viernes, 23 de abril de 2010

Alicia en el país de las maravillas


Valoración: Floja

No es fácil criticar a Tim Burton, ya que enseguida se te echa encima su amplia legión de incondicionales, pero Alicia en el País de las Maravillas confirma un hecho que se lleva cumpliendo en sus últimas películas: una abismal diferencia entre la inventiva visual y el interés por la trama.

Siendo honestos, si Burton ha cosechado esa colección de fieles es por la gran calidad que atesoran muchas de sus películas. Conviene recordar que entre su filmografía se encuentran joyas como Eduardo Manostijeras, Ed Wood o mi favorita, Batman. Pero desde que en 2001 rodó una penosa versión de El planeta de los simios, se diría que Burton ha entrado en barrena.

Siempre se alude a su imaginación y a su puesta en escena. De lo segundo, atendiendo sólo a los efectos visuales, estoy de acuerdo. Pero jamás podría tildarse de imaginativa una película que, a imitación de lo que Spielberg hizo en Hook, versiona un cuento infantil desde el punto de vista de un adulto que ya ha olvidado sus peripecias de la infancia. Y el resultado es similar, pues si el gran Spielberg fracasó con un Peter Pan adulto en el film mencionado, a Burton le sucede lo mismo con una Alicia que huye de sus obligaciones sociales como mujer en edad casadera, para volver al País de las Maravillas en busca de nuevas aventuras.

En cuanto al espíritu del libro y a la fidelidad del libreto, podríamos decir que es una historia tan poco fiel como lo fue en su día Sleepy Hollow. Entiendo que se nos puede acusar, a quienes nos gustó esta leyenda (hablo de la novela escrita), de ser excesivamente críticos con Burton en aquella ocasión, pero lo que es indudablemente cierto es que no respetó en absoluto el relato de Washington Irving.

Ahora hace lo propio con la obra de Lewis Carroll. No es que una versión cinematográfica tenga que ser exactamente igual que un libro, pero al menos ha de mantenerse fiel al espíritu, como tan bien supo recrear Peter Jackson con la primera parte de El señor de los anillos. Curiosamente dicha trilogía sirve para ilustrar el poco respeto de Burton por los originales en que se basa, ya que es similar a lo cometido por Jackson contra la inolvidable obra de J.R.R. Tolkien en las partes segunda y tercera.

Después tenemos la elección del reparto, con una protagonista, Mia Wasikowska (En terapia) incapaz de transmitir absolutamente nada. ¡Cuánto habría ganado la película con Dakota Fanning (El fuego de la venganza, Push) en el papel principal! Y, cómo no, Johnny Depp (que parece hacer siempre el mismo papel con Burton) y Helena Bonham Carter formando parte del elenco, como si no existiesen más actores en el panorama hollywoodiense.

Cuando los seguidores de Burton lean esto, supongo que me crucificarán. Sin embargo, al rato, cuando dejen de tomárselo como algo personal (nunca he entendido por qué la gente se enfada con las opiniones cinéfilas, pero así es) no podrán por menos que reconocer que estamos ante una película muy inferior a las capacidades de este director, con un guión aburrido y nada original (la responsable es la escritora de La bella y la bestia y El rey león, Linda Woolverton) y una concepción claramente comercial, orientada a obtener grandes beneficios a costa del 3D. Por cierto, ya que estamos, sobre esta tecnología el único que por el momento le ha dado un buen uso es James Cameron, por mucho que la envidia haga que algunos se empeñen en pensar lo contrario.

¿Volverá Burton a sus orígenes o seguirá sin esforzarse lo más mínimo en filmar una buena historia? El tiempo y el dinero recaudado nos lo dirán.

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