viernes, 12 de junio de 2009

LIFE (fin 2ª temporada)


ATENCIÓN PELIGRO SPOILER: La siguiente entrada desvela partes importantes de la trama; léelo bajo tu propia responsabilidad.


La semana pasada terminó en AXN la segunda temporada de la entretenida serie Life. Para los que no la siguiérais, deciros que se trata de una de policías con un argumento central que, dentro de lo trillado que ya está, tiene algún punto original.


No es nuevo que un protagonista lleve aislado del mundo varios años y se encuentre con un llamemos futuro próximo en las narices. En España, sin ir más lejos, Toni Cantó vivió algo similar en 7 vidas (serie que en mi opinión perdió el sentido cuando dicho actor la abandonó). Las causas suelen ser accidentes que te dejan años en coma o viajes en el tiempo. Sin embargo, en Life tenemos a un policía condenado por un delito que no cometió, declarado por fin inocente más de diez años después.


Cuando nuestro héroe vuelve a las calles, recibe un auténtico dineral por todos los años pasados en presidio y, además, deja de ser agente para convertirse en detective, cumpliendo así su sueño. Pero claro, al hilo de lo que comentábamos en el párrafo anterior, el protagonista no sabe nada de móviles, GPS y toda una serie de avances descubiertos mientras estaba encerrado en prisión.


Mientras va resolviendo diferentes casos con su compañera, al final de cada capítulo va obteniendo pequeñas piezas para resolver su gran rompecabezas final: quién le metió en la cárcel, por qué y quién fue el verdadero asesino.


En la primera temporada resolvió el crimen, así que parecía que la NBC no concedería una segunda, pero ¡oh sorpresa!, Life la obtuvo, aunque no sin dificultades.


En esta segunda se desvela que hubo una serie de personas implicadas en lo que hemos definido como trama principal, así que nuestro detective debe seguir resolviendo el puzzle, aunque he de reconocer que se pierde un tanto el interés.


El protagonista es el británico Damian Lewis (El cazador de sueños, Hermanos de sangre) que interpreta de forma maravillosa este peculiar personaje que no para de comer fruta (alude a que en la cárcel nunca la probó) y que se rige por la filosofía zen, motivo por el cual suele lucirse con comentarios un tanto extravagantes.


Su partenaire es la atractiva Sarah Sahi (Aquellas juergas universitarias) que pone el contrapunto serio a las pequeñas locuras de su compañero.


Al final de esta segunda temporada, el detective Crews (así se llama el protagonista) debe acabar con un malvado ruso, al que mata de un certero golpe de cárate en la nuez. Acto seguido mira a todos los secuaces del villano muerto y, ni corto ni perezoso, esbozando una sonrisa, les comenta: "Ya sois libres. Vuestras familias ya no están amenazadas. Podéis marcharos" y de esa manera tan sorprendente sale airoso de una situación en la que parecía no tener salida.


Ése es Charlie Crews y, gracias a él y su modus operandi, la serie se ha mantenido un segundo año en antena. ¿Habrá tercera temporada? Sinceramente lo dudo, pero bueno, nunca se sabe.

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