Lo dicho: Retomamos el ciclo a Bruce Willis el día de su cumpleaños. Le toca el turno a la película Seduciendo a un extraño.
Valoración:
Contar con dos actores de la talla de Bruce Willis y Halle Berry debería ser el sueño de cualquier director de cine. En su día, el gran Tony Scott contó con ellos para realizar la sobresaliente El último boy scout, pero en esta ocasión no hemos tenido tanta suerte pues, para nuestra desgracia, el director encargado de volver a reunirlos en un mismo proyecto ha sido James Foley, autor, entre otros, de bodrios como Who's that girl con Madonna o The protector con Mark Wahlberg.
Y claro, como no podía ser de otra manera, Foley ha desaprovechado a uno de los grandes intérpretes del séptimo arte, un Bruce Willis que destila clase por allá donde va, pero que ve muy mermada su participación al encarnar a un personaje pésimamente definido por el patético guión del desconocido Todd Komarnicki, que toma como tema central del argumento la explosiva belleza de una Halle Berry que, desde que consiguió el Oscar que tan injustamente han negado a Bruce Willis, va de mal en peor.
La película no tiene ritmo narrativo, algo que va en contra de los cánones del género del thriller. Su desarrollo es torpe, con un par de giros tramposos para intentar, en vano, despistar al sufrido espectador que bastante hace con aguantar despierto. Pero cuando parece que la cosa no puede ir a peor, nos encontramos con un esperpéntico y nada original final, tras el cual dan ganas de retirar a perpetuidad la licencia de cineasta a su mediocre director.
Desperdiciar así el talento del magnífico elenco de actores con el que Foley ha contado debería estar castigado con penas de hasta cincuenta años. Así nos aseguraríamos no volver a toparnos con mediocridades de esta magnitud.
Valoración:
Y claro, como no podía ser de otra manera, Foley ha desaprovechado a uno de los grandes intérpretes del séptimo arte, un Bruce Willis que destila clase por allá donde va, pero que ve muy mermada su participación al encarnar a un personaje pésimamente definido por el patético guión del desconocido Todd Komarnicki, que toma como tema central del argumento la explosiva belleza de una Halle Berry que, desde que consiguió el Oscar que tan injustamente han negado a Bruce Willis, va de mal en peor.
La película no tiene ritmo narrativo, algo que va en contra de los cánones del género del thriller. Su desarrollo es torpe, con un par de giros tramposos para intentar, en vano, despistar al sufrido espectador que bastante hace con aguantar despierto. Pero cuando parece que la cosa no puede ir a peor, nos encontramos con un esperpéntico y nada original final, tras el cual dan ganas de retirar a perpetuidad la licencia de cineasta a su mediocre director.
Desperdiciar así el talento del magnífico elenco de actores con el que Foley ha contado debería estar castigado con penas de hasta cincuenta años. Así nos aseguraríamos no volver a toparnos con mediocridades de esta magnitud.
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