viernes, 19 de marzo de 2010

Green Zone: Distrito protegido



Valoración: Interesante

Si ésta película se hubiera titulado Jason Bourne IV: misión en Irak, no habría pasado nada. A Paul Greengrass le ha dado tan buen resultado la trilogía del ya mítico asesino/agente secreto, que Green Zone parece concebida como una continuación, con la única diferencia de que el personaje protagonizado aquí por Matt Damon, el alférez Miller, tiene menos recursos y es menos capaz que el talentoso Bourne.

Siguiendo con las similitudes a la mencionada saga, tenemos uno de los dos principales fallos de este film, que no es otro que el de la desastrosa filmación en las secuencias de acción. Me parece bien que un director demuestre que es capaz de hacer todo tipo de planos y trate de ser original con la cámara, pero desde El ultimátum de Bourne, donde ya se excedió, el uso y abuso de cortes visuales en cada secuencia, con primacía de planos excesivamente cercanos a los protagonistas y la pérdida de perspectiva propia de un cámara que corre para evitar ser tiroteado, mientras ofrece imágenes de guerra, termina por marearnos y logra que no nos enteremos de nada. ¿Alguien es capaz de identificar a quién disparan los protagonistas? ¿Y quién les dispara a ellos? ¿Y cómo sortean el peligro? Puede que así se dé sensación de realismo, como si fuera un documental, pero francamente prefiero ser presa de la ficción, en lugar de ver un muro hecho añicos en el suelo mientras me pierdo todo lo que está pasando.

El segundo gran pero de esta producción es su desastroso final. Obviando lo incoherente (una persona a quien le falte una pierna no puede ir más rápido a pie que un coche) es excesivamente facilón y poco satisfactorio, sobre todo en comparación con el grueso de la película.

Y ahora toca lo bueno. He decidido hacer al revés que Greengrass, que va de más a menos y dejar la mejor parte para el final, que no es otra que el 90% del guión adaptado por Brian Helgeland de un libro de Rajiv Chandrasekaran (el otro 10% sería el desenlace). No en vano Helgeland es autor de los libretos de dos películas sobresalientes, Mystic River y L.A. Confidential. Aquí narra una interesantísima trama ficticia, ambientada en una realidad muy dura para los Estados Unidos: la inexistencia de armas de destrucción masiva en Irak, motivo que esgrimieron los norteamericanos para invadir dicho país.

Lo mejor del guión es la narración de la historia. De una manera clara y concisa, Helgeland relata toda una trama de intrigas políticas y conspiraciones en un ambiente bélico, lo que hará disfrutar de lo lindo al espectador, que se sentirá muy atraído conforme avance el metraje. A esto ayuda el buen hacer del reparto, destacando al ya mencionado Damon, Greg Kinnear (Mejor imposible), Brendan Gleeson (Escondidos en Brujas, Troya), Amy Ryan (El intercambio) y Jason Isaacs (Black Hawk Derribado, Harry Potter).

Llegamos a un punto que denominaré "Helgeland vs Greengrass", ganado claramente por el primero, ya que en la misma película se demuestra que el ritmo frenético y adictivo se consigue con una adecuada narración de hechos, controlando de forma precisa y adecuada el volumen de información que llega al público y no con violentos y caóticos movimientos de cámara.

Lo curioso es que Greengrass, cuando se controla un poco, es capaz de ofrecer hermosos planos de Irak, tanto lejanos como cenitales, además de saber dotar a la escena de la estética adecuada, la cual, todo sea dicho, parece calcada de Black Hawk Derribado en muchas ocasiones. Todo eso es realismo conseguido sin el dichoso estilo documental. Es una pena que no se centre más en ello, porque posee talento de sobra.

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