Valoración:
Primera y, desgraciadamente, no única experiencia de Rob Schneider como director de cine (tiene otro esperpento de título The Chosen One). Todos recordamos a Schneider como el cómico protagonista de la divertidísima Gigoló, de ahí que antes de ver El gran Stan, uno supusiera que por mala que ésta fuera, al menos se reiría. Craso error, ya que el film no tiene gracia en ningún momento, con una serie de intentos de gag que no provocan la risa ni por asomo.
Ya se sabe que este tipo de películas descuidan por completo el argumento, pues su única función es hacer reír al espectador, pero si sólo consigue despertar los bostezos del personal, apaga y vámonos. De hecho, lo único salvable de la película son aquellos momentos en los que la preciosa Jennifer Morrison (la atractiva doctora de House) aparece en pantalla contoneándose con una gran diversidad de modelitos. Pero el resto es, lisa y llanamente, basura, de ahí que en Estados Unidos se estrenase directamente en vídeo y en España llegara a los cines dos años después de su producción.
Ya se sabe que este tipo de películas descuidan por completo el argumento, pues su única función es hacer reír al espectador, pero si sólo consigue despertar los bostezos del personal, apaga y vámonos. De hecho, lo único salvable de la película son aquellos momentos en los que la preciosa Jennifer Morrison (la atractiva doctora de House) aparece en pantalla contoneándose con una gran diversidad de modelitos. Pero el resto es, lisa y llanamente, basura, de ahí que en Estados Unidos se estrenase directamente en vídeo y en España llegara a los cines dos años después de su producción.
En dos palabras: totalmente desaconsejable.
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