ATENCIÓN PELIGRO SPOILER: La siguiente entrada desvela partes importantes de la trama; léelo bajo tu propia responsabilidad.
Hará unas tres semanas que la FOX emitió el último capítulo de la tercera temporada de la excelente serie Dexter (me habría gustado escribir antes pero últimamente mi tiempo es bastante limitado).
Antes de empezar a entrar en materia, me gustaría comentar el maltrato que la mencionada cadena ha deparado a Dexter: por un lado hubo un parón en plena temporada (el cual llegó sin avisos ni explicaciones de ningún tipo) y por otro, tampoco hubo una campaña debidamente hecha para informar de cuando continuaban emitiendo los últimos episodios, ni mucho menos para informar del cambio de hora en su emisión. No son formas, pero todavía es más grave dado que la FOX es una cadena de pago y, como tal, no debe permitirse que empiece a imitar la mala gestión de Antena 3 con respecto a las series norteamericanas (los que hayáis seguido 24 en dicha cadena me entenderéis).
Siempre hay excusas, como huelgas de guionistas, parones en Estados Unidos y cosas así, pero no es propio que no se detalle la información pertinente acerca de cómo va a seguir una serie. Con Prison Break, por ejemplo, están haciendo lo mismo, así que un servidor no entiende por qué en el Gobierno se llevan las manos a la cabeza cuando el usuario de a pie se descarga cosas por internet... A día de hoy es la única manera segura de poder continuar una serie.
Pero estábamos con Dexter. Tras una primera temporada genial, dudaba de que una segunda pudiera seguir en la misma línea... ¡Y resultó mejor!. Si bien en la primera la trama central iba ligada al hermano del protagonista, que resultó ser un psicópata todavía más implacable, en la segunda Dexter tuvo que enfrentarse a un inteligente sabueso del FBI que intentaba por todos los medios su captura. Pero Dexter supo echar la culpa a su gran enemigo en el cuerpo, el sargento Doakes, además de asesinar a su amante (su morbosa madrina de la terapia antidroga que seguía) sin corromper su código.
¿Qué se podía esperar en esta tercera parte? Algunos personajes cambiaron (la razón se entiende de lo escrito en rojo) lo que daba juego para más asuntos personales, pero también secundarios. El problema, a mi modo de ver, estribaba en que Dexter volviera a tener un enemigo carismático.
Problema resuelto. Los hábiles guionistas de la serie decidieron dar entrada a Jimmy Smits (La ley de Los Angeles, La venganza de los Sith) un intérprete ya curtido, que encarnó a la perfección a un durísimo fiscal que perseguía de forma implacable al mundo criminal.
El problema no consistía en que este temible fiscal persiguiera a Dexter, sino más bien lo contrario: por casualidad, Miguel Prado (así se llama el personaje en cuestión) pilla a Dexter cuando acaba de cargarse a Freebo, el supuesto asesino del hermano de Prado. El problema, claro, es que al hermano de Miguel lo había matado el propio Dexter, ya que el sujeto en cuestión no era tan simpático y legal como creía su familia.
¿Cual fue la reacción de Miguel Prado? Total agradecimiento a Dexter por haber llevado a cabo su venganza. Pero el asunto no quedó ahí. Dexter trató de hacer creer a Prado que había sido un único crimen, pero el fiscal, muy inteligente, dedujo otro asesinato del protagonista. Al final Dexter tuvo que contarle su secreto y Prado se mostró ansioso por limpiar las calles de asesinos.
Parecía que Dexter por fin había encontrado a un amigo, un ser que entendía y compartía su oscuro secreto. Sin embargo Miguel no se regía por el mismo código que le enseñó su padre y tardó poco en matar a una abogada defensora que sólo era culpabe de hacer bien su trabajo.
A partir de aquí Dexter y Prado se convirtieron en enemigos y, finalmente, Dexter acabó con él como siempre, de una forma sutil e inteligente. Pululaba por la serie otro psicópata (cada vez hay más, así que a ver qué sucede en la cuarta temporada) y Dexter se las arregló para primero matarlo y segundo culparle de la muerte de Miguel Prado. Todo un artista, ¿verdad?
La temporada termina con la boda entre Dexter y su novia Rita (curiosamente en la vida real, el actor está casado con Jennifer Carpenter, que es su hermana en la serie) de forma que queda más o menos terminada, no como ocurrió en la primera. Por mi parte lo prefiero: una cosa es que ten mantengan en vilo toda una temporada y otra que, al final, te dejen con las ganas hasta que la serie vuelva. Así se corre el riesgo de que se produzcan los terribles "cliffhanger" que no gustan a nadie.
Lo más importante de Dexter, a mi modo de ver, es que durante tres temporadas ha sabido mantener la calidad sin altibajos. El suspense está muy logrado y todo aquel que la sigue se engancha. Pero es que los personajes secundarios no son meras comparsas, sino que todos tienen algo que ver tanto en parte de la trama principal, como en varias subtramas que les confieren profundidad y personalidad (vamos, un diez para los guionistas).
Parece ser que habrá, como mínimo, dos temporadas más. Ojalá los guionistas sigan en esta línea de éxito, pues están convirtiendo Dexter en una serie de culto imprescindible, muy por encima de la sobrevalorada Héroes, a la que le ocurrió lo que a tantas: una primera temporada magnífica, que nunca volvió a repetirse.
Pese a que a mucha gente no le ha gustado esta temporada, he de decir que si que me ha gustado, aunque es muy floja, pero está bien. Eso si la segunda temporada para mi la mejor, es que es ESPECTACULAR!!!
ResponderEliminarSaludos
Personalmente no me pareció floja, la verdad. Cierto que las dos temporadas anteriores me parecen también mejores, pero con esta tercera he disfrutado mucho.
ResponderEliminarVeremos que hacen en la próxima.