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sábado, 17 de diciembre de 2011

Crítica de Misión Imposible 4: Protocolo fantasma (Brad Bird) con Tom Cruise


Valoración: Interesante

Para leer la crítica, pinchad aquí

Siento haberos tenido abandonados todo este tiempo. La verdad es que entre cambios en mi situación laboral y una serie de asuntos personales que no vienen al caso, digamos que he andado muy ocupado. Intento dejar las críticas en la página en la que colaboro y a la que siempre os remito con el enlace correspondiente (Suite 101) pero ni siquiera ahí estoy llegando a tiempo, ya que hay una serie de películas que he visto, pero que no he tenido tiempo de comentar.

Conforme me vaya poniendo al día, iré añadiendo enlaces en el apartado "películas analizadas por orden alfabético" (arriba a la derecha, debajo de "página principal"). Aunque será un proceso lento. Pero algún día lo conseguiré.

Bueno, al lío. Me ha parecido oportuno retomar mis actividades bloggeras con Misión Imposible IV: Protocolo Fantasma. Entré anoche muy ilusionado al cine, ya que siempre me han cautivado las locas peripecias de Tom Cruise en la piel del "superagente" Ethan Hunt. Sin embargo, salí un tanto decepcionado. Intentaré explicarme.

Todo lo relacionado con secuencias de acción es, cómo decirlo, de un grado superlativo. Brad Bird, a quien siempre tendré en alta estima por Los increíbles (quizá no sea muy popular por esto, pero para mí es la mejor película de animación de la historia) ha demostrado en ésta, su primera película de imágenes reales, que tiene un gran talento para el cine de acción.

Los que alguna vez hayáis leído mis comentarios, sabréis que mantengo una cruzada contra el estilo que se ha impuesto, en los últimos años, en el género, con predominio de movimientos alocados y mareantes de cámara y abuso de primeros planos. Bird no hace nada de eso, de forma que el espectador puede seguir fácilmente el transcurso de la acción.

Pero llevar a cabo la filmación de esta manera requiere tener un completo dominio de la escena, ya que en muchos casos, el recurso anteriormente comentado de primeros planos y tal, simplemente se utiliza para tapar las carencias del director de turno.

Así pues, la factura visual de la película es toda una "delicatessen". Sobresaliente para Brad Bird en filmación de complicadas coreografías de acción, efectos especiales, variedad de planos y puesta en escena. Sin embargo el desarrollo de la historia ya es otro cantar.

La película resulta entretenida y cómica. Como el cine va por gustos, seguramente muchos habrán quedado encantados con un filme en el que ves "mamporros a mansalva" y no paras de reírte. Sin embargo yo no fui a ver eso. Ya me imaginaba que no iba a reencontrarme con el cine de Brian de Palma (la primera sigue siendo la mejor de largo) pero sí esperaba algo en la línea de Misión Imposible III (la de J.J. Abrams, productor en Protocolo Fantasma).

Desafortunadamente para mí (repito, esto del cine son gustos y subjetividades) conforme avanzaba el metraje descubrí que la tensión o el posible suspense se iban diluyendo en favor de una sucesión de momentos cómicos, muy en la línea de Simon Pegg. Me he reído mucho con Pegg en Zombies Party o en Paul, por ejemplo, pero se suponía que Misión Imposible IV era un thriller de acción, un relato serio de espías y no uno de los nuevos subgéneros de moda: una comedia de acción, sólo que sin el toque romántico (aunque algo de eso hay).

No es que Protocolo Fantasma sea Noche y día (película, por cierto, en la que me reí a mares, pero claro, ahí sí fui a ver comedia) ni Johnny English. Existen momentos muy buenos de acción y algún que otro suceso dramático, sin embargo, ambos se combinan en demasía con situaciones que se acercan, peligrosamente, a la parodia.

Así pues, luces y sombras en esta cuarta parte. Quizá me marcó mucho el filme de de Palma, pero no creo que sea eso, ya que la tercera parte, por ejemplo, me mantuvo en vilo. ¿Qué prepararán para la quinta si es que la hay? (eso lo decidirá la taquilla). Ya veremos.

Y a vosotros, ¿qué os ha parecido?

martes, 21 de septiembre de 2010

La trampa


Valoración: Buena

En 1999 Jon Amiel (Copycat, Sommersby) dirigió esta entretenidísima película de ladrones, que tuvo como escenario de buena parte del metraje las imponentes Torres Petronas de Kuala Lumpur.

El guión de Ronald Bass (La boda de mi mejor amigo) nos sumerge en un relato protagonizado por dos astutos ladrones, perfectamente encarnados por un formidable y carismático Sean Connery y una sensual, atractiva y voluptuosa Catherine Zeta-Jones. Ambos actores funcionan muy bien en pantalla, de forma que, conforme va avanzando la aventura, lograrán enganchar al espectador en todo momento.

Como suele ser inherente a este tipo de films, existen varios giros inesperados en la trama, ritmo ágil en la narración y ciertos momentos de acción más o menos bien conseguidos, lo que unido a las buenas interpretaciones de todo el elenco de actores, deviene finalmente en una amena película, que si bien no llega a ser referencia del género de ladrones, sí que resulta bastante agradable de ver.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Los sustitutos

Valoración: Pasable

No veía al gran Bruce Willis en una sala de cine desde La jungla 4.0, por culpa de quienes han decidido no emitir por aquí, todavía, películas de 2008 como Assassination of a High School President o What just happened (y teniendo en cuenta que ni siquiera han traducido aún sus títulos, no sé cuando llegaremos a verlas). Así que mi expectación ante lo nuevo del único e inimitable héroe de La jungla de cristal era tal, que olvidé cerciorarme de quiénes eran el director y sus infames guionistas, trío éste al que bien podríamos calificar como "los terroristas de la ciencia ficción".

El director Jonathan Mostow y los guionistas Michael Ferris y John D. Brancato, ya merecían prisión incondicional por el crimen cometido en Terminator 3, donde se cargaron de un plumazo dos mitos de la ciencia ficción: el actor más representativo del género, Arnold Schwarzenegger y uno de sus personajes míticos, el maravilloso robot exterminador que venía del futuro. No contentos con la "hazaña", Ferris y Brancato todavía la liaron más con Terminator Salvation, de forma que, por reincidentes, hasta sus nietos deberían estar en libertad condicional.

Una vez derribado el mito Schwarzenegger, estos tres innombrables han decidido ir a por el genio de la acción, Bruce Willis, por si acaso este género no estuviera lo suficientemente devaluado. Ya sé que la película sienta sus bases en la ciencia ficción, pero con Willis de por medio haciendo de policía, uno imagina que disfrutará de una sesión más o menos movida... ¡Pues no! Con una trama absolutamente previsible, una total falta de imaginación (parece una mala mezcla de Yo robot, El sexto día y Desafío total con ciertos toques de Minority report) y una enorme carencia de secuencias de acción, esta adaptación de la novela gráfica de Robert Venditi y Bret Weldele trata de sumergirnos en un mundo en que los humanos se quedan en casa y una serie de dobles, en forma de robots, son los que salen en su lugar a trabajar, divertirse, hacer la compra y toda clase de menesteres.

Llega un momento en que ese idílico y seguro mundo se desmorona, que es cuando Bruce Willis entra en juego, con un personaje al que podríamos calificar como el "anti-McClane": un policía que no golpea a los malos, no emplea comentarios sarcásticos y, encima, habla sin soltar taco alguno. Bruce Willis es un gran intérprete dramático, como ya demostró en El sexto sentido, Doce monos o Recuerdos de guerra (por citar filmes que se salen de su rol más conocido) pero, ¿cómo narices John McClane puede hacer del agente especial Johnson del FBI? Un ultraje.

A pesar de ello, Bruce Willis es, con muchísima diferencia, lo mejor de la película, aprovechando la única opción que le deja el guión, que es la de explotar la tristeza y el drama de un hombre que ha perdido a su hijo, está perdiendo a su esposa y ve cómo la humanidad se va al garete en favor de una poderosa tecnología. El caso es que una historia de estas características, futurista, en clave de thriller y como crítica a la deshumanización que los ordenadores y la tecnología en general provocan hoy en día, en manos de Cameron o Spielberg habría resultado un auténtico peliculón, lo que nos deja una inequívoca sensación de lo que pudo ser y no fue.

Por lo menos, hemos de agradecer que el metraje no excede los noventa minutos y que una de las dos únicas secuencias de acción muestra algo nunca visto en el cine: una persecución de coches en el seno de una gran ciudad en la que los transeúntes son atropellados. Eso y la gran labor en efectos visuales y de maquillaje. Por lo demás, Mostow, Brancato y Ferris siempre estarán en mi lista negra por lograr lo impensable: que uno se aburra viendo a Bruce Willis salvar al mundo.

lunes, 11 de mayo de 2009

Pulp Fiction

Valoración: Excelente

El irreverente Quentin Tarantino alcanzó su cima cinematográfica con esta excelente película, propia de un auténtico genio. Tarantino demostró no sólo ser un hábil realizador, impartiendo lecciones con la cámara en todos y cada uno de los muchos planos secuenciales que se dan en todo el film, sino también ser un escritor de altura, con un guión que hizo del flashback una auténtica obra de arte. La forma de alterar la secuencia cronológica del relato conectando diferentes momentos para después trasladar la acción al pasado es sublime, de forma que el espectador quedará maravillado ante las repentinas vueltas hacia atrás en el tiempo de varios de sus personajes.

Tarantino crea una original historia de cine negro con todos los elementos clásicos del género como asesinos, boxeo, drogas, mujeres fatales... Combinados todos ellos hábilmente para confeccionar una incontrolable espiral de violencia, la cual es el leit motiv de todo el film.

Pero aún no hemos llegado a lo mejor de Pulp fiction, que es la excelente y ocurrente manera de generar secuencias de un dramatismo absoluto con inteligentísimos toques de humor, hecho este que convierte al film de Tarantino en una de las mejores películas en la historia del Séptimo Arte.

Otro de los méritos del maestro Tarantino fue reunir un reparto coral con actores de primera línea, con lo que confirió mayor majestuosidad a su obra. Si bien la crítica internacional alabó el buen hacer de John Travolta, realmente son tres los personajes que más llaman la atención, con una calidad interpretativa que no dejó indiferente a nadie: Samuel L. Jackson como un despiadado gangster que tiene un momento de lucidez en su vida, Bruce Willis como un veterano boxeador que se introduce en un juego muy peligroso y Harvey Keitel, en un rol secundario, como un ocurrente empleado de limpieza que trabaja para el capo de la mafia local. La dificultad de definir a la perfección todos y cada uno de los muchos personajes que abarrotan el film, es otro mérito del guión que fue galardonado con un premio de la Academia.

Por último, tenemos esos pequeños detalles que hacen de Tarantino un ser único. No me refiero sólo a la perfecta ambientación y a la inigualable y exitosa banda sonora, sino a ciertas sorpresas a las que suele recurrir como, por ejemplo, inventar una marca propia de tabaco o hacer cavilar a todo el mundo sobre el contenido de cierto maletín, que ha llegado a generar montones de blogs en internet especulando sobre el mismo.

Así pues, una magistral película que se vio injustamente ninguneada en la edición de los Oscar de 1995, en la cual este film junto con Cadena Perpetua de Frank Darabont merecieron haberse repartido la totalidad de las estatuillas doradas, pero los necios miembros de la Academia no supieron negarse a su patriotismo ante la historia narrada por la sobrevalorada Forrest Gump. Injusticias en los Oscar ha habido siempre; afortunadamente la repercusión de Pulp fiction no dejó lugar a la duda ante su inmensa calidad.