Son muchas y variadas las películas que se han llevado a cabo sobre el holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora Edward Zwick ha tratado de dar un giro más de rosca al narrar la historia de un judío bielorruso, interpretado por Daniel Craig (es decir Bond, James Bond) que comienza siendo Robin Hood para terminar convirtiéndose en el mismísimo Moisés.
En mi opinión Zwick da un paso atrás en su carrera con este film, el cual en ningún momento llega a las cotas de épica y dramatismo que supusieron sus dos anteriores proyectos: El último samurái y Diamante de sangre, dos soberbias películas muy superiores en todos los aspectos a esta tímida Resistencia.
No negaré que algunas secuencias alcanzan grandes dosis de intensidad, confiriendo a la trama, en algunos momentos, el sello Zwick al que estamos habituados. Sin embargo, en líneas generales, la película resulta un tanto decepcionante, quizá por el hecho de que el relato es muy inferior a lo que este director nos tiene acostumbrados.
Por último, me gustaría hacer una reflexión sobre el tremendo error que cometen los directores de doblaje español, cuando deciden cambiar las voces de los actores principales. Tanto Daniel Craig como Liev Schreiber han contado con muy distintos actores de doblaje en función del personaje que interpretaban. Así, mientras que Craig ha sido doblado en los últimos años por hasta nueve actores diferentes (el último al que estábamos acostumbrados es Jordi Boixaderas, que es quien le pone voz en la saga Bond), Schreiber ha contado con ¡Quince! (a destacar Juan Carlos Gustems, que le ha puesto voz en siete ocasiones, aunque Resistencia no sea una de ellas) de tal manera que uno nunca tiene la impresión de estar viendo al mismo actor, ya que el cambio de voz estropea cualquier tipo de reminiscencia que se posea sobre él.
Quien crea que esto es una nimiedad, que simplemente intente visionar alguna película en la que a Clint Eastwood no lo haya doblado Constantino Romero. Entonces entenderá perfectamente mi punto de vista.
En mi opinión Zwick da un paso atrás en su carrera con este film, el cual en ningún momento llega a las cotas de épica y dramatismo que supusieron sus dos anteriores proyectos: El último samurái y Diamante de sangre, dos soberbias películas muy superiores en todos los aspectos a esta tímida Resistencia.
No negaré que algunas secuencias alcanzan grandes dosis de intensidad, confiriendo a la trama, en algunos momentos, el sello Zwick al que estamos habituados. Sin embargo, en líneas generales, la película resulta un tanto decepcionante, quizá por el hecho de que el relato es muy inferior a lo que este director nos tiene acostumbrados.
Por último, me gustaría hacer una reflexión sobre el tremendo error que cometen los directores de doblaje español, cuando deciden cambiar las voces de los actores principales. Tanto Daniel Craig como Liev Schreiber han contado con muy distintos actores de doblaje en función del personaje que interpretaban. Así, mientras que Craig ha sido doblado en los últimos años por hasta nueve actores diferentes (el último al que estábamos acostumbrados es Jordi Boixaderas, que es quien le pone voz en la saga Bond), Schreiber ha contado con ¡Quince! (a destacar Juan Carlos Gustems, que le ha puesto voz en siete ocasiones, aunque Resistencia no sea una de ellas) de tal manera que uno nunca tiene la impresión de estar viendo al mismo actor, ya que el cambio de voz estropea cualquier tipo de reminiscencia que se posea sobre él.
Quien crea que esto es una nimiedad, que simplemente intente visionar alguna película en la que a Clint Eastwood no lo haya doblado Constantino Romero. Entonces entenderá perfectamente mi punto de vista.
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