En 1977 George Lucas asombró al mundo con "La guerra de las galaxias", una película inspirada en las series de televisión de sobremesa, que inicialmente sólo aspiraba a ser un mero entretenimiento, con carácter de aventura. Poco imaginaba Lucas que estaba iniciando lo que sería una de las sagas más exitosas del séptimo arte, si no la que más, llegando a convertirse en películas de auténtico culto, totalmente reverenciadas por innumerables seguidores.
Lucas dejó a todo el mundo atónito con sus efectos especiales, magistrales para los años setenta. El argumento era muy sólido: una batalla entre el bien y el mal de proporciones universales, pues estaba ambientada en el vasto espacio exterior, en una era en la que un gran número de sistemas planetarios están habitados por razas de todo tipo, incluida la humana.
Lucas nos ofrece saltos en el hiperespacio (tomándose las licencias necesarias que irritarían a Einstein para que la historia funcione en la gran pantalla) cruceros interestelares, naves de combate, pistolas láser... Pero, sobre todo, una gran novedad: el sable de luz, como díría el mismísimo Obi Wan Kenobi, "un arma noble en tiempos difíciles". Lucas rescata los duelos a espada de la edad media modernizando dicha arma, de forma que todo adquiere proporciones heroicas de tipo épico, con personajes poderosos gracias a su fe en algo llamado "La Fuerza", un concepto bastante ecléctico pues puede ser entendida para mejorar el universo o para destruirlo.
Todo esto no hubiese funcionado sin una serie de personajes clave. Por un lado tenemos las fuerzas del bien con el joven Luke, un granjero que siente en su fuero interno que está destinado a grandes cosas y el anciano Kenobi, el penúltimo de los ya extintos Jedi, que tratará de transmitir sus conocimientos, excelentemente interpretado por el gran Alec Guinness, que sabe conferir a su personaje un carisma sin igual.
Por otro tenemos las fuerzas del mal, con el malvado Darth Vader, uno de los mejores villanos de todos los tiempos, alguien capaz de matar simplemente por sentirse mal mirado. Vader es el miedo y el terror en contraposición a la valentía y la luz que desprende Obi Wan Kenobi. Su duelo, seguramente, pasará a los anales de la historia del cine.
Pero también tenemos personajes de la realeza, como la princesa Leya (lo que aporta a la historia cierto carácter de cuento antiguo) o sinvergüenzas a quienes, de entrada, les importa un comino esa lucha que se está dirimiendo en todo el film (aunque en su fuero interno posean gran corazón). Y es que he dejado para el final a Harrison Ford, el único actor de todos los que aquí se consideraban nuevos, que logró triunfar en la industria cinematográfica. Es impresionante como Ford logra convertir a todo un sinvergüenza en uno de los mejores personajes de toda la trilogía, colocando un inteligente punto de humor en este gran relato, a veces demasiado oscuro, consiguiendo que la trama funcione a las mil maravillas.
"La guerra de las galaxias" es, por derecho, uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción. Luego se convertiría en una máquina de sacar dinero, lo que ha devenido en rebajar la calidad para aumentar los dólares generados, una gran lástima. Sin embargo, este hecho no puede tapar la gran revolución que George Lucas supuso para el cine, tanto en "Star Wars" como en "Indiana Jones", por lo que un humilde servidor sólo siente hacia el millonario productor agradecimiento por haber podido disfrutar de estas colosales sagas.
Lucas dejó a todo el mundo atónito con sus efectos especiales, magistrales para los años setenta. El argumento era muy sólido: una batalla entre el bien y el mal de proporciones universales, pues estaba ambientada en el vasto espacio exterior, en una era en la que un gran número de sistemas planetarios están habitados por razas de todo tipo, incluida la humana.
Lucas nos ofrece saltos en el hiperespacio (tomándose las licencias necesarias que irritarían a Einstein para que la historia funcione en la gran pantalla) cruceros interestelares, naves de combate, pistolas láser... Pero, sobre todo, una gran novedad: el sable de luz, como díría el mismísimo Obi Wan Kenobi, "un arma noble en tiempos difíciles". Lucas rescata los duelos a espada de la edad media modernizando dicha arma, de forma que todo adquiere proporciones heroicas de tipo épico, con personajes poderosos gracias a su fe en algo llamado "La Fuerza", un concepto bastante ecléctico pues puede ser entendida para mejorar el universo o para destruirlo.
Todo esto no hubiese funcionado sin una serie de personajes clave. Por un lado tenemos las fuerzas del bien con el joven Luke, un granjero que siente en su fuero interno que está destinado a grandes cosas y el anciano Kenobi, el penúltimo de los ya extintos Jedi, que tratará de transmitir sus conocimientos, excelentemente interpretado por el gran Alec Guinness, que sabe conferir a su personaje un carisma sin igual.
Por otro tenemos las fuerzas del mal, con el malvado Darth Vader, uno de los mejores villanos de todos los tiempos, alguien capaz de matar simplemente por sentirse mal mirado. Vader es el miedo y el terror en contraposición a la valentía y la luz que desprende Obi Wan Kenobi. Su duelo, seguramente, pasará a los anales de la historia del cine.
Pero también tenemos personajes de la realeza, como la princesa Leya (lo que aporta a la historia cierto carácter de cuento antiguo) o sinvergüenzas a quienes, de entrada, les importa un comino esa lucha que se está dirimiendo en todo el film (aunque en su fuero interno posean gran corazón). Y es que he dejado para el final a Harrison Ford, el único actor de todos los que aquí se consideraban nuevos, que logró triunfar en la industria cinematográfica. Es impresionante como Ford logra convertir a todo un sinvergüenza en uno de los mejores personajes de toda la trilogía, colocando un inteligente punto de humor en este gran relato, a veces demasiado oscuro, consiguiendo que la trama funcione a las mil maravillas.
"La guerra de las galaxias" es, por derecho, uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción. Luego se convertiría en una máquina de sacar dinero, lo que ha devenido en rebajar la calidad para aumentar los dólares generados, una gran lástima. Sin embargo, este hecho no puede tapar la gran revolución que George Lucas supuso para el cine, tanto en "Star Wars" como en "Indiana Jones", por lo que un humilde servidor sólo siente hacia el millonario productor agradecimiento por haber podido disfrutar de estas colosales sagas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario