lunes, 21 de junio de 2010

Species


Valoración: Regular

En 1995, Natasha Henstridge debutaba en el mundo del cine con Species, una peliculita de ciencia ficción que basa todo su éxito en ella. ¿Por qué? Con veintiún añitos, la actriz en cuestión era una de las bellezas más impresionantes de Hollywood: rostro angelical, ojos claros, tipazo de modelo... Así que Dennis Feldman (El chico de oro), Frank Mancuso Jr. (Ronin) o alguno del resto de productores debió de pensar que, pasearla como Dios la trajo al mundo cada dos por tres, era negocio seguro.

No me entendáis mal: disfruté como el que más cada vez que el mediocre guión, del propio Dennis Feldman, exigía que la niña se quitase la ropa y mostrase sus encantos con total naturalidad, pero no por ello voy a eximir esta cinta de un más que merecido suspenso.

Ya que mencionamos el libreto, allá va el argumento: una hermosísima hembra, concebida en un laboratorio como híbrido de humano y extraterrestre, escapa con la sana intención de aparearse con todos los hombres que pueda, para así crear una legión de aliens y exterminar a la raza humana. O lo que es lo mismo: una excusa para que Natasha Henstridge se desnude una y otra vez. También lo podríamos definir de otra manera: un argumento típico de una película porno.

¿Cómo se desarrolla esto? Muy simple: el tipo malo del gobierno (un poco inspirado Ben Kingsley) contrata a un heterogéneo grupo para perseguir a la alienígena, mientras ésta se comporta como una stripper de Las Vegas. El grupo lo forman Michael Madsen (Reservoir Dogs, Kill Bill) como el tipo duro y, por cierto, el único que tiene algo de gracia (sin contar a Natasha, claro) en la interpretación de su papel, Marg Helgenberger (C.S.I.) haciendo de bióloga, un antropólogo un tanto friki encarnado por Alfred Molina (Spiderman 2, El código Da Vinci) y un psíquico tan patético como pesado y tristón en la piel de Forest Whitaker (El último rey de Escocia, Bird).

Y poco más hay que contar, aparte de que muchas cosas están sacadas, cómo no, de Terminator y Alien (a falta de imaginación, Feldman se fijó en dos buenos referentes), efectos especiales justitos, muy poco gasto en localizaciones (gran parte del metraje transcurre entre una discoteca y unas cloacas), pobres y escasas secuencias de acción... Creo que me dejo algo, ¡ah, sí! El director. Es que con tanta falta de estilo, había olvidado que alguien dirigía esto. Se trata de Roger Donaldson, a quien muchos conoceréis por ser el realizador de Cocktail, aquella película en la que Tom Cruise hacía todo tipo de malabarismos tras la barra de un bar.

¿Entretenida? Ya te digo, a ver quién no se entretiene descubriendo por primera vez a la atractiva y morbosa Natasha Henstridge. Ahora bien, como film de ciencia ficción es totalmente olvidable.

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