Episodio final de esta gran serie intergaláctica, con la que posiblemente es la película de menor calidad de las tres originales, dirigida en esta ocasión por el director de "El ojo de la aguja" y "Al filo de la sospecha", Richard Marquand.
¿Por qué este film es inferior a sus predecesores? Muy sencillo: una vez se resuelven las vicisitudes de Han Solo (no había terminado muy bien en "El imperio contraataca") el argumento vuelve a ser el mismo de la primera película, a saber, destruir otra Estrella de la Muerte, sólo que Lucas se mete excesivamente en la historia incluyendo unos muñequitos llamados ewoks. El problema radica en que los mencionados ewoks (una raza de diminutos seres) están orientados hacia el público infantil, de manera que entroncarlos en este relato del bien contra la maldad absoluta resulta un ejercicio de futilidad, hasta el punto de rozar el ridículo.
Afortunadamente este tercer episodio narra la lucha final entre el último Jedi, Luke Skywalker y el duo formado por Vader y el emperador Palpatine, quien por fin tiene un papel relevante en el argumento. Skywalker se verá tentado por el reverso tenebroso de la fuerza al sufrir por sus amigos, quienes atraviesan situaciones límite. Esta parte es la mejor de la película, no sólo por el esperado desenlace final, sino por su magnífica puesta en escena, tanto por los sentimientos que afloran por parte de todos los implicados como por las magníficas luchas, ya sea el duelo de sables o la espectacular incursión de naves de ataque en el espacio exterior (pues la batalla llevada a cabo en la luna de Endoor con los ewoks como protagonistas parece el preludio del patético Jar Jar Binks).
George Lucas logró una trilogía colosal con "Star Wars", lástima que luego la estropease con las historias aburridas y esperpénticas vividas en gran parte de los nuevos films. Pero esto es Hollywood y lo que manda es el dinero. En su día se especuló con una nueva trilogía que relataría el nuevo orden establecido tras el duelo final entre Skywalker, Vader y el emperador pero, afortunadamente, parece que Lucas dio marcha atrás, dejando este "Episodio VI" como el final de la saga más rentable de la historia del cine.
¿Por qué este film es inferior a sus predecesores? Muy sencillo: una vez se resuelven las vicisitudes de Han Solo (no había terminado muy bien en "El imperio contraataca") el argumento vuelve a ser el mismo de la primera película, a saber, destruir otra Estrella de la Muerte, sólo que Lucas se mete excesivamente en la historia incluyendo unos muñequitos llamados ewoks. El problema radica en que los mencionados ewoks (una raza de diminutos seres) están orientados hacia el público infantil, de manera que entroncarlos en este relato del bien contra la maldad absoluta resulta un ejercicio de futilidad, hasta el punto de rozar el ridículo.
Afortunadamente este tercer episodio narra la lucha final entre el último Jedi, Luke Skywalker y el duo formado por Vader y el emperador Palpatine, quien por fin tiene un papel relevante en el argumento. Skywalker se verá tentado por el reverso tenebroso de la fuerza al sufrir por sus amigos, quienes atraviesan situaciones límite. Esta parte es la mejor de la película, no sólo por el esperado desenlace final, sino por su magnífica puesta en escena, tanto por los sentimientos que afloran por parte de todos los implicados como por las magníficas luchas, ya sea el duelo de sables o la espectacular incursión de naves de ataque en el espacio exterior (pues la batalla llevada a cabo en la luna de Endoor con los ewoks como protagonistas parece el preludio del patético Jar Jar Binks).
George Lucas logró una trilogía colosal con "Star Wars", lástima que luego la estropease con las historias aburridas y esperpénticas vividas en gran parte de los nuevos films. Pero esto es Hollywood y lo que manda es el dinero. En su día se especuló con una nueva trilogía que relataría el nuevo orden establecido tras el duelo final entre Skywalker, Vader y el emperador pero, afortunadamente, parece que Lucas dio marcha atrás, dejando este "Episodio VI" como el final de la saga más rentable de la historia del cine.
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