viernes, 20 de marzo de 2009

Underworld: La rebelión de los licántropos

Valoración: Pasable

Realizar una precuela tiene su dificultad por aquello de que no existe factor sorpresa, ya que el espectador conoce de antemano cómo va a terminar la trama. Por ello, realizar una película de esta índole requiere un mayor esfuerzo y, francamente, no ha sido así.

Para empezar, Len Wiseman, director de las anteriores, ha decidido dejar la filmación en manos del debutante Patrick Tatopulos (a pesar del apellido es parisino) que trabajó en diseño de producción en "La jungla 4.0", dirigida por el propio Wiseman (supongo que haber coincidido allí le ha valido al bueno de Tatopoulos para debutar en la dirección). Por su parte, Danny McBride continúa en las labores de guionista, lo que no es decir demasiado ya que, a excepción de un capítulo de "Más allá del límite", no ha escrito otra cosa.

Pero lo peor viene cuando nos fijamos en el elenco de actores: no está la espectacular Kate Beckinsale (bueno, realmente aparece unos diez segundos al final de la película, pero eso es dejarnos con las ganas). Sin la estelar protagonista de las dos primeras partes, la película pierde muchísimo, lo que unido a lo ya comentado en el primer párrafo, provoca un daño irreparable en la película.

A pesar de todo, estamos ante una película que podríamos calificar de mínimamente aceptable, ya que ha conseguido mantener una constante: el alto ritmo narrativo de toda la saga. No hay mucho que contar, pues todos conocemos la historia, pero veremos entretenidas secuencias de acción entre vampiros y hombres lobo, con unos efectos especiales bastante logrados y, sobre todo, el entendimiento de Tatopoulos acerca del hecho de que esta película, dado su guión, no debía tener grandes aspiraciones. Por ese motivo ha intentado hacerla lo más amena posible, cosa que es de agradecer ya que, al menos, no nos hemos aburrido.

No hay mucho más que contar. La película, en mi opinión, sobraba, ya que cuenta en forma de largometraje lo que ya fue perfectamente explicado en unos minutos en el film original. Muy bien Michael Sheen (Frost contra Nixon) como protagonista (único actor destacable) y, una vez más, muy mal Bill Nighy (¿sabrá poner otra cara que la de desconcierto contínuo) y Rhona Mitra, aunque tiene su punto, no es Kate Beckinsale.

¿Harán una cuarta? Vista la diferencia entre la primera y las otras dos, espero que no.

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