jueves, 20 de agosto de 2009

Arrástrame al infierno

Valoración: Buena

En asuntos de cine, suelo quejarme bastante de la mala calidad de las películas que se estrenan en verano, así como del bajón que desde hace unos años viene experimentando el cine de terror. Tenía que ser Sam Raimi quien me diera una doble alegría en la que, hasta el momento, considero la mejor película de este verano: Arrástrame al infierno.

Raimi es ahora mundialmente conocido por las películas de Spiderman, pero lo que le catapultó a la fama fue su famosa trilogía de terror Evil dead, que comprende Posesión infernal, Terroríficamente muertos y El ejército de las tinieblas, tres filmes indispensables en el género del terror.

Parece que Raimi ha querido volver a sus orígenes con esta película, cuya mayor virtud es que consigue dar miedo, algo muy difícil en los subproductos de terror juvenil de hoy en día. Este realizador nacido en Michigan domina muy bien las diferentes facetas del género y así lo demuestra en este filme: desde la música in crescendo culminada en el clímax terrorífico de turno, hasta los sustos inesperados (y bien conseguidos), pasando por aquellos momentos en los que los protagonistas de la historia comienzan a ser conscientes del lío en que se han metido.

Por un lado, Arrástrame al infierno parece un homenaje a Evil dead, ya que existen ciertas similitudes: maldiciones, posesiones, espíritus atormentados y, sobre todo, un sinfín de momentos macabros plenos de imaginación. Pero, por otro, son muchos los minutos que debe avanzar el metraje para que observemos la introducción del humor negro en el relato, algo muy típico en el Raimi del terror (el Raimi de los comics es bien diferente, desde luego). Quizá ese hecho haya conseguido que la película gane muchos enteros, ya que nadie podrá confundirla con una parodia o con una producción de Serie B. Pero también es posible que el recorte humorístico decepcione algo a los puristas de este director.

En cuanto a los intérpretes, la bella Alison Lohman (La flor del mal, Big fish), está a la altura, de forma que el público sufre sus miedos y tensiones ante lo que se le viene encima. Lo mismo ocurre con Lorna Raver (Freeway), impecable y aterradora en su rol de bruja malvada. Quien desentona en la historia es Justin Long, que parece el mismo chico parlanchín y un tanto botarate al que Bruce Willis salvó una y otra vez en La jungla 4.0 (de hecho, mejor le habría ido a la protagonista contando con el héroe de La jungla de cristal en lugar de este chavalito).

Sea como fuere, Sam Raimi os hará disfrutar de lo lindo con una película en la que hay momentos para la tensión, momentos para los sustos y momentos para la diversión, con un tramo final bastante bueno, en el que el destino es el principal protagonista. Soy consciente de que el humor tarda en arrancar, pero lo hace y en su justa medida, de forma que podríamos decir que nos encontramos ante una autorrevisión de su propio género: cine que asusta y divierte a la vez. Espero que la disfrutéis.

Up

Valoración: Interesante

Parece que el bajón de calidad cinematográfica del verano también afecta a los estudos Pixar. No me entendáis mal: no digo que su nuevo trabajo, Up, sea una mala película, pero sí afirmo que queda muy por debajo de producciones como Wall·E, Buscando a Nemo, Toy Story o la que sin duda es la mejor de todas, Los increíbles (por qué esta última no ha tenido continuaciones es un auténtico enigma).

Up es una película que trata, ante todo, de la vida. De hecho, podríamos dividirla en dos partes: la profunda y la de aventuritas para niños. Así las cosas, vemos una primera mitad con un guión brillante, capaz de mostrar en unos diez minutos de metraje las vidas de dos personas, desde niños hasta la vejez, con todo lo que implica una larga vida en pareja: alegrías, tristezas, desavenencias, perdón, dolor, enfermedad, emoción, amargura... Son diez minutos mágicos, narrados con gran brillantez y precisión, demostrando que la vida real supera cualquier ficción. Pero sólo son diez minutos.

Hemos de entender que una película de animación debe gustar, sobre todo, al público infantil y claro, conforme avanza el filme, el libreto va perdiendo calidad en favor de un estilo más propio de Disney, el cual quedó desfasado hace años precisamente por la originalidad de los estudios Pixar, lo que hace incomprensible este pequeño paso atrás.

En cuanto a los personajes, el protagonista, un anciano que parece haber olvidado lo que significa disfrutar de la vida, es un claro homenaje a Spencer Tracy. Este entrañable abuelo es lo mejor de la película, contrastando con un niño repelente que se une a sus peripecias por la selva, un grupo de perros parlanchines que terminan cansando, un villano bastante tópico que el filme utiliza como denuncia del excesivo amor a los ídolos en la actualidad y un extraño pájaro que parece una réplica del archifamoso Correcaminos.

Hemos llegado a un punto en el que parece que hablar mal de Pixar es una herejía, pero hasta un cineasta de la talla de Clint Eastwood ha cometido errores (como los dos del famoso western que él mismo protagonizó). Up es una película altamente sobrevalorada por la crítica, que no está mal, que posee grandes momentos, pero que nunca podrá considerarse como lo mejor de estos geniales estudios de animación.

Enemigos públicos


Ante la avalancha de películas mediocres, como viene siendo habitual en los últimos veranos, esperaba con gran interés lo último de Michael Mann, pensando que el realizador de filmes tan magníficos como El dilema o Heat nos sacaría de este hastío estival. Lo que menos podía imaginar es que la principal carencia de este relato estuviera precisamente ahí, en el poco interés que suscita, ya que Mann nos ofrece una historia muy plana, con personajes sin profundidad y un guión de lo más convencional.

Mann ha decidido obviar el argumento en detrimento de la creación de belleza formal. Así las cosas, la película puede presumir de ambientación, calidad visual, vestuarios, decorados y puesta en escena en general, demostrando que en ese sentido es un experto. Pero por mucha habilidad que Mann demuestre en las facetas técnicas, la película, salgo algún que otro chispazo brillante, es soberanamente aburrida y eso no hay quien lo salve.

El elenco con el que Mann ha contado para esta producción es de altura, pero ni el gran Johnny Depp, ni el solvente Christian Bale ni la oscarizada Marion Cotillard pueden hacer gran cosa, por culpa del maltrato del guión hacia sus caracteres. La película podría haber sido de lo más entretenida si Michael Mann lo hubiera narrado como un western clásico, es decir, un popular atracador de bancos buscado por un famoso sheriff como trama principal y no como mera excusa de fondo para llevar a cabo la filmación. Ahí sí habrían brillado Depp y Bale. Pero observar cómo en plena recesión de los años 30, un gángster que roba y mata para pegarse la gran vida es aclamado por el populacho, no me termina de convencer como argumento válido para semejante producción.

G.I. Joe

Valoración: Pasable

Stephen Sommers ha tenido el dudoso honor de adaptar cinematográficamente G.I. Joe, aquellos famosos juguetes creados en su día por Hasbro, que tanta fama adquirieron entre los más peques de la casa.

Como sobre la película no hay mucho que decir, me vais a permitir que me detenga brevemente en su director. Tras Deep Rising, una entretenida aventura de monstruos con más acción que terror, Sommers dio el salto a la fama con La momia, tras la cual, uno pensaba que a dicho realizador se le podían exigir películas por encima de la media. Después llegaron Van Helsing y la tercera parte de La momia y descubrimos, por desgracia, que lo de Sommers fue flor de un día.

Pero Sommers ha tenido algo de fortuna: su película se ha estrenado casi al mismo tiempo que Transformers 2, de forma que resulta casi imposible hablar de una sin mencionar a la otra. Y claro, la producción de la factoría Spielberg fue tan nefasta, que cualquier cosa a su lado parece mínimamente decente.

¿Similitudes entre ambas? Muy sencillo: muchísimas explosiones, vertiginosas persecuciones con rocambolescos giros de cámara que terminan por dar dolor de cabeza, en unaMegan Fox y en la otra Sienna Miller y Rachel Nichols, diálogos carentes de imaginación y un argumento destinado no ya a adolescentes, como pasa con la saga de Harry Potter, sino directamente a un público netamente infantil.

¿Diferencias? La principal es que el filme de Sommers dura media hora menos, lo cual es muy de agradecer. La segunda son los actores secundarios, que consiguen sacar algo de chispa a sus limitados personajes, destacando Arnold Vosloo (La momia, 24), Christopher Eccleston (Doctor Who) o el simpático cameo que Brendan Fraser efectúa en mitad de la película. Lamentablemente los principales, como el sobrevalorado Channing Tatum o el nada gracioso Marlon Wayans (que no llega a la suela del zapato a su hermano Damon, quien tuvo el privilegio de coprotagonizar El último boy scout), no valen gran cosa.

Como digo, creo que he visto G.I. Joe con mejores ojos de los que debería por aquello de que en mi mente todavía estaba muy fresca la tortura a la que Spielberg y Michael Bay me sometieron con Transformers 2. De todos modos, pienso en James Cameron y en la cantidad de posibilidades que habría obtenido de cualquiera de ambos filmes y me dan ganas de echarme a llorar.

Más allá de la duda

Valoración: Mala

El realizador de películas como Muerte súbita, Timecop o El fin de los días (para que os hagáis una idea, son sus mejores realizaciones), Peter Hyams, ha decidido insultarnos a todos con este remake de la película que en 1956 dirigió Fritz Lang, con resultados absolutamente lamentables.

¿Por qué me siento insultado? Porque ya me estoy hartando de ir al cine a que me tomen el pelo. Para empezar, el formato es más de un telefilme que de una producción cinematográfica en toda regla: poco o nulo aprovechamiento del 16:9, argumento predecible del tipo sobremesa televisiva de domingo, drama sin pasión, importantes errores de guión que dejan aspectos de la historia sin resolver, paupérrima puesta en escena y, sobre todo, la sensación de déjà vu omnipresente en toda la película.

Después está Michael Douglas. No es que su interpretación sea mala, aunque tampoco buena, ya que no aporta ningún matiz distintivo a su personaje de fiscal implacable y digo yo que a un ganador de dos Oscar, es algo que se le podría exigir. De hecho, Douglas está cayendo en los mismos errores que otros actores de gran reputación como Al Pacino, Robert de Niro o Harrison Ford, cuyas intervenciones en productos de calidad muy baja están haciendo un flaco favor a sus actuales carreras, ya que ni ellos mismos se creen las idiosincrasias de sus personajes.

Como he dicho al principio, me parece insultante que un filme de intriga policial (supuestamente va de eso) cuya calidad no daría ni para un episodio de Ley y orden, Bones o cualquiera de trama similar, haya llegado a la gran pantalla. ¡Qué desperdicio!

Harry Potter y el misterio del príncipe

Valoración: Regular

Mis peores temores se han hecho realidad con la sexta entrega de Harry Potter: lo que escribió J.K. Rowling en sus libros apenas si importa a los responsables de la Warner; lo realmente esencial es hacer la guerra a Crepúsculo, la cual, a pesar de contar una calidad ínfima, (insultante diría yo para quienes amamos el género de los vampiros) parece haber arrebatado a gran parte de los seguidores del universo Potter.

Siguiendo esa línea de actuación, el desordenado y caótico guión adaptado de Steve Kloves mezcla torpemente ligoteos, escarceos amorosos y besuqueos gratuitos con momentos dramáticos que van en la línea de la trama principal, con un resultado final bastante lamentable, ya que parece que los protagonistas están hechizados para olvidar, cuando lo creen conveniente, el grave peligro que se cierne sobre Howarts y sus vidas. No entiendo lo de Kloves, ya que fue bastante hábil escribiendo el libreto de las tres primeras entregas. ¿Será que no tiene personalidad y ahora simplemente transcribe lo que ordenan los productores? Posiblemente pase lo mismo con el director, David Yates: ¿contrató la Warner a un realizador sin personalidad, para que fuese un títere que diera el visto bueno a un producto prefabricado de antemano y no pusiera pegas?

Sea como fuere el desastre es total. Por un lado, la taquilla ha bajado. Sí, resulta que la última película de Harry Potter sólo funcionó bien el primer fin de semana en lo que a ventas se refiere. Por otro, considero una grave falta de respeto hacia el cinéfilo, que sólo aquellas personas que hayan leído el libro puedan entender ciertos aspectos sobre Voldemort que quedan sin explicación (y eso que el metraje es superior a dos horas y media) u otras secuencias que uno difícilmente puede hilvanar sin conocer la novela en cuestión.

Ya comenté en las críticas de las partes anteriores, que las películas de Harry Potter ganaban cuando la trama se oscurecía, llegando a sus mejores cotas con El prisionero de Azkabán, de Alfonso Cuarón. Después la cosa cambió en favor de lo que la Warner entiende que va a gustar al público adolescente (al que, por lo visto, tienen en muy poca estima). Iluso de mí, ante la calidad del sexto libro de J.K. Rowling, que explora de forma magistral las interioridades de Voldemort desde su infancia, creí que la saga volvería por los derroteros de Cuarón, pero mi gozo en un pozo.

Y ahora, como se acaba el chollo Harry Potter (sólo hay siete novelas y ya van seis producciones) los amigos de la Warner han decidido hacer dos películas del último libro, a pesar de que no es excesivamente extenso. Pensar en el aburrimiento que vamos a padecer si la línea a seguir es la misma (y viendo que el responsable será nuevamente David Yates es lo que parece), resulta mucho más aterrador que mil Voldemorts juntos. Esperemos, por aquello de que la taquilla ha bajado, que se lo tomen más en serio el año que viene.

Harry Potter y la orden del Fénix

Valoración: Regular

Tras el desastre que llevó a cabo Mike Newell en Harry Potter y el cáliz de fuego, los responsables de la saga decidieron colocar como nuevo director a un desconocido: David Yates. Supongo que pensaron que difícilmente lo haría peor que Newell y, al menos en eso, acertaron.

El principal problema de esta quinta parte es lo absurdo de la trama. Podría decirse que director y guionista han necesitado dos horas de metraje para lo que denominaremos como un anexo del filme anterior, resumido de la siguiente manera: el ministerio de magia cree que Harry Potter ha mentido al relatar lo sucedido en los últimos minutos de la cuarta película y esto no puede quedar así.

Entonces, ¿en qué emplea David Yates estas dos horas? Dejadme pensar: importantes fallos de guión (aspectos de la trama inacabados que no comentaré para no incurrir en spoiler), desaprovechamiento insultante de intérpretes de primer orden como Ralph Fiennes, Jason Isaacs, Emma Thompson, Helena Bonham Carter, Alan Rickman o Gary Oldman, un excesivo protagonismo del que podría ser el personaje más repelente de toda la saga, encarnado por una actriz de segunda como Imelda Staunton, que cae en el típico error de la sobreactuación, amoríos adolescentes mal contados y con muy poco sentido y, para terminar, la poca relevancia que en la historia tienen Emma Watson y Rupert Grint, apareciendo más como meras comparsas que como íntimos amigos del protagonista.

Para ser justos, no todo es culpa de Yates, ya que ha tenido que adaptar uno de los peores libros de J.K. Rowling a partir de un mediocre guión de Michael Goldenberg (responsable del libreto de la patética Contact, casi nada). Vamos, que habría necesitado toda la magia de Howarts y algo más para conseguir filmar una buena película. Al menos habrá que reconocerle su calidad visual, con muy buenos efectos especiales y el tramo final del filme, en el que por fin se aborda la trama principal. Aunque, sinceramente, me parece una soberana tomadura de pelo la poca relevancia que tiene, en el cómputo total de la película, la que iba a ser gran batalla entre los magos seguidores de Dumbledor y los acólitos de Voldemort.

La serie de Harry Potter va cuesta abajo y sin frenos y, a tenor de las informaciones que manejo (David Yates dirigirá un total de cuatro filmes) va a ser difícil que alguien frene la caída.

Harry Potter y el cáliz de fuego

Valoración: Floja

Mike Newell (Cuatro bodas y un funeral) realizó en 2005 una de las peores entregas de la serie Harry Potter. Y es que cinematográficamente hablando, la saga ha ganado en calidad conforme ha aumentado la oscuridad de la historia en favor de un público más adulto, cosa que lamentablemente no ocurre aquí.

En El cáliz de fuego (en original Harry Potter and the Gobblet of Fire) el principal problema es el exceso de duración en favor de una serie de historietas demasiado americanas, que poco o nada tienen que ver con la trama principal.

No es comprensible que partes como una especie de baile instituto, que apenas ocupa una mínima parte del libro de Rowling o los flirteos entre alumnos, al más puro estilo Salvados por la campana, sean las más extensas y destacadas del relato.

Por el contrario, lo que debería haber sido un espectacular duelo en el concurso de los tres magos y el habitual partido de Quidditch, quedan casi en un segundo plano, debido al poco virtuosismo de Newell para rodar secuencias de acción con el mismo poderío visual que en las entregas anteriores.

De entre los nuevos personajes, dos destacan sobremanera: Brendan Gleeson , con una interpretación carismática del personaje Alastor y el siempre genial Ralph Fiennes, irreconocible físicamente en su papel del malvado Lord Voldemort.

De hecho es el tramo final, con Fiennes al a cabeza, lo que salva in extremis esta cuarta parte de Harry Potter. La escalofriante corporización de Voldemort, el trágico suceso en el que se verá inmerso uno de los magos (interpretado por un Robert Pattinson pre-Crepúsculo) y cierta información que se desarrollará en capítulos posteriores, hacen que la película termine por remontar el vuelo.

Decía el gran Alfred Hitchcock que una película se mide en función de lo que vale su villano. Y sí, Ralph Fiennes lo vale y con creces. Sin embargo, Daniel Radcliffe es un héroe con muy poco peso, sin una gran personalidad y excesivamente insulso, tanto, que la máxima de Hitchcock podría haber encontrado aquí una excepción.

Harry Potter ya nunca será el mismo. Esta cuarta película marcaría un punto de inflexión en una serie en la que la Warner impediría cualquier ejercicio de estilo y de autor, para ejercer un control absoluto sobre su beneficioso producto.

Por ese motivo, el encargado de realizar el resto de entregas sería el televisivo David Yates, alguien con muy poca experiencia en el Séptimo Arte, pero muy hábil a la hora de plegarse a los deseos de quien pone el dinero: los productores.

lunes, 17 de agosto de 2009

Harry Potter y el prisionero de Azkaban

Valoración: Notable

El realizador de la imponente Hijos de los hombres, Alfonso Cuarón, fue el designado para llevar a cabo la tercera parte de las aventuras de Harry Potter. Fue un gran acierto, ya que Harry Potter y el prisionero de Azkaban es, hasta la fecha, la mejor película con diferencia de toda la serie.

¿En qué me baso para emitir tal afirmación? Para empezar, el filme ya no tiene un marcado acento infantil, lo que posibilita una mayor introducción de elementos oscuros, los cuales han protagonizado los mejores momentos de calidad cinematográfica de toda la saga. Cuanto más se centra la historia en la lucha entre las fuerzas del bien y las del mal, en el temible Voldemort y, sobre todo, en la influencia de éste en el protagonista, mejor y más elaborado es el guión, lo que deviene indefectiblemente en un mayor calado de la historia, un aumento del suspense y, en definitiva, un mayor interés por parte del espectador.

Además tenemos el poderío visual del que Cuarón suele hacer gala en sus películas. Los efectos especiales son más impactantes, los escenarios destilan grandeza en la generosa cantidad de planos con la que el director nos deleita y los hechizos de magia cada vez están más conseguidos.

Al igual que en las partes anteriores, se vuelven a producir nuevos fichajes de altura para el elenco. Tras el triste fallecimiento de Richard Harris, el veterano Michael Gambon (Gosford Park, El dilema) fue su sustituto para el papel del carismático Albus Dumbledore y hay que reconocer que supo mantener la altura lograda por Harris. A él se suman actores de la talla de Gary Oldman, Emma Thompson o el siempre solvente como secundario David Thewlis (La profecía) cuyos personajes consiguen conferir una mayor profundidad a la trama, al ser claves para resolver parte del misterioso pasado de Harry Potter.

Es una pena que Alfonso Cuarón no fuese designado director oficial para continuar el resto de la saga, ya que las partes restantes irán disminuyendo su calidad de forma inexorable, en favor de una idea de éxito comercial cimentada en lo que los productores creen que gustará al público adolescente. Entiendo que el dinero es el que manda, pero ¿acaso este filme no fue un rotundo éxito de ventas? Si alguien entiende el cambio de rumbo que la saga adquiriría a partir de la cuarta parte, le invito a que me lo explique, porque a mí se me escapa.

Harry Potter y la cámara secreta

Valoración: Buena

En 2002, Chris Columbus logró superarse a sí mismo con Harry Potter y la cámara secreta, adaptación de la segunda novela de J.K. Rowling sobre las aventuras del famoso niño mago.

Como toda segunda parte que se precie, el guión puede dedicarse por amplio espacio de tiempo a la aventura y a la profundización de los caracteres más importantes, ya que la presentación de personajes, escenarios e historia fue llevada a cabo en su momento en el filme original.

Potter experimenta cómo la magia va creciendo en él, pero empiezan a surgirle dudas, devenidas de la interacción entre el bien y el mal. Como si del mismísimo Luke Skywalker se tratara, el argumento juega de forma bastante aceptable con el miedo que tiene el protagonista a abandonar la luz para pasarse al bando de las tinieblas. Deberá confiar en sus amigos y aliados, pero ¿cómo saber quién lo es en un mundo lleno de hechizos? Este tipo de preguntas y, sobre todo, el temor a descubrir las verdades ocultas, harán que el relato funcione de maravilla, en una nueva aventura con pequeñas reminiscencias a Indiana Jones y, como he mencionado anteriormente, a Star Wars.

El elenco vuelve a ser de lujo. Al reparto de la producción original se unen intérpretes del carisma de Jason Isaacs (actor que siempre borda los papeles de malo) o Kenneth Branagh, en uno de los roles más alocados y estridentes de su ya de por sí peculiar carrera.

Sería la última contribución de Columbus a la saga y, además, la última aparición de Richard Harris en la gran pantalla, pues fallecería el veinticinco de octubre de ese mismo año.

Harry Potter y la piedra filosofal

Valoración: Buena

En 2001, Chris Columbus fue el elegido para llevar al cine uno de los fenómenos del momento: la saga literaria de J.K. Rowling basada en las peripecias de un joven mago llamado Harry Potter.

De entrada no parecía que alguien como Columbus, conocido sobre todo por realizar comedias como Solo en casa, Señora Doubtfire o Nueve meses fuese el más adecuado para acometer semejante proyecto, pero he de reconocer que el resultado final fue bastante satisfactorio, ya que el filme es una adaptación bastante fiel de la primera novela de la saga.

Todo el universo Potter está reflejado al detalle: lugares típicos, criaturas, tradiciones, magia, juegos, historia, amigos, enemigos y, sobre todo, la eterna lucha de siempre del bien contra el mal.

Algunos de los actores designados son de primera línea: el difunto Richard Harris, que lleva a cabo una poderosa interpretación del carismático profesor Dumbledore; el imponente Alan Rickman, con posiblemente la mejor interpretación del elenco, en un rol en el que uno nunca sabe si es héroe o villano; el veterano John Hurt o el gran cómico John Cleese. A ellos se uniría un trío de jóvenes y desconocidos actores, Daniel Radcliffe, Rubert Grint y Emma Watson, que encarnarán con cierta solvencia, de aquí hasta el final de la serie, a los tres niños protagonistas del relato.

Quizá esta primera parte vaya demasiado encaminada al público infantil, pero ¿qué queréis? Ése era el espíritu del libro y, como tal, Columbus supo mantenerlo. Además, entre las trepidantes aventuras, el adecuado ritmo narrativo y los cuidados efectos especiales, el producto es lo suficientemente atractivo como para llamar la atención a toda la familia.

Su éxito en cine fue similar al literario, de ahí que todas las aventuras escritas por la ganadora del Príncipe de Asturias, J.K. Rowling, vayan a ver la luz en una sala de cine. Pero, ¿sabrán mantenerse los diferentes directores a la altura de Columbus? Lamentablemente, unos años después, puedo afirmar que no. Pero bueno, no desesperemos pues la serie todavía no ha dicho su última palabra.

viernes, 14 de agosto de 2009

Frases de cine III

1.- "Para que Ronaldo marque goles, Guti al centro del campo".- Javier Ríos en Casual day.


2.- "Es una suerte que estés herido, miserable gusano, si no te despedazaría".- Jack Lemmon a Robert Foxworth en Aeropuerto 77.

3.- "Nada ha causado tantos problemas a la raza humana como la inteligencia".- Thelma Ritter a James Stewart en La ventana indiscreta.


4.- "Puede que mi culo esté tonto, pero no soy tonto del culo".- Samuel L. Jackson en Jackie Brown.

5.- "Bienvenidos al infierno".- Frase de la película Jarhead.

6.- "No quiero ser presidente".- Tom Cruise a Meryl Streep en Leones por corderos.


7.- "Sólo hay dos cosas en este mundo que necesita un hombre de verdad: una taza de café y un buen cigarro".- Frase de Johnny Guitar.

8.- "¿De dónde coño vienes, de Krypton?".- Frase de Jóvenes ocultos.

9.- "Mi madre no está bien de los nervios".- Anthony Perkins en Psicosis.


10.- "El pecado de todo el mundo es el pecado de nadie y el crimen de todo el mundo no es un crimen en absoluto".- Frase de la película Kinsey.

11.- "He cumplido todas las reglas, las humanas, las divinas y tú no has cumplido ninguna. Y todos te han querido más a ti: Samuel, papá, incluso mi mujer".- Aidan Quinn a Brad Pitt en Leyendas de pasión.

12.- "¿Puedo aprovechar este momento para decirte lo emocionado que estoy?".- Steven Seagal a Marlon Wayans en The glimmer man.


13.- "Si Dios existe, se toma un montón de largos almuerzos".- Stephen Fry en Los amigos de Peter.

14.- "Quizás él sabía, aunque yo no, que la Tierra fue creada redonda para que no podamos ver el final del camino".- Meryl Streep en Memorias de África.

15.- "Repita eso y a lo mejor me enfado".- Russell Crowe a Kim Basinger en L.A. Confidential.



16.- "A veces pasan cosas malas incluso a las personas que más queremos".- Ed Harris a Alexandra Kyle en Ojo por ojo.

17.- "Nadie es un fracaso si tiene amigos".- Frase de Qué bello es vivir.

18.- "Soy lo suficientemente bajo y lo suficientemente feo como para triunfar por mí mismo".- Woody Allen en Sueños de un seductor.


19.- "A veces la mierda cae tan fuerte que debería llevar sombrero".- William Hurt en Fuego en el cuerpo.

20.- "Cuando van a cortarte el cuello, ¿de qué te sirve preocuparte por la barba?".- Frase de Los siete samuráis.

21.- "Puedo ser tradicional, pero pensaba que el asesinato iba contra la ley".- Farley Granger a Robert Walker en Extraños en un tren de Alfred Hitchcock.


22.- "Nada de piercings, ni tatuajes, ni rituales satánicos, ni sacrificios de animales de ningún tipo... ¡Oh Dios! Les he dado ideas".- Larry Miller en Diez razones para odiarte.

23.- "Si fuera un rancho me llamarían tierra de nadie".- Rita Hayworth en Gilda.


24.- "Sin una gran decepción, no se aprecian las victorias".- Nicolas Cage en 60 segundos.


25.- "Quince millones de terroristas en el mundo y se me ocurre matar a uno que tiene pie de mujer".- Bruce Willis con los pies desnudos, intentando calzarse un zapato de un terrorista al que acaba de partir el cuello (literalmente) en La jungla de cristal.