Valoración:
Susi Gozalvo debuta en la gran pantalla con Zhao, un film menor influenciado en exceso por el carácter documental que le ha imprimido su directora (lo mismo que en sus dos cortos Lacorbatadelorenzo.com y César y yo). Así las cosas, Gozalvo presume de crear cine de autor, con este film supuestamente independiente, aunque no es ni una cosa ni otra.
Se pronuncia con mucha ligereza el término cine de autor con directores noveles, cuando éste sólo puede ser llevado a cabo por realizadores que han marcado una pauta cinematográfica, gracias a una forma de trabajar original. Luego está lo del cine independiente, por definición, contrario al cine comercial. ¿Acaso no es comercial la presencia de Miguel Ángel Silvestre? Un intérprete de lo más vulgar convertido en sex symbol tras su papel de "El Duque" en la serie de televisión Sin tetas no hay paraíso, paseándose de contínuo en ropa interior por la película es, claramente, un reclamo comercial. Teniendo en cuenta que todo el relato ofrece una visión feminista de las cosas, utilizar el recurso de Silvestre para aumentar la audiencia es tan ridículo como tramposo.
En lo que al argumento se refiere, la película se hunde. Un relato de estas características exige profundidad de diálogos y de personajes. Para empezar, Menh-Wai Trinh, es una presentadora de televisión (Redes) por lo que difícilmente puede conferir a su personaje el calado necesario que exige una historia de denuncia social como ésta. Por otro, un asunto como la adopción de niñas chinas en España, merecería un libreto que realmente supiera ahondar en sus sentimientos y miedos, en lugar de complicarse con una pequeña trama en clave de mini-thriller, sobre una serie de asesinatos en China, con el fin de seguir criticando al mundo.
El desarrollo es muy lento. Hay flash-backs insertados, pero en lugar de agilizar la acción todavía la ralentizan más, ya que lejos de ser explicaciones interesantes, se pierden en la melancolía de la protagonista.
Lo único destacable de toda la producción es el manejo de la cámara. Gozalvo combina en algunos momentos una rápida sucesión de tomas con juegos de imágenes, que resulta bastante interesante. Pero ni siquiera alguien del talento de Brian de Palma salvaría, únicamente con su virtuosismo en este menester, una película con un guión tan poco satisfactorio.
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