor, como saber qué vio aquel vidente que no quería que Claire tuviera su hijo en la primera temporada, de los que nunca sabremos nada.

Hacéos la siguiente pregunta: ¿qué habría sido de Perdidos si se hubiese emitido a principios de los 90? Me refiero a una época en la que todavía no había internet. Abrams, muy hábilmente (no se lo niego) nos ha creado una serie de enigmas que tenían posibles soluciones muy atractivas. Y han sido los bloggeros, los foreros y los internautas en general, quienes han dado rienda suelta a su imaginación con múltiples teorías. Sin embargo, al final, los que no han tenido talento para dar respuestas a la altura de los enigmas han sido Abrams y sus coleguitas de guión.


Perdidos es, pues, una gran broma. Se han reído de nosotros durante seis años, de la misma manera que aquellos directores de cine que realizan películas de asesinatos en las que nos hacen dudar de una media docena de personajes, para descubrir al fin que el criminal de turno es un actor que no ha aparecido en toda la película. No dejo de reconocer que la he ido disfrutando, me refiero a que no considero una pérdida de tiempo haberla seguido. Sin embargo esa falta de talento para cerrar historias me enerva, porque supongo que no consideraréis que todo está muy bien trenzado simplemente porque al final salga la misma zapatilla que Jack vio al despertar por primera vez en la isla. Es un retoque formal menor, un guiño, pero no una solución satisfactoria.

No estoy diciendo que una película o una serie deba darlo todo mascadito, no van por ahí los tiros. Hablo de calidad, talento y originalidad para cerrar de forma solvente una historia. Voy a poner un ejemplo clarificador: El ala oeste de la Casa Blanca. ¿Sabéis? Soy un amante de la ciencia ficción y detesto la política. La serie que acabo de mencionar es política pura y dura desde dentro, con todos los entresijos e hilos que hay que mover en el mundo de la presidencia norteamericana. Sin embargo, El ala oeste me fascina capítulo a capítulo. ¿Por qué? Presenta tramas mucho más complicadas que Perdidos (que no haya seres sobrenaturales ni islas que se muevan no significa que no se puedan escribir relatos con múltiples subtramas, enigmas y problemas de difícil solución) y logran resolverlas todas con finales airosos. Lo recalco: no finales machacaditos del tipo Vanilla Sky, sino finales airosos, con respuestas a la altura de los problemas planteados.

Es la diferencia entre buenos narradores de historias y vendedores de humo. Por eso jamás podré estar de acuerdo con quienes veneran Perdidos como si fuera lo mejor que se ha hecho en televisión, ya que dista mucho de ello. De hecho, ni siquiera es la mejor dentro del género de la ciencia ficción, pues se ve superada con creces por Expediente X, la cual me va a servir muy bien para cerrar el post y aclarar una última cosa: un final te puede gustar o no, lo que no es óbice para ser fiel o infiel a toda una saga. Personalmente el final de Mulder, Scully, el fumador, los hombrecitos verdes y demás, no me satisfizo, pero eso ya son gustos personales (me hubiera gustado que Mulder hubiese ganado, pero optaron por un final en el que no ganaban los buenos, lo que tampoco tiene por qué ser ningún handicap) Lo que jamás podré decir es que Chris Carter me hubiese tomado el pelo, ya que hubo resolución digna y no se salió de la línea establecida por las primeras temporadas. Abrams sí lo ha hecho.


Ahora sigo otra serie del señor Abrams, titulada Fringe (foto superior), con mucha ciencia ficción, enigmas e incluso mundos paralelos y ya me estoy temiendo lo peor. La veré mientras me diviertan las andanzas del carismático Joshua Jackson y compañía, pero no seré yo quien pierda el tiempo elucubrando sobre su posible final.

Realmente podía haber resumido todo lo anterior en un par de preguntas: ¿qué es lo mejor de 24? Factura visual cinematográfica, guiones adictivos, interpretaciones fantásticas... ¿Qué es lo mejor de El ala oeste de la Casa Blanca? Unos encomiables guiones que nos cuentan historias con una calidad digna del mismísimo Clint Eastwood. ¿Qué es lo mejor de Friends? Un sentido del humor agudo y original que te sorprende capítulo a capítulo (cito estas tres por ser claras referencias de la televisión). Y, ¿qué es lo mejor de Perdidos? Sus espectadores, ya que han sido su imaginación e inteligencia (y no los más que discutibles talentos de los guionistas) quienes han hecho grande esta serie.

Sé que hay mucho fanático por ahí, que en cuanto pueda se liará a insultos con este post (benditas sean las opciones de moderación) pero pensadlo un poquito y veréis como no he dicho ninguna barbaridad.

domingo, 30 de mayo de 2010

El apoteósico final de 24


ATENCIÓN PELIGRO SPOILER: La siguiente entrada desvela partes importantes de la trama; léelo bajo tu propia responsabilidad.

La cadena Fox es un desastre en España. Resulta que su mejor serie, 24, se emite con retraso y de mala manera, mientras que otras de muy inferior calidad (Anatomía de Grey, Sin cita previa, Sin identificar...) rápidamente son emitidas en prime time. De hecho Fox Crime emite actualmente la temporada séptima. Un ultraje que sirve muy bien a Perdidos y sus trampas.

Resulta que 24 es la tercera serie de todo Estados Unidos que más dinero recauda durante los anuncios publicitarios que van entroncados a la misma. Si recauda más dólares que otras, como por ejemplo Perdidos, es por su amplísima legión de seguidores (por ejemplo nueve millones en el capítulo final). Pero el controvertido final de Lost (ya hablaré en otro post sobre él) está en boca de todos en España, mientras que sólo los que nos hemos movido para ver 24 por medios alternativos, hablamos del final de la mejor serie de la historia de la televisión. ¿Por qué? Por calado, audiencia, calidad, intrigas que son resueltas sin que parezca que te toman el pelo y, sobre todo, porque su novedoso formato en tiempo real ha marcado un antes y un después en la ficción televisiva. Y eso, os pongáis como queráis, Perdidos no lo ha conseguido.

Pero hablemos ya del señor Jack Bauer. En esta última temporada está completamente desatado. Era feliz, con una nieta, reunido de nuevo con su hija, se iba a marchar a Los Angeles para vivir con su familia... Pero no, una vez más, como sucedió en la cuarta temporada, cuando Jack se las prometía felices, unos fatales acontecimientos no le permitieron el descanso que tan merecido tenía.

Jack vuelve a vérselas con traidores, bombas nucleares, rusos y Charles Logan. Toda una sorpresa ya que parecía que su ex-mujer se había encargado de él. Y Logan la vuelve a liar, convenciendo a la presidente Taylor para que se meta en un lío sin solución posible.

La intriga política es excelente. A ver si nos vamos enterando de que la inteligencia de un guión no consiste en dejar cabos sueltos (Perdidos) sino en recrear una compleja trama y saber cerrarla de forma coherente. Cada vez hay que tapar más cosas para llegar a un acuerdo de paz que nadie quiere. Mentiras, asesinatos, atentados... Y el único que quiere justicia es Jack. Llega un momento en que la presidente, sabedora de la altura moral del agente, trata de maniatarlo para que deje correr el asunto. Pero claro, con la muerte de Renée Walker, pareja sentimental del protagonista esta temporada, Jack no estaba por la labor.

Bauer debe hacer uso de todos sus recursos, habilidades, inteligencia y tenacidad para llevar a cabo la misión de repartir justicia. Y acaba con todos: la doble agente (los fans de 24 aplaudimos la venganza de Jack Bauer sobre Starbuck, que tan injustamente ganó el premio a mejor personaje de la televisión), toda una división de rusos, árabes, traidores norteamericanos...

El miedo que llega a generar Jack en sus enemigos es tan brutal, que los espectadores saltábamos del sofá cada vez que nuestro protagonista iba marcando objetivos (observar a Logan completamente aterrorizado mientras ve acercarse a Bauer, no tiene precio, es uno de los momentos de la temporada).

Al final llegué a pensar que moriría. La presidente, aunque demasiado tarde, entra en razón, los misterios se resuelven (sí, misterios, lo recalco porque parece que sólo puede haber incógnitas en tramas sobrenaturales) y Jack está considerado como el enemigo público número uno, lo que no es de extrañar habida cuenta de todos los cadáveres que lleva a sus espaldas.

Pero en el último momento, el agente que debía ejecutarlo recibe una contraorden presidencial. No hay indulto para Jack, sólo unos minutos de ventaja para que desaparezca. Y así, termina la serie.

Jack Bauer es un héroe en toda regla: alguien que hace lo que haga falta por un bien mayor y que después es capaz de afrontar las consecuencias. Le hemos visto llegar a aguantar dos años de tortura en una prisión china sólo por hacer lo correcto. Merecería medallas, pero el premio que obtiene por salvar al mundo una y otra vez es perder seres queridos y quedar al margen de la sociedad.

Parece ser que Fox Crime, al término de la séptima temporada, continuará con la octava, así que los que la hemos visto en versión original, podremos prestar más atención a las espectaculares secuencias de acción (esas de las que carece Perdidos) al contar con el audio en castellano. Resulta que en España, a pesar del mal trato recibido, la legión de incondicionales sigue siendo enorme. Tras una primera temporada de muy buena audiencia en Antena 3, el resto se emitió en bloques de dos y tres capítulos a horas intempestivas. ¿Qué le habría sucedido a Perdidos con un trato similar? Ahora mismo estaría borrada del mapa.

Guiones inteligentes, complicadas tramas y subtramas siempre bien culminadas, interpretaciones maravillosas, puesta en escena de factura cinematográfica (los planos, contraplanos y secuencias largas superan con creces la realización televisiva) y un novedoso y original formato a tiempo real. Se termina la mejor serie de todos los tiempos, lo que nos deja por un lado tristes, pero por otro ansiosos por ver el salto al cine (cosa que, por cierto, en Perdidos ni se contempla).

Parece ser que el guión de 24: The movie está terminado y la acción podría llevarse a cabo en Europa. Puede ser cierto o puede tratarse de una filtración interesada para saber qué opinan los fans. El salto a la gran pantalla puede ser complicado. De hecho sería preferible que olvidasen el formato en tiempo real y se centrasen en confeccionar una buena película de acción. Esperaremos impacientes.

Funny Games


Valoración: Muy mala

En una ocasión, Matt Zoller Seitz del New York Times dijo que un homenaje sin innovación no es homenaje, sino karaoke. Pues bien, Michael Haneke se pasa al mundo del karaoke con el remake de Funny Games, que no es más que una vulgar y descarada copia del insoportable film, del mismo título, que realizó en 1997.

El argumento es idéntico: dos psicópatas siembran el terror en un tranquilo valle residencial, donde la gente suele pasar las vacaciones jugando al golf, montando barbacoas o practicando la vela. Pero es que la casa parece la misma, los planos son iguales, la tomadura de pelo exacta... Vamos, una vergüenza.

Analizando la película como tal, para los que no conzcan la primera versión, diré que la palabra que mejor la califica es insufrible. ¿Cómo un thriller puede llegar a ser tan soporífero? Porque cuenta con irritantes secuencias que superan los diez minutos de metraje en las que no pasa absolutamente nada. Y en las que ocurre algo, Haneke directamente se limita a jugar con el espectador, tratando tramposamente de hacerle partícipe de la trama, aunque realmente su único intento es el de provocarnos, lisa y llanamente.

Para colmo de males, ni siquiera es original. Una de sus supuestas innovaciones (una secuencia con un mando a distancia, explicada en la zona spoiler) ya fue vista en La loca historia de las Galaxias. Sí, aquella película de Mel Brooks, ¡de 1987!, casi nada, diez años antes que la primera Funny Games. Y hablamos de una película en la línea de cosas como Top Secret o Agárralo como puedas. ¿Este thriller va de eso? Creo que no. También tenemos la cantidad de referencias sacadas de la La naranja mecánica. Vamos, que ni nuevo, ni novedoso, ni transgresor, ni nada de nada. Un auténtico fraude.

Sólo hay dos cosas que se salvan de la película: las interpretaciones de Naomi Watts y Tim Roth. Ella está soberbia, perfectamente integrada en el relato (no en vano es productora) demostrando grandes dotes para encarnar a víctimas de un sufrimiento brutal. Él también cumple satisfactoriamente, cosa que no pueden decir los patéticos Michael Pitt (a pesar del parecido físico y la coincidencia de apellido no es hermano de Brad Pitt) y Brady Corbet, con simplonas y cargantes actuaciones, carentes de todo rasgo de calidad.

Sinceramente, comprobar que a un director de cine le pagan dinero por insultar al público y que encima lo haga dos veces, lo veo motivo más que suficiente como para que nadie le sufrague los gastos de una película nunca jamás. Pero como la moda es afirmar que lo nuevo es bueno (una tontería como una catedral), seguramente volveremos a padecerlo.

ZONA SPOILER (no leer si no se ha visto la película):

Resumiré brevemente la secuencia del mando a distancia: uno de los villanos (Corbet) recibe un tiro en el pecho; a Michael Pitt no le gusta quedarse sin su compañero de juegos así que saca un mando a distancia, rebobina la cinta y la acción vuelve a comenzar, sólo que en esta ocasión Corbet no muere. ¿No es patético? Ya lo creo.

Pero todavía es peor analizar la situación antes de que Pitt y Corbett comiencen a torturar a Naomi Watts y Tim Roth. Vamos a ver: Tim Roth aparece como un hombre hecho y derecho, mientras que los villanos son dos críos. La pregunta es, ¿por qué Tim Roth no les parte la cara y los echa a patadas de su casa, en lugar de quedarse quieto mientras destrozan a toda su familia?

¡Qué pena das, Haneke!

Grindhouse: Death Proof


Valoración: Buena

Es una pena que en los países de habla no inglesa se haya cometido la torpeza de emitir Grindhouse en dos veces. Para quien no lo sepa, los grindhouses eran unos cines que, a partir de los años sesenta, exhibían en Estados Unidos películas de terror de bajo presupuesto pensadas para el público adolescente, es decir: sexo, sangre y monstruos por doquier. Y una de sus particularidades era la de las sesiones dobles, de ahí que en nuestro país se haya perdido este espíritu al partir Grindhouse en dos películas.

Por ello, aquí nos ocuparemos solamente de Death Proof. Esta segunda parte está dirigida por el maestro Quentin Tarantino, que si bien queda muy lejos de las altas cotas alcanzadas por la magistral Pulp Fiction, sí deja entrever su talento como cineasta en pequeños detalles: inteligentes y divertidos diálogos, virtuosismo con la cámara emitiendo planos de todo tipo (en especial su obsesión por retratar los pies de la gente), detallitos made in Tarantino como una marca de tabaco propia, secuencias de acción bastante bien conseguidas y varias sorpresas insertadas sabiamene para regocijo del espectador.

Tarantino nos ofrece un homenaje doble: por un lado hacia las road movies antiguas de terror y, por otro, a los antiguos especialistas de cine, aquellos que se jugaban la vida al estrellar coches de verdad en lugar de los trucos actuales generados por ordenador.

Las referencias musicales y cinematográficas son constantes. La banda sonora posee temas como The last race de Jack Nietzsche, Jeepster de T. Rex o Hold Tight de los británicos Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich. Las referencias cinéfilas nos llegan tanto por las reminiscencias del cine de Roger Corman, como por las diversas citas de diferentes films que incluye el guión, así como la aparición de carátulas de cierta película de Ralph Nelson de 1970 (Soldado azul).

Siguiendo con las referencias, los fans de Tarantino disfrutarán al recordar el diálogo inicial de Reservoir dogs, la conversación de los masajes en los pies de Pulp Fiction o la melodía de Kill Bill. Quentin Tarantino es un genio detallista y se agradece.

Otra de las características de su cine suele ser recuperar a alguna antigua estrella cuya carrera se encuentre en declive. En esta ocasión lo ha hecho con Kurt Russell, magnífico en su rol de psicópata. Russell encabeza un reparto coral con nombres conocidos como Rosario Dawson (Siete almas), Vanessa Ferlito (24), Sydney Tamiia Poitier (hija del celbérrimo bahameño Sidney Poitier) o Mary Elizabeth Winstead (la hija de Bruce Willis en La jungla 4.0).

Death Proof no es una obra maestra, ni mucho menos, pero es Tarantino en estado puro: originales y particulares diálogos, humor negro en clave de violencia, estilo postmoderno y referencial, chicas de infarto, puesta en escena sublime, ambientación perfecta y detallada... A buen seguro, sus seguidores gozarán de lo lindo.

Grindhouse: Planet Terror


Valoración: Buena

Supongo que todo el mundo conoce a Robert Rodriguez (Abierto hasta el amanecer, Desperado, Sin City...) y su amistad con el gran Quentin Tarantino. Ambos se reunieron para realizar Grindhouse, un film que se estrenó en su conjunto en los países anglófonos, mientras que en el resto, se dividió en dos películas. Hasta se crearon unos falsos trailers (de uno de ellos, Machete, habrá largometraje) que debían ir insertados entre las dos partes que la componen. Como España entra en el grupo de la emisión por separado, aquí comentaremos sólo lo referente a Planet Terror. Creo que es un error no respetar los deseos de los autores, ya que perdemos parte de su espíritu, pero es lo que hay.

Planet Terror es un homenaje a aquellas películas de Serie B de zombis que hicieron furor allá por los 60 y 70. Como no podía ser de otra manera tratándose de Rodríguez, está confeccionada de forma gamberra y grotesca. De hecho, si uno no comprende esta forma de ver el cine o directamente no le va mucho (lo cual es muy lícito) la película le disgustará bastante.

Unos la calificarán de atrevida y osada. Otros de auténtica desvergüenza. Supongo que es cuestión de gustos. Lo que es innegable es su carácter desenfadado y paródico, de ahí que todo esté exagerado hasta el extremo.

En el apartado técnico, no puedo por menos que aplaudir. Rodríguez se cachondea (aunque de forma cariñosa) de los clásicos argumentos de este tipo de Serie B, pero nunca se toma a broma la realización de sus películas: ritmo trepidante, búsqueda constante del sentido del humor, montaje de lujo, una estética perfecta que te traslada irremediablemente a aquella época...

Además están los actores. Bruce Willis tiene un papel pequeño, pero es un intérprete que siempre destaca, de ahí que lo mencionemos en primer lugar. Después tenemos a Rose McGowan en un rol absolutamente hilarante (no desvelo más), Naveen Andrews (Perdidos) como científico loco y sádico, el veterano Michael Biehn (Terminator) de sheriff local, Josh Brolin (No es país para viejos) y Marley Shelton (La hora once) conformando un matrimonio bastante peculiar, Jeff Fahey (Cazador blanco corazón negro) haciendo de cocinero bastante colgado y el protagonista, Freddy Rodríguez (La joven del agua) un pistolero más audaz que el mismísimo Mariachi.

Así pues, entre su reparto coral, su alocada narración, sus continuas referencias cinéfilas y sus ganas de hacer reír, Planet Terror es un divertimento asegurado, un entretenimiento sublime de magnífica factura técnica que, indefectiblemente, evocará nostalgia de épocas pasadas del cine de terror.

La boda de mi novia


Valoración: Mala

El semidesconocido realizador inglés Paul Weiland (Por amor a Rosana, El tesoro de Curly) dirige esta flojita comedia romántica, que se podría resumir como un compendio sin gracia de La boda de mi mejor amigo, El padre de la novia, Planes de boda, Cuando Harry encontró a Sally, Cuatro bodas y un funeral... Incluso copian sin ningún pudor parte del contexto del clásico Historias de Filadelfia. Vamos, que Weiland no es, precisamente, un genio de la imaginación, por decirlo de forma suave.

El argumento es absolutamente irrisorio: un tipo que es un auténtico ligón (con un guión que exagera tanto sus dotes para este menester que resulta ridículamente falso) se da cuenta de que el verdadero amor de su vida es su amiga de siempre, cuando ésta decide casarse con un escocés al que acaba de conocer. Pero es que a la chica en cuestión, no se le ocurre otra cosa que pedirle a su amigo que sea su dama de honor. Vamos, que más que una comedia parece algo sacado de la ciencia ficción.

El film trata de sobrevivir gracias a la popularidad de sus actores principales. ¿Quién no conoce al doctor Shepherd de la sobrevalorada y vulgar Anatomía de Grey? Por si acaso no nos hacíamos con su cara, el tercero en discordia en el triángulo amoroso de la película es otro actor de la mencionada serie, Kevin McKidd (que vivió tiempos mejores protagonizando Roma). Y la chica por la que ambos están locos, también es un rostro muy popular en la actualidad: Michelle Monaghan (La conspiración del pánico, Matrimonio compulsivo, Misión imposible 3...)

En resumidas cuentas, lo que La boda de mi novia nos depara es lo siguiente: personajes estereotipados hasta decir basta, una búsqueda excesivamente tópica del amor ideal (amor de los que sólo aparecen en los cuentos de hadas), un argumento previsible y predecible en todo momento, gags muy poco inteligentes, mediocre puesta en escena (en especial la parte que se desarrolla en Escocia)... Eso sí, he de reconocer que es muy fácil de ver, tanto que a los cinco minutos, uno ya se ha olvidado de ella.

Superfumados (Pineapple express)

Valoración: Muy mala

De un tiempo a esta parte me dicen que soy excesivamente crítico con las películas. Sin embargo, creo que no es para tanto. Sé que hago esta reflexión en una película a la que he valorado con un uno (y porque no uso negativos) así que trataré de utilizar lo que pienso sobre el mundo del humor para explicarlo.

Condición sine qua non para que una película sea calificada de comedia: hacer reír. Y eso no es tan fácil. Está la manera clásica, como aquella ocasión en la que Spencer Tracy espiaba a Katherine Hepburn, ahogando la risa que le producía verla dentro de una cocina, intentando hacer un desayuno que terminó en siniestro total en La mujer del año, de George Stevens. Lograr que una situación cotidiana se convierta en divertidísima gracias a la calidad de los actores, es un tipo de humor que funciona siempre.

Entiendo que aludir de continuo a los grandes clásicos puede resultar monótono, así que hablemos de algo más cercano. ¿Qué tal Quentin Tarantino y su Reservoir dogs? Aquí podríamos hablar de un humor inteligente, ya que es la calidad y la originalidad de su guión, con diálogos hilarantes pero bien llevados, lo que consigue que el espectador se desternille con una serie de acontecimientos que, vistos de otra manera, serían considerados como trágicos.

Hay otro tipo de humor, que es el relacionado con la parodia. Posiblemente el rey en este apartado sea el gran Peter Sellers, aunque también habría que tener en cuenta a Jerry Lewis y alguno más.

Y todavía nos queda un cuarto, que es el de la comedia desenfadada y gamberra. Una de mis favoritas, en este sentido, es Ford Fairlane, que no será cine de calidad, pero no conozco a nadie que no se haya partido de risa con ella.

¿Hay algo de lo mencionado hasta ahora en Superfumados? Vamos a ver. Está claro que no es un clásico. En cuanto al guión, narra la odisea de un tipo que, tras presenciar un asesinato, decide confiar únicamente en su proveedor de marihuana, al que sólo conoce desde hace un mes. Poco más cuenta la película, así que el libreto, de hacer reír, nada. Sobre los protagonistas, Seth Rogen (Hermanos por pelotas, Hazme reír) y James Franco (Spiderman) ¿qué puedo decir? Que ni tienen gracia ni la conocen (y eso que no perderé tiempo en hablar sobre sus limitaciones artísticas). Y sobre la comedia gamberra, ver cómo dos tipos se lían a fumar porros sin parar como único recurso cada vez que tienen problemas, no me parece algo gamberro sino patético. Había olvidado la parodia. Parece ser que esta película es un intento de versionar (digámoslo así) las aventuras y desventuras de aquella pareja de colgados de los setenta, llamados Cheech y Chong... Sin comentarios.

Resumiendo: Superfumados es un intento de comedia que trata de hacer reír tocando, de forma irreal y nada creíble, asuntos que se supone propios de treintañeros, como restos de inmadurez, miedo al compromiso, aversión a la responsabilidad y ganas de volver a ser adolescentes. ¿Qué película trataba todo eso de forma genial? Resacón en Las Vegas, un film imprescindible para cualquier cinéfilo. ¿Cual es la diferencia? Que el espectador sentía empatía por los personajes de dicha película, mientras que resulta imposible tener un sentimiento remotamente parecido por cualquiera de los idiotas que participan en Superfumados.

Así pues, fracaso estrepitoso de Judd Apatow (Supersalidos), productor y máximo responsable de este bodrio en clave buddy movie, que lejos de ser una comedia, es una oda a la estupidez y al sopor. En definitiva, un gran desastre.

sábado, 29 de mayo de 2010

Invictus


Valoración: Notable

Recuerdo haber visto por televisión la final del mundial de rugby de 1995 entre Suráfrica y Nueva Zelanda. En aquel momento para mí sólo fue un evento deportivo y he de reconocer que, como fan de Jonah Lomu, me disgusté cuando Nueva Zelanda perdió el partido.

Quince años después Clint Eastwood ofrece la misma final, explicando todas las connotaciones que conllevó aquel campeonato y, curiosamente, me convierto en un Spring Bok más. Es lo que pasa cuando la historia te la cuenta un genio de la narración cinematográfica como él.

Eastwood demuestra en Invictus muchas de las cosas que le han convertido en un excepcional cineasta: una historia bien contada con una puesta en escena encomiable, tanto en las secuencias de los partidos como en los abundantes detalles con los que nos regala la vista.

Se ha criticado esta película por centrarse demasiado en el aspecto deportivo, ya que el libro de John Carlin en el que está basada, profundizaba mucho más en los esfuerzos de Mandela para unir a negros y blancos tras cuarenta años de appartheid. Y sí, he de reconocer que el guión de Anthony Peckham (un no muy hábil escritor, como demuestran sus trabajos en Ni una palabra y Sherlock Holmes) tiene luces y sombras. El aspecto épico-deportivo está perfectamente explicado, ahondando en los diferentes estados de ánimo por los que atraviesa un deportista de élite. Sin embargo, el aspecto político queda muy por debajo de las posibilidades que esta historia ofrecía.

Pero Eastwood es un maestro tanto en realización como en preparación de actores, las dos principales bondades de esta película. Sobre la filmación, el realismo con el que Eastwood rueda acciones típicas del rugby como placajes, tácticas defensivas, golpes de castigo, ensayos, pases atrás o incluso la temible danza neozelandesa, es sobresaliente.

Y sobre los actores, ¿qué decir de Morgan Freeman? En una de sus mejores interpretaciones, Freeman efectúa un elogiable trabajo dando vida a Nelson Mandela. La forma de moverse, la de hablar, los gestos... Una auténtica gozada.

No es lo mejor que ha hecho Clint Eastwood, cierto. Hay mucho más de oficio que de brillantez, pero ¿cuántos directores de hoy en día cuentan con ese oficio? ¿Cuántas veces salimos del cine con la satisfacción de haber visto una película de calidad? Eastwood tiene tan alto el listón que sus peores películas son filmes que otros ni siquiera sueñan con poder realizar. Y eso hace que el bueno de Harry el Sucio siempre sea un valor seguro.

Legión


Valoración: Muy mala

¿Conocéis una serie de televisión titulada Sobrenatural? Versa sobre dos hermanos que, moviéndose al margen de la ley, hacen frente al mal en todos sus estados. En la cuarta temporada comienzan a aparecer ángeles y se disputa una guerra entre éstos y un grupo de demonios, con los Winchester (los hermanos en cuestión) en el centro del meollo. Pues bien: cualquier capítulo de la citada temporada es muchísimo mejor que este bodrio lamentable llamado Legión, ópera prima de Scott Stewart, responsable de los efectos visuales de películas tan espectaculares como La jungla 4.0, Iron Man o la mítica Blade Runner. Curiosamente este film descuida bastante el apartado técnico, con una puesta en escena similar a la serie B y secuencias de acción con tantos planos por segundo, que aburren y marean más que otra cosa.

Legión es una película que no hay por donde cogerla (no me extraña que haya tardado más de la cuenta en emitirse en nuestro país). De entrada el argumento es, más o menos, el siguiente: Dios está harto de la humanidad y envía a una legión de ángeles para borrar al hombre de la faz de la tierra. Y digo más o menos porque ángeles, como tales, sólo envía a uno: el grandote Kevin Durand que últimamente aparece como secundario en todos los sitios (Perdidos, El tren de las 3:10, Lobezno, Robin Hood...).

El guión es una colección de clichés mal montados. Para empezar, todo recuerda de un modo sospechoso a otra serie de televisión titulada Ángeles y Demonios (nada que ver con el sobrevalorado Dan Brown). Después tenemos un inicio a lo Acorralado (hasta hay diálogos haciendo referencia a Rambo, por si no nos enterásemos debido al sopor que destila todo el relato). Parte del desarrollo parece una mala adaptación de Terminator, ciertos efectos son semejantes a La momia, algunos intentos de golpe de humor son tristes parodias de Terroríficamente muertos, aparecen personas poseídas gateando como en El exorcista y parte del final evoca, de alguna manera, a Aliens, aunque no precisamente a la maestría de su director, James Cameron.

Unimos la total ausencia de ritmo, los bochornosamente poco inteligentes diálogos, la torpe y poco conseguida mezcla de géneros (acción, terror, western y apocalipsis) y el poco interés que desprende la repetitiva historia de un grupo heterogéneo de personas encerradas, tratando de sobrevivir (el 90% del metraje se desarrolla en una gasolinera en medio del desierto) y obtenemos el peor guión de 2010 hasta la fecha.

Pero si el libreto es horrible, el elenco de actores se mueve por los mismos derroteros. Por un lado tenemos a dos "distinguidos" miembros del club de la rigidez facial: Lucas Black (A todo gas 3, Locos en Alabama) y Tyrese Gibson (A todo gas 2, Death Race); por otro lado Dennis Quaid (El chip prodigioso, Un domingo cualquiera) encarna el prototipo de veterano venido a menos, desgraciadamente de moda en Hollywood, con capacidad únicamente para poner cara de mala uva. Y, desde luego, no podían faltar un par de atractivas jóvenes sin talento, como Adrianne Palicki (curiosamente apareció en cuatro episodios de Sobrenatural) y Willa Holland (O.C., Gossip girl) mucho más pendientes de lucir poses que de interpretar.

Pero ninguno es comparable al protagonista, un Paul Bettany cuya imagen, armado hasta los dientes, resulta patética. De hecho, con su currículum (Destino de caballero, El misterio de Wells, Wimbledon, Firewall, El código Da Vinci...) habría que poner una señal de alarma sobre su nombre, como aviso de peligro cada vez que aparezca en el reparto de una película.

Aunque hay que reconocer que al menos hay una actriz que se salva, en una más que honrosa interpretación de una mujer adinerada, cuyo personaje tiene una transición de inicial pija protestona a madre preocupada y aterrorizada. Hablamos de Kate Walsh, más conocida por los fanáticos de Anatomía de Grey o Sin cita previa como la doctora Addison Montgomery.

Así pues ni acción, ni entretenimiento, ni método, ni calidad, ni miedo, ni interés ni nada de nada, sólo un brutal aburrimiento que no llega a desesperar al no exceder los cien minutos. El que avisa no es traidor.

lunes, 24 de mayo de 2010

Las diez peores películas de la década 2000-2009

Lo prometido es deuda. Si hace unos días coloqué lo que, en mi humilde opinión, había sido el mejor cine de la década, ahora le toca el turno a lo peor. He de comentaros que seguramente hay películas peores que éstas, pero he decidido colocar aquellas que, dentro del cine mediático o de cierta repercusión, me han parecido las peores o las más sobrevaloradas. Ya sabéis, al final es sólo cuestión de gustos.

1.- ANTICRISTO.

Con diferencia la peor película de la década y una de las peores que he visto jamás. Confeccionada con todo el mal gusto posible, parece llevada a cabo por un auténtico enfermo mental. Lars von Trier reconoció haber padecido depresión durante su rodaje y no me extraña. Ideal para torturar a cualquier persona normal. De hecho se la propuse a mi amigo Jack Bauer como acicate para aquellos criminales que no quieran confesar.

2.- SLUMDOG MILLIONAIRE.

La tontería hecha cine. Un film que a punto estuvo de salir directamente a video-club, adquirió fama gracias a la campaña de promoción de turno y ¡Hala!, que viva el traje del emperador. Puesta en escena lamentable, interpretaciones mediocres, previsible en grado sumo y efectista y tramposa como pocas. Una demostración de que los Oscar ya no son referencia en el mundo del cine.

3.- BROKEBACK MOUNTAIN.

Continuando con el argumento de que la Academia de Hollywood es un fraude (no ganó mejor película, pero se llevó director, guión y banda sonora) tenemos esta historieta nada original, que destroza el mito de Romeo y Julieta, además de ningunear la figura de la mujer de forma insultante. Por cierto, por mucho que se empeñen no es un western.

4.- FUNNY GAMES.

Si en el número uno tenemos al hiper-mega-sobrevaloradísimo Lars von Trier, no podía faltar su amiguete del alma, el provocador Michael Haneke, que en lugar de hacer cine se limita a provocar e insultar al espectador. Sólo con una pregunta desarmamos este bodrio que no merece el calificativo de largometraje: ¿por qué Tim Roth no parte la cara a los dos mocosos y a otra cosa? Nadie en su sano juicio puede pensar que dos niñatos que no tienen ni media bofetada puedan aterrorizar un barrio entero. Además cuenta con una de las secuencias más patéticas de la historia del cine, que encima es plagiada de La loca historia de las galaxias: utilizar un mando a distancia para hacer retroceder la acción, como si fuera el principe Dastan usando la daga de las arenas del tiempo. Y por si fuera poco, se trata de un remake. Vamos, que la peli es completita.

5.- PARANORMAL ACTIVITY.

La demostración más patente de que uno se puede hacer rico en el mundo del celuloide sin llegar a hacer una película, porque nadie podrá hacerme creer jamás que dejar una cámara rodando durante toda una noche, mientras los protagonistas duermen, es hacer cine. Pugna por el dudoso honor de ser la peor película de la historia con El proyecto de la bruja de Blair.

6.- TRANSFORMERS 2: LA VENGANZA DE LOS CAÍDOS.

O como el cine de acción se puede convertir en un colosal aburrimiento. Posiblemente la peor película de este género en toda la década. De Michael Bay me lo podía esperar, pero con Spielberg en la producción, el delito es mayúsculo. Y encima, su mayor aliciente, Megan Fox, no saldrá en la tercera parte por desavenencias con Mr. Bay... Para que digan que no se puede caer más bajo.

7.- NO ES PAÍS PARA VIEJOS.

Fallos de guión al poder. Existen listas en internet con todos los fallos que engloba el libreto de esta película. Y cómo no, le dieron el Oscar. Por cierto, a Bardem también, lo cual reabrió el debate acerca de por qué Schwarzenegger no tiene tres como principal por sus tres primeros Terminator y otro como actor de reparto por el cuarto, ya que el fornido actor austriaco es bastante más expresivo en su rol de robot exterminador del futuro, que Bardem como asesino patético. Y si esto es lo mejor de los Cohen... Otro ultraje de la Academia.

8.- DISTRITO 9.

La mayor payasada de la historia en el género de la ciencia ficción, además de la más sobrevalorada. Incluso El vengador tóxico es menos tonta y más creíble. Un mal plagio de un montón de películas del género, que también copia el argumento de fondo de Hijos de los hombres. Pero este engendro tan cutre como poco original fue nominado a los Oscar y Gran Torino no. Con este argumento es imposible que nadie me convenza de que los Globos de Oro no son la verdadera referencia del cine norteamericano y sí las estatuillas doradas.

9.- EL REINO DE LOS CIELOS.

Dentro del género épico, estamos ante la peor película de la década, demostrando que Ridley Scott es capaz de lo mejor (Gladiator) y de lo peor. Semejante desperdicio de talento y dinero en favor de uno de los peores actores del género de aventuras (y del cine en general), Orlando Bloom, es imperdonable. Y más si lo comete un director de esta envergadura.

10.- LA REINA DE LOS CONDENADOS.

No conozco a un solo seguidor de Anne Rice que no despotricase sobre este insulto hacia la mejor colección de novelas vampíricas que jamás se haya escrito (incluso la propia escritora renegó del proyecto). Por destrozar así el mito de Lestat, así como la magnífica película basada en el primer libro, Entrevista con el vampiro, hasta los nietos de Michael Rymer (director) deberían estar en libertad condicional. Se rumoreó que Tom Cruise podría volver a hacer del temible Lestat y que esta película quedaría desterrada de la saga. Ojalá.

CATEGORÍA ESPECIAL.

Ya que estamos con películas que se toman a guasa el mundo de los vampiros, la peor saga de toda la década, a la cual desafortunadamente aún le restan dos películas, es CREPÚSCULO. Mantuvo una dura pugna con Millennium por este triste puesto, pero como uno es fan de Drácula, Blade y compañía, me ofendo mucho más con vampirillos de pacotilla que cuando destrozan una saga literaria que no he leído.

ANEXO TELEVISIÓN.

No hablaré de la peor serie de televisión de la década, sino de la más decepcionante. Se trata de PRISON BREAK. Tras una primera temporada sublime, la segunda perdió muchísima fuerza (llegó a aburrir) la tercera podría catalogarse como de insulto insufrible y en la cuarta, directamente, ya nos daba igual lo que la historia deparase al sabelotodo de Scofield. De hecho mi personaje favorito era el duro Lincoln Burrows, lástima que abandonase la entretenida John Doe para pasarse a este desastre carcelario. Por cierto, el final es de traca. Y es que el hecho de que estemos ante la década dorada de la televisión no significa que todos los guionistas de este medio sean buenos.

¿Y vosotros qué? ¿Qué creéis que ha sido lo peor en cine y televisión de la década? Ya me contaréis.

Prince of Persia: Las arenas del tiempo


Valoración: Mala

La primera vez que jugué al Prince of Persia fue en un Commodore Amiga de 512k y sin disco duro. Desde aquel entonces hasta la era play-station, el citado juego ha sufrido una gran evolución tanto en calidad como en número de adeptos. Y en el Hollywood actual ya se sabe: legión de seguidores igual a dinero seguro.

Cuando un libro o un video-juego cuenta con numerosos fieles, sólo hace falta un acaudalado productor que sepa invertir una fuerte suma de dinero en adornos, la cual, a buen seguro, triplicará. ¿En qué consisten estos adornos? En efectos especiales y espectaculares modelos.

El cine de acción lleva bastante tiempo denostando el papel de la mujer. Siempre hay excepciones, como la importancia que James Cameron otorgó a los personajes femeninos de Terminator, Aliens, Mentiras arriesgadas o Abyss o la adecuada elección de Steven Spielberg con las novias de Indiana Jones, pero por regla general, cuando hablamos de este género sólo interesan hermosas modelos esculturales que adornen la pantalla. No seré yo quien reniegue de la exhuberante belleza de Gemma Aterton, pero prefiero disfrutarla en un especial de modelos por televisión en lugar de tener que padecerla como chica Bond (Quantum of Solace) o heroína de aventuras en una sala de cine, pues, como mínimo, se le deberían exigir ciertas dotes para la interpretación y algo de química con su partenaire.

Pero claro, si el héroe es alguien con tan poca presencia en pantalla como Jake Gyllenhaal (Brokeback Mountain, Brothers) y el guión de risa, ni alguien de la categoría de Katharine Hepburn podría sobrevivir a semejante odisea. Mientras tanto uno se pasa la película evocando al temible Schwarzenegger de Conan o al intrépido Harrison Ford de Indiana Jones, añorando tiempos mejores.

¿Por qué a estos dos? Porque, a mi modo de ver, son las dos grandes vertientes en el cine de aventuras: en la primera priman más las secuencias de acción, con espadas, conquistas, magia... Y en la segunda, los descubrimientos, las intrigas y el sentido del humor. En ambos casos hay un entretenido guión repleto de detalles con una buena historia que contar y con un cuidado especial hacia unos protagonistas que poseen carisma para dar y regalar. Curiosamente Prince of Persia trata de conjugar ambas vertientes sin guión y sin un elenco en condiciones. Vamos, que ni Tom Cruise en Misión imposible podría solventar con éxito tamaña empresa.

Antes se podía confiar en Jerry Bruckheimer. Productos como Superdetective en Hollywood, Top Gun, Marea roja, La roca o Piratas del Caribe resultaron, como poco, altamente entretenidos. Cómo alguien así termina produciendo un aburrimiento como Prince of Persia (entre otros) es un misterio, pero es lo que hay.La elección del director también resulta de lo más curiosa. ¿Cual es el sueño de Jerry Bruckheimer? Contar con un pelele a quien poder manejar. Después de ver lo que Mike Newell hizo con Harry Potter y el cáliz de fuego, ¿qué mejor carta de recomendación? Newell cobra su cheque y se limita a obedecer al que manda. Por lo tanto, el único estilo que veremos en la filmación es el del video-juego, ya que hasta los movimientos de cámara son iguales.

Aunque Bruckheimer no es el único que ha bajado su calidad, porque Ben Kingsley, desde hace ya bastante tiempo, anda mucho más preocupado en que sus compañeros de trabajo lo traten bajo su título de sir (según tengo entendido se pone como loco si lo tutean) que en variar su continuo gesto de fastidio durante todo el metraje. ¿Qué ha sido del intérprete de Gandhi o La lista de Schindler? Sin duda, el título nobiliario se le ha subido a la cabeza.

En resumidas cuentas, Prince of Persia: Las arenas del tiempo es una película de acción y aventuras que incumple todos los cánones de dichos géneros, pero que es fiel a lo que sucede con la mayoría de películas basadas en un video-juego: es tan aburrida como mala. A pesar de ello, los entendidos aseguran que habrá segunda y tercera partes... Increíble.

sábado, 22 de mayo de 2010

Las diez mejores películas de la década 2000-2009



A petición de muchos de vosotros, voy a efectuar una lista con las que considero las diez mejores películas de la década. Es curioso que me lo hayáis pedido vía mail, vía telefónica, vía foros, pero que no lo hayáis hecho aquí. Siempre os digo que si para todas las consultas que me realizáis utilizaseis el blog, tendría todas las semanas un amplio número de comentarios por post. Pero bueno, supongo que la libertad de expresión también incluye el medio.

Sin más dilación, ahí va mi lista (en breve también colocaré otra con lo peor de la década):


1.- GRAN TORINO.

Cuando vi Million Dollar Baby pensé que sería difícil que hubiese una película de Clint Eastwood que me gustase más. Pero el tramo final de la vida de Walt Kowalski es de lo mejor que jamás he visto en el cine. La mejor de la década y una de las mejores de todos los tiempos.

2.- MILLION DOLLAR BABY.

Ésta es una de esas películas que impresionan, tanto por su gran calidad cinematográfica (interpretación, guión, puesta en escena) como por el giro de acontecimientos que toma el argumento. Desde luego es la gran referencia boxística del séptimo arte en esta década.

3.- MYSTIC RIVER.

Vais a decir que las tres mejores películas de la década son de Clint Eastwood, pero es que el que vale, vale. Mystic River es el mejor drama de corte policiaco de la década. Otra de esas completísimas películas del maestro Eastwood, capaz de dejar sin respiración a quien la ve.

4.- EL PROTEGIDO.

Desafortunadamente, los tiempos en los que M. Night Shyamalan hacía buenas películas ya han terminado. El protegido pertenece a esa época, considerada por muchos la mejor película sobre el mundo del cómic que jamás se ha hecho. Y encima está protagonizada por Bruce Willis... ¿Qué más se puede pedir?

5.- CAMINO A LA PERDICIÓN.

Desde sus inicios con American Beauty (1999), Sam Mendes se ha convertido en uno de los grandes directores de cine del momento. Camino a la perdición es la mejor película de gangsters de la década, todo un lujo para los amantes de este género. Además cuenta con el aliciente de ver al inolvidable Paul Newman en su último papel para la gran pantalla.

6.- CINDERELLA MAN.

Si Clint Eastwood no nos hubiese maravillado con Million Dollar Baby, Cinderella Man sería la mejor película de boxeo desde Rocky. La impactante recreación llevada a cabo por Ron Howard sobre la crisis de los años 30, así como la impresionante caracterización de Russell Crowe como Jim Braddock, merecen su entrada en esta lista.

7.- GLADIATOR.

Seguimos con Russell Crowe. ¿Alguien es capaz de no recordar la secuencia en la que se enfrenta a todo un emperador romano (Joaquin Phoenix) en medio del coliseo? Todo ello de la mano de un Ridley Scott que, ciertamente, se lució.

8.- HIJOS DE LOS HOMBRES.

Posiblemente, Alfonso Cuarón realizó en 2006 la mejor película de ciencia ficción de la década. La historia de un mundo devastado ante la imposibilidad de que toda mujer pudiera quedar embarazada, entremezclada con problemas sociales y étnicos de gran magnitud, logró dejarnos a todos boquiabiertos. Magnífica.

9.- EL PIANISTA.

La Segunda Guerra Mundial siempre ha sido un género muy recurrente en el cine. Considero que la mejor película de la década en este apartado, es esta durísima historia de Roman Polanski, ambientada en un ghetto de Varsovia.

10.- LOS INCREÍBLES.

Para muchos la mejor película de animación de la década. Para un servidor, la mejor película de dibujos animados de todos los tiempos. No sólo sentó cátedra en el apartado efectos especiales, con texturas y colores adelantados a su tiempo, sino que contó con un encomiable guión capaz de divertir a niños y mayores. Una auténtica joya.

CATEGORÍA ESPECIAL:
Los buenos aficionados al cine de acción hemos padecido un fuerte varapalo en la década 2000-09. Atrás quedaron aquellas grandes películas de Richard Donner o John McTiernan, por poner algunos ejemplos. Pero he aquí que llegó el gran héroe de este género, Bruce Willis, para resucitarlo con LA JUNGLA 4.0, un adrenalítico espectáculo audiovisual que la sitúa como la mejor película de acción de la década.

ANEXO TELEVISIÓN:

Ya sabéis que siempre me gusta hacer alguna referencia a la pequeña pantalla. Y así como en el apartado cinematográfico he tenido dificultades para escoger diez películas, en televisión es muy fácil, ya que en la década pasada se rodó la mejor serie televisiva de todos los tiempos: 24. Jack Bauer, tras ocho temporadas, ya se ha convertido en el mayor héroe de la televisión de todos los tiempos. No os adelanto nada sobre la que parece será última temporada, la octava, para no desvelar nada. Simplemente os diré que está más desatado e incontrolable que nunca y eso que ya es abuelo.

Es curioso que esta década pasada se haya caracterizado por un bajón preocupante en el cine (aunque también ha habido grandes películas) pero también por un aumento espectacular en la calidad de las series de televisión, hecho que a muchos nos ha llevado a denominarla como la década dorada de la pequeña pantalla.

¿Cuales han sido vuestras películas preferidas de la última década? ¿Y series? Ya me contaréis.