Así como Exorcismo en Connecticut lo tenía muy difícil por estar muy fresca, en la mente de todos, Arrástrame al infierno, Expediente 39 lo tenía muy bien al estar tan próxima a la citada ópera prima del torpe Peter Cornwell. Sin embargo se ha quedado a medio camino entre una y otra.
La primera parte de este filme del alemán Christian Alvart (Pandorum) recuerda demasiado a un drama social, muy propio de las sobremesas televisivas dominicales, así que muchos nos echamos a temblar ante semejante panorama. Sin embargo, en el momento en que la trama se centra únicamente en el terror (aproximadamente a mitad de metraje) se podría decir que la película consigue el aprobado, lo cual no es nada desdeñable, ya que si bien últimamente me he quejado mucho del bajón de calidad del cine de acción, el acaecido en el género del terror es de tal magnitud que asusta.
El guión de Ray Wright (Pulse) tiene un importante problema: es predecible en grado sumo, incluso en sus pequeños giros (muy pequeños). Y claro, si a un filme de terror le quitas el suspense, pierde bastantes enteros. ¿Por qué entonces el aprobado? Porque consigue generar miedo y cierta tensión en alguna de sus secuencias, lo cual considero meritorio dentro de un género en el que ya se ha probado prácticamente todo.
En el apartado actores tenemos otra pega: Renée Zellweger. ¿Alguien me explica que pinta Bridget Jones en un relato de terror? Zellweger nunca podrá desencasillarse de este personaje por una sencilla razón: es una actriz vulgar. Hay que tener la categoría de Sean Connery para que no te asocien siempre con tu personaje más famoso (en este caso nada más y nada menos que el James Bond original), pero claro, la diferencia entre ambos en talento interpretativo es tal, que podríamos considerarlos como antagonistas. Otra cosa es hablar de Ian McShane (Deadwood) o Callum Keith Rennie (Galáctica, Californication, 24), actores que saben dar el toque de dramatismo adecuado a una historia como ésta. Por cierto, ¿sabéis por qué las referencias que he puesto de ambos son de series de televisión y no de largometrajes de cine? Porque toda la decadencia que estamos padeciendo en esta década en la gran pantalla, la estamos disfrutando en lo que podríamos llamar los años dorados de la televisión (sólo con echar un vistazo a las cuatro series mencionadas basta para darse cuenta).
Después de esta parrafada, casi me estoy arrepintiendo de haber calificado esta película con un 5, pero por aquello de que la primera impresión es la que cuenta, así se quedará.
La primera parte de este filme del alemán Christian Alvart (Pandorum) recuerda demasiado a un drama social, muy propio de las sobremesas televisivas dominicales, así que muchos nos echamos a temblar ante semejante panorama. Sin embargo, en el momento en que la trama se centra únicamente en el terror (aproximadamente a mitad de metraje) se podría decir que la película consigue el aprobado, lo cual no es nada desdeñable, ya que si bien últimamente me he quejado mucho del bajón de calidad del cine de acción, el acaecido en el género del terror es de tal magnitud que asusta.
El guión de Ray Wright (Pulse) tiene un importante problema: es predecible en grado sumo, incluso en sus pequeños giros (muy pequeños). Y claro, si a un filme de terror le quitas el suspense, pierde bastantes enteros. ¿Por qué entonces el aprobado? Porque consigue generar miedo y cierta tensión en alguna de sus secuencias, lo cual considero meritorio dentro de un género en el que ya se ha probado prácticamente todo.
En el apartado actores tenemos otra pega: Renée Zellweger. ¿Alguien me explica que pinta Bridget Jones en un relato de terror? Zellweger nunca podrá desencasillarse de este personaje por una sencilla razón: es una actriz vulgar. Hay que tener la categoría de Sean Connery para que no te asocien siempre con tu personaje más famoso (en este caso nada más y nada menos que el James Bond original), pero claro, la diferencia entre ambos en talento interpretativo es tal, que podríamos considerarlos como antagonistas. Otra cosa es hablar de Ian McShane (Deadwood) o Callum Keith Rennie (Galáctica, Californication, 24), actores que saben dar el toque de dramatismo adecuado a una historia como ésta. Por cierto, ¿sabéis por qué las referencias que he puesto de ambos son de series de televisión y no de largometrajes de cine? Porque toda la decadencia que estamos padeciendo en esta década en la gran pantalla, la estamos disfrutando en lo que podríamos llamar los años dorados de la televisión (sólo con echar un vistazo a las cuatro series mencionadas basta para darse cuenta).
Después de esta parrafada, casi me estoy arrepintiendo de haber calificado esta película con un 5, pero por aquello de que la primera impresión es la que cuenta, así se quedará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario