sábado, 20 de marzo de 2010

Percy Jackson y el ladrón del rayo


Valoración: Floja

El director de las dos primeras partes de la saga Harry Potter, Chris Columbus, dirige esta decepcionante adaptación del best-seller de Rick Riordan. ¿Por qué decepcionante? Muy sencillo: creía que un realizador más o menos hábil para las películas de aventuras, de corte fantástico y para todos los públicos, sería capaz de aprovechar un reparto tan suculento y amplio como el formado por Uma Thurman, Pierce Brosnan, Rosario Dawson, Katherine Keener, Kevin McKidd, Sean Bean...

Pero claro, de nada sirve contar con semejante elenco si el guión es de Craig Titley. Por si no os suena, os diré que es el responsable del argumento de Scooby Doo, lo que no resulta una carta de presentación demasiado halagüeña.

Me centro en el libreto porque es fundamental que, en este tipo de historias, consiga agradar a todos los públicos en el más puro sentido estricto de dicha expresión. Es decir, que no sólo entretenga a los más peques. Y aunque debo reconocer que hay varios instantes de la trama que se salvan, el exceso de infantilismo en gran parte del metraje, así como la supeditación de los magníficos actores antes nombrados al excesivo protagonismo del insufrible Brandon T. Jackson (Tropic Thunder) deviene en un pequeño suspenso, por lo que pudo haber sido y al final no fue.

Las comparaciones entre Percy Jackson y Harry Potter son ineludibles. Ambos son personajes sacados de dos exitosas sagas literarias y en las dos ocasiones, el director de la primera parte (según cómo funcione en taquilla posiblemente veamos continuaciones del film que nos ocupa) es el mismo. La diferencia es que Columbus supo crear cierta magia cinematográfica con Potter (rematada con gran audacia por Alfonso Cuarón para ser destrozada después por Mike Newell y David Yates) mientras que Jackson parece más cercano a la parodia que a la aventura.

El argumento y su desarrollo son de lo más tópico: protagonista inadaptado y perdedor social descubre que, en realidad, es un héroe que debe salvar al mundo; como es un adolescente, se enamorará de la típica chica de entrada inalcanzable y, con el tiempo, dejará de ser un "friki" para convertirse en el chico más popular, además de vivir el repetitivo y cansino conflicto paterno-filial típico en este tipo de historias. Por supuesto, todo ello aderezado con música pop un tanto estridente y un montón de chistes baratos para el ¿lucimiento? del mencionado Brandon T. Jackson, posiblemente gran causante del hundimiento de este film.

Es una lástima, porque entiendo que la película daba para mucho más. Pero el guión ha preferido tirar por el lado cómico-tonto en lugar de ahondar un poquito más en la mitología clásica griega. Tampoco se le ha dado el toque de suspense adecuado y eso que lo tenían fácil, pues se trataba de evitar una guerra que habría destruido nuestro mundo.

En definitiva, como ya he dicho antes, lo que pudo haber sido y no fue.

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