Tras "En busca de la felicidad", el realizador italiano Gabriele Muccino vuelve a repetir con Will Smith para el papel protagonista en "Siete almas", un film a la vez melodramático y trágico en el que un inspector del fisco intenta hacer la vida más fácil a siete desconocidos.
De entrada el argumento demuestra no ser un thriller, ya que el guión tiene una particularidad que personalmente aborrezco en una película: contar el final en los primeros minutos de metraje para después extenderse en la historia. De esa manera, el film se centra en Will Smith, ya que nos encontramos ante una película hecha para su lucimiento, cosa que ya no nos extraña si tenemos en cuenta la cantidad de veces que este intérprete ha intentado meterse en la carrera hacia los Oscar, tratando de desligarse de ese handicap que supone estar identificado como especialista del cine de acción a la hora de conceder la estatuilla, algo que intérpretes consagrados como Bruce Willis o Tom Cruise conocen a la perfección. El caso es que Smith demuestra grandes dotes para el drama, pero, un año más, seguirá sin su ansiado trofeo, ya que no ha conseguido nominación alguna para los premios de la Academia.
Centrándonos en el argumento, se trata de una película muy dura, ya que sentimientos tan profundos como el amor y el dolor se entremezclarán en una historia de redención y existencialismo, contada de manera efectiva gracias no sólo al más que correcto guión, sino también a la excelente interpretación de todo el elenco.
Y es que esta producción no cuenta sólo con Will Smith, sino también con la estupenda Rosario Dawson y un desconocido Woody Harrelson en roles de este tipo, ya que es un actor siempre relacionado con la comedia. Ambos se meten en la piel de dos de las siete personas ayudadas por el protagonista, en papeles muy difíciles, ya que se trata de personas con la vida muy complicada, tanto por su salud física como por su soledad. El personaje que encarna Will Smith tendrá que lidiar con todo ello para intentar llevar a cabo su plan maestro, algo que terminará provocando las lágrimas de todo espectador que se encuentre en la sala.
Así pues, Muccino nos vuelve a ofrecer un buen drama, quizá excesivamente triste, a pesar de que ofrece un importante mensaje de esperanza, pero con calidad cinematográfica suficiente como para que salgamos del cine con buenas sensaciones.
De entrada el argumento demuestra no ser un thriller, ya que el guión tiene una particularidad que personalmente aborrezco en una película: contar el final en los primeros minutos de metraje para después extenderse en la historia. De esa manera, el film se centra en Will Smith, ya que nos encontramos ante una película hecha para su lucimiento, cosa que ya no nos extraña si tenemos en cuenta la cantidad de veces que este intérprete ha intentado meterse en la carrera hacia los Oscar, tratando de desligarse de ese handicap que supone estar identificado como especialista del cine de acción a la hora de conceder la estatuilla, algo que intérpretes consagrados como Bruce Willis o Tom Cruise conocen a la perfección. El caso es que Smith demuestra grandes dotes para el drama, pero, un año más, seguirá sin su ansiado trofeo, ya que no ha conseguido nominación alguna para los premios de la Academia.
Centrándonos en el argumento, se trata de una película muy dura, ya que sentimientos tan profundos como el amor y el dolor se entremezclarán en una historia de redención y existencialismo, contada de manera efectiva gracias no sólo al más que correcto guión, sino también a la excelente interpretación de todo el elenco.
Y es que esta producción no cuenta sólo con Will Smith, sino también con la estupenda Rosario Dawson y un desconocido Woody Harrelson en roles de este tipo, ya que es un actor siempre relacionado con la comedia. Ambos se meten en la piel de dos de las siete personas ayudadas por el protagonista, en papeles muy difíciles, ya que se trata de personas con la vida muy complicada, tanto por su salud física como por su soledad. El personaje que encarna Will Smith tendrá que lidiar con todo ello para intentar llevar a cabo su plan maestro, algo que terminará provocando las lágrimas de todo espectador que se encuentre en la sala.
Así pues, Muccino nos vuelve a ofrecer un buen drama, quizá excesivamente triste, a pesar de que ofrece un importante mensaje de esperanza, pero con calidad cinematográfica suficiente como para que salgamos del cine con buenas sensaciones.
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