Al comprobar que La duda está nominada en los Oscar a mejor guión adaptado y la impecable El intercambio no tiene candidatura en dicha categoría, vuelvo a reafirmarme en que los Oscar de Hollywood no son referencia para nada. ¿Cómo es posible que un film cuya historia, tal y como está contada daría únicamente para un episodio de televisión, se haya magnificado de esta manera? Debe ser que la Academia norteamericana se encuentra en la misma situación que el personaje interpretado por Meryl Streep, es decir, decrépita, sin ideas y completamente anticuada, porque si no, no me lo explico.
Ahora bien, cuando me he enterado que su director sólo había realizado otra película hasta la fecha, la cual es Joe contra el volcán, he comenzado a explicarme muchas cosas. Un film de este calibre, con la cantidad de posibilidades que ofrecía para mostrar una trama intensa en la que un sacerdote es acusado gravemente por una religiosa, en un asunto que se podría haber combinado con aspectos relacionados con el racismo entre alumnos y el horror de una familia que confiaba en lo que suponían un buen colegio, ha quedado en un querer y no poder salvado, en cierta manera, por las buenas interpretaciones de sus protagonistas. Ésa es la diferencia entre entregar un proyecto a Clint Eastwood u ofrecérselo al guionista de Rex: un dinosaurio en Nueva York.
La duda era una gran oportunidad para que Shanley saliera de su mediocridad pero, francamente, la ha desaprovechado. Por lo visto su estudio cuenta con un encomiable grupo de publicidad que la ha sacado a flote, haciendo hincapié en sus cosas buenas pero ocultando por completo sus graves deficiencias, cayendo así en un pecado de omisión que a buen seguro el personaje encarnado por Meryl Streep no habría aceptado. Desgraciadamente para ellos, no pueden hacer milagros en el momento en que el espectador la ve.
Ahora bien, cuando me he enterado que su director sólo había realizado otra película hasta la fecha, la cual es Joe contra el volcán, he comenzado a explicarme muchas cosas. Un film de este calibre, con la cantidad de posibilidades que ofrecía para mostrar una trama intensa en la que un sacerdote es acusado gravemente por una religiosa, en un asunto que se podría haber combinado con aspectos relacionados con el racismo entre alumnos y el horror de una familia que confiaba en lo que suponían un buen colegio, ha quedado en un querer y no poder salvado, en cierta manera, por las buenas interpretaciones de sus protagonistas. Ésa es la diferencia entre entregar un proyecto a Clint Eastwood u ofrecérselo al guionista de Rex: un dinosaurio en Nueva York.
La duda era una gran oportunidad para que Shanley saliera de su mediocridad pero, francamente, la ha desaprovechado. Por lo visto su estudio cuenta con un encomiable grupo de publicidad que la ha sacado a flote, haciendo hincapié en sus cosas buenas pero ocultando por completo sus graves deficiencias, cayendo así en un pecado de omisión que a buen seguro el personaje encarnado por Meryl Streep no habría aceptado. Desgraciadamente para ellos, no pueden hacer milagros en el momento en que el espectador la ve.
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