sábado, 28 de febrero de 2009

En el nombre del rey


Valoración: Regular

Muchos directores tienen una serie de actores a los que consideran fetiches. Por mi parte, también denomino a algunos intérpretes así, en el sentido de que el mero hecho de que aparezcan en una película es óbice para que vaya al cine a verla, por mala que al final ésta resulte. En la cúspide de este selecto y subjetivo grupo se encuentran Clint Eastwood y Jack Nicholson. Sin embargo, todo el que me conozca un poco sabrá que siento verdadera adoración por quien hizo de lo macarra y lo chulesco un arte en El último boy scout: el insigne Bruce Willis.

Muy posiblemente, el gran héroe de La jungla de cristal haya sido el causante de que me haya tragado En el nombre del rey. ¿Por qué? Aparece Jason Statham, un actor que me recuerda de tal manera al señor Willis que casi siempre logra arrancarme varias sonrisas cuando aparece en pantalla (con excepción de la infumable Revólver, claro).

El mediocre realizador alemán Uwe Boll (Alone in the dark) fue, en 2007, el responsable de llevar a la gran pantalla, una vez más, el remake de un video-juego(tercera película en poco tiempo que se estrena en España con retraso). A mi modesto entender, Boll sería un buen director de fotografía, ya que la historia está bien adornada con planos de cierta calidad y un uso peculiar del color en diversas fases del film. Sin embargo, su carrera hasta la fecha no deja lugar a la duda: es un cineasta bastante malo.

A pesar de que el film está basado en el juego Dungeon Siege, las semejanzas con el universo Tolkien son demasiado evidentes: película épico-medieval de corte fantástico con Jason Statham haciendo casi de Aragorn, Ray Liotta como un señor oscuro con muchísimo poder, la espectacular Kristanna Loken (Terminator 3) liderando un grupo de bellezas que vive en el bosque con claras reminiscencias a los elfos, un rey anciano que necesita sucesión (un Burt Reynolds muy alejado de los papeles que le confirieron en su día gran carisma) una raza de seres abominables muy similar a los orcos e incluso una mujer (la sensual Leelee Sobieski de Eyes wide shut) que desafía a su padre para convertirse en soldado. Muchas, ¿verdad?

El elenco todavía está formado por más actores conocidos como John Rhys-Davies (El señor de los anillos, qué curioso), la bellísima Claire Forlani (¿Conoces a Joe Black?), Ron Perlman (Hellboy) o uno de los asesinos de Scream, Matthew Lillard, que destaca por ser, con diferencia, lo peor de todo el proyecto a causa de su sobreactuada y pesadísima interpretación.

El argumento no es en absoluto original: un insignificante granjero, que termina por ser el centro del relato, reta al mundo por amor mientras en su reino se dan intrigas, juegos de poder y traiciones que tratarán de ser sofocadas por la lealtad y la amistad de quienes se mantienen alejados de la oscuridad, o lo que es lo mismo: el bien contra el mal. Tenemos la típica gran batalla (rodada de manera un tanto tosca y poco efectiva) ciertas secuencias de acción para el lucimiento de Statham (éstas sí están bien coreografiadas) duelos de magia y un metraje excesivamente largo, lo que nos deja un film que si bien no es demasiado recomendable, tampoco resulta incómodo ver.

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