El nombre de Edward Norton ligado a cualquier proyecto es sinónimo, la mayoría de las veces, de calidad. Desde que este gran actor sorprendiera a propios y extraños tras su impactante interpretación en "Las dos caras de la verdad", este bostoniano nos ha regalado increíbles y complicadas actuaciones en films como "American History X", "El club de la lucha", "El ilusionista" o incluso en la piel del famoso monstruo verde "Hulk". De hecho, fue nominado al Oscar por "Las dos caras de la verdad" y "American History X", pero es demasiado buen intérprete como para que en la cada vez más depauperada Academia de Hollywood se den cuenta, así que la archiconocida estatuilla, por el momento, se le resiste.
Aquí Norton vuelve a lucirse en un rol complicado, pues encarna a un triste inspector de narcóticos, retirado a los despachos por un turbio asunto del pasado, que vuelve a la acción tras el asesinato de un grupo de policías. Su personaje deberá lidiar no sólo con los terribles asuntos que descubrirá, sino con un matrimonio roto, una prensa ávida de sangre y una familia un tanto peculiar.
Pero este film no sólo vive de Edward Norton, ya que se trata de un drama que envuelve a diferentes caracteres, perfectamente llevados a escena por un elenco importante: Colin Farrell, el veterano John Voight, Noah Emmerich (Beautiful Girls) y Lake Bell (Surface). Un elaborado guión mostrará las grandezas y miserias de todos ellos, en una trama más dramática que policial, explotando al máximo el bien, el mal y una especie de zona gris entre ambos, que es donde se mueve la mayoría de los personajes.
Conforme avanza el metraje la tensión va aumentando, llegando a contar con secuencias que pueden llegar a encoger el corazón de cualquiera. Así pues, un sólido drama para empezar con buen pie el 2009. No sé si ocurrirá lo mismo de todos los años, ya que estas fechas son proclives para el estreno de las mejores películas, dada la cercanía de los cada vez más infames Oscar; después llega marzo y el listón comienza a caer en picado. Esperemos que en esta ocasión, el cine logre estar a la altura.
Aquí Norton vuelve a lucirse en un rol complicado, pues encarna a un triste inspector de narcóticos, retirado a los despachos por un turbio asunto del pasado, que vuelve a la acción tras el asesinato de un grupo de policías. Su personaje deberá lidiar no sólo con los terribles asuntos que descubrirá, sino con un matrimonio roto, una prensa ávida de sangre y una familia un tanto peculiar.
Pero este film no sólo vive de Edward Norton, ya que se trata de un drama que envuelve a diferentes caracteres, perfectamente llevados a escena por un elenco importante: Colin Farrell, el veterano John Voight, Noah Emmerich (Beautiful Girls) y Lake Bell (Surface). Un elaborado guión mostrará las grandezas y miserias de todos ellos, en una trama más dramática que policial, explotando al máximo el bien, el mal y una especie de zona gris entre ambos, que es donde se mueve la mayoría de los personajes.
Conforme avanza el metraje la tensión va aumentando, llegando a contar con secuencias que pueden llegar a encoger el corazón de cualquiera. Así pues, un sólido drama para empezar con buen pie el 2009. No sé si ocurrirá lo mismo de todos los años, ya que estas fechas son proclives para el estreno de las mejores películas, dada la cercanía de los cada vez más infames Oscar; después llega marzo y el listón comienza a caer en picado. Esperemos que en esta ocasión, el cine logre estar a la altura.
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