Marcel Langenegger debuta en la dirección cinematográfica con La lista, un film que podríamos dividir en dos partes muy diferenciadas: una primera mitad que tiene que ver con el título traducido (La lista) y una segunda que tiene mucho más que ver con el original (Deception).
De vez en cuando habría que coger al encargado de traducir los títulos al español (supongo que será el director de doblaje) y hacerle ver que con esa manía de interpretar los originales en lugar de transcribirlos a nuestro idioma, pueden cambiar el significado de una película o resultar del todo engañosos, como es el caso. Aunque me temo que es una batalla que tenemos perdida, dado el historial de errores cometidos a este respecto en España.
Retomando la película, hay que reconocer que la primera parte resulta bastante entretenida. Un hombre completamente abnegado a un trabajo poco satisfactorio y solitario de contable (ya que estamos con el castellano, lo que coloquialmente se conoce como un "pringao" en toda regla) ve cómo su monótona e insípida existencia se convierte en toda una aventura al conocer a un sofisticado y carismático ejecutivo, que lo introduce en un exótico y elitista mundo con ciertas reminiscencias a Eyes wide shut. El contable es Ewan McGregor, que vuelve a demostrar que es mucho mejor como mosquita muerta que como Obi Wan Kenobi (el desastroso casting de los episodios uno, dos y tres de Star Wars daría para una novela de más de mil páginas) mientras que Hugh Jackman se muestra bastante convincente en su rol de ganador.
Es aquí donde el guión de Mark Bomback comienza a hacer aguas. El personaje de Ewan McGregor está definido como alguien muy inteligente, por lo que uno no se explica cómo no ve venir de lejos que no es normal que alguien del calado social del interpretado por Jackman se fije en él. Tampoco es plausible la historia de amor tal y como se produce: no se explica que alguien que por fin dejaba de resultar patético olvide en un instante el éxito que está viviendo por un insignificante detalle; pero es que tampoco es creíble la evolución que sufre el personaje encarnado por la actriz principal, Michelle Williams (Dawson Crece). Aunque lo peor llega en el tramo final, con unos infames últimos veinte minutos que dan vergüenza ajena. Es increíble que Bomback fuera el responsable del libreto de la trepidante y colosal Jungla 4.0. Teniendo en cuenta que también escribió la historia de El enviado (una de esas mediocres películas de pseudoterror que Robert de Niro está teniendo el mal gusto de protagonizar en los últimos años) o crea algo bueno rápidamente o será tachado como alguien que fue flor de un día.
Una vez más estamos ante una decepcionante película (no se debió cambiar el título en inglés) cuyo tráiler la supera con creces, lo que se convierte en un problema ya que, al ser incapaz de cumplir sus expectativas, el público todavía es más duro en su reacción al abandonar la sala de cine. ¿Aprenderán algún día que no es bueno engañar a quien paga las entradas?
De vez en cuando habría que coger al encargado de traducir los títulos al español (supongo que será el director de doblaje) y hacerle ver que con esa manía de interpretar los originales en lugar de transcribirlos a nuestro idioma, pueden cambiar el significado de una película o resultar del todo engañosos, como es el caso. Aunque me temo que es una batalla que tenemos perdida, dado el historial de errores cometidos a este respecto en España.
Retomando la película, hay que reconocer que la primera parte resulta bastante entretenida. Un hombre completamente abnegado a un trabajo poco satisfactorio y solitario de contable (ya que estamos con el castellano, lo que coloquialmente se conoce como un "pringao" en toda regla) ve cómo su monótona e insípida existencia se convierte en toda una aventura al conocer a un sofisticado y carismático ejecutivo, que lo introduce en un exótico y elitista mundo con ciertas reminiscencias a Eyes wide shut. El contable es Ewan McGregor, que vuelve a demostrar que es mucho mejor como mosquita muerta que como Obi Wan Kenobi (el desastroso casting de los episodios uno, dos y tres de Star Wars daría para una novela de más de mil páginas) mientras que Hugh Jackman se muestra bastante convincente en su rol de ganador.
Es aquí donde el guión de Mark Bomback comienza a hacer aguas. El personaje de Ewan McGregor está definido como alguien muy inteligente, por lo que uno no se explica cómo no ve venir de lejos que no es normal que alguien del calado social del interpretado por Jackman se fije en él. Tampoco es plausible la historia de amor tal y como se produce: no se explica que alguien que por fin dejaba de resultar patético olvide en un instante el éxito que está viviendo por un insignificante detalle; pero es que tampoco es creíble la evolución que sufre el personaje encarnado por la actriz principal, Michelle Williams (Dawson Crece). Aunque lo peor llega en el tramo final, con unos infames últimos veinte minutos que dan vergüenza ajena. Es increíble que Bomback fuera el responsable del libreto de la trepidante y colosal Jungla 4.0. Teniendo en cuenta que también escribió la historia de El enviado (una de esas mediocres películas de pseudoterror que Robert de Niro está teniendo el mal gusto de protagonizar en los últimos años) o crea algo bueno rápidamente o será tachado como alguien que fue flor de un día.
Una vez más estamos ante una decepcionante película (no se debió cambiar el título en inglés) cuyo tráiler la supera con creces, lo que se convierte en un problema ya que, al ser incapaz de cumplir sus expectativas, el público todavía es más duro en su reacción al abandonar la sala de cine. ¿Aprenderán algún día que no es bueno engañar a quien paga las entradas?
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