Todos conocéis la admiración que profeso a Tony Scott como director, por lo tanto no podía perderme este remake de la película homónima que en 1974 dirigió Joseph Sargent. A pesar de ello, soy consciente de que esta versión no aguanta comparación alguna con la original, aunque sí debo señalar que resulta de un entretenimiento más que digno, lo cual, viendo la poca calidad del cine de acción en los últimos tiempos, es bastante agradable (de hecho ha funcionado bien en taquilla, que es de lo que se trata).
La tensión y el suspense con el que en su día nos deleitaron Sargent y compañía, deja paso, como viene siendo habitual, a los efectos técnicos. Scott vuelve a mostrar su poderío visual proveniente del ruidoso mundo del video-clip, algo que domina a las mil maravillas ya que su ritmo frenético de imágenes puede, por sí mismo, generar esa ansiada tensión de la que adolecen hoy en día este tipo de relatos. Sin embargo, ¿por qué reducir el guión a un mero vehículo para el lucimiento visual del realizador? ¿Por qué profundizar únicamente en los dos personajes principales? ¿Por qué no dotar de más inteligencia a la trama? ¿Por qué modificar el magnífico final de 1974? Son cuestiones que, aplicadas a los remakes de los últimos años, deberían intentar responder muchos directores de hoy en día.
Centrándonos en el elenco, Denzel Washington destaca sobre el resto por dos motivos: es mejor actor y tiene un personaje del que puede sacar algo. Otros como James Gandolfini (Los soprano) o John Turturro (Transformers, Ejecutivo agresivo) no tienen tanta suerte con el trato del guión hacia sus personajes. Queda John Travolta, que durante un rato está bastante bien (un villano con un pequeño misterio oculto que le motiva a llevar a cabo el secuestro) pero que termina por caer en la sobreactuación y en el exceso de tacos. No es lo mismo el uso de las palabras malsonantes que Tony Scott llevó a cabo en El último boy scout, donde Bruce Willis las empleaba en abundancia pero en el momento adecuado, que la cantidad de insultos sin orden ni concierto que profiere una y otra vez Travolta, hasta el punto de que llegan a perder el sentido, terminando por aburrir.
Me doy cuenta de que, con lo que he escrito, no parezco dejar claro si la película me ha gustado o no. Posiblemente en los noventa la habría calificado de subproducto, ya que fue una magnífica época para el cine de acción. Lo que pasa es que actualmente, los amantes de este género debemos conformarnos con filmes pasables que, por lo menos, logren entretenernos. Me gusta Tony Scott, pero no tanto como para ocultar el declive de un tipo de cine, que otrora lograra maravillarme.
La tensión y el suspense con el que en su día nos deleitaron Sargent y compañía, deja paso, como viene siendo habitual, a los efectos técnicos. Scott vuelve a mostrar su poderío visual proveniente del ruidoso mundo del video-clip, algo que domina a las mil maravillas ya que su ritmo frenético de imágenes puede, por sí mismo, generar esa ansiada tensión de la que adolecen hoy en día este tipo de relatos. Sin embargo, ¿por qué reducir el guión a un mero vehículo para el lucimiento visual del realizador? ¿Por qué profundizar únicamente en los dos personajes principales? ¿Por qué no dotar de más inteligencia a la trama? ¿Por qué modificar el magnífico final de 1974? Son cuestiones que, aplicadas a los remakes de los últimos años, deberían intentar responder muchos directores de hoy en día.
Centrándonos en el elenco, Denzel Washington destaca sobre el resto por dos motivos: es mejor actor y tiene un personaje del que puede sacar algo. Otros como James Gandolfini (Los soprano) o John Turturro (Transformers, Ejecutivo agresivo) no tienen tanta suerte con el trato del guión hacia sus personajes. Queda John Travolta, que durante un rato está bastante bien (un villano con un pequeño misterio oculto que le motiva a llevar a cabo el secuestro) pero que termina por caer en la sobreactuación y en el exceso de tacos. No es lo mismo el uso de las palabras malsonantes que Tony Scott llevó a cabo en El último boy scout, donde Bruce Willis las empleaba en abundancia pero en el momento adecuado, que la cantidad de insultos sin orden ni concierto que profiere una y otra vez Travolta, hasta el punto de que llegan a perder el sentido, terminando por aburrir.
Me doy cuenta de que, con lo que he escrito, no parezco dejar claro si la película me ha gustado o no. Posiblemente en los noventa la habría calificado de subproducto, ya que fue una magnífica época para el cine de acción. Lo que pasa es que actualmente, los amantes de este género debemos conformarnos con filmes pasables que, por lo menos, logren entretenernos. Me gusta Tony Scott, pero no tanto como para ocultar el declive de un tipo de cine, que otrora lograra maravillarme.
Estamos tan curados de espanto y hemos visto tanto cine que practicamente juzgamos (y muchas veces con acierto) el libro por la portada.
ResponderEliminarSé que algún día veré este remake en la TV pero también sé que no va a superar al original. En un cine que buscan el éxito antes que la calidad suelen prescindir de los buenos guiones e interpretaciones.
Shaw y Matthau están impresionantes en la original, siendo un gran acierto de casting. El guión...bueno os la veis pero os digo que mantiene la tensión hasta el final. Y no necesita de los maravillosos y videocliperos (y muchas veces superfluos) trucos de cámara del Sr. Scott.
Escribiendo esto me he metido en IMDB y lo último que me gustó suyo para el cine como director fué Amor a Quemarropa y hablamos del ´93.
¿No te gustó "El fuego de la venganza"? Me parece una película sublime.
ResponderEliminarPienso igual que tú Josey Wales en lo referente a El último Boy Scout, me pareció una gran película y Bruce Willis se lució. Aunque no crees que Joe Hallenbeck se parece mucho a John McClane?
ResponderEliminarY sobre esta película, aún no la he visto, cuando salga en calidad DVD me la descargaré.
El Fuego de la Venganza me pareció un peliculón y Denzel Washington es un actorazo.
Saludos
Es cierto, Tomás: Joe Hallenbeck parece John McClane, sólo que, en mi humilde opinión, va un paso más allá. Ambos son antihéroes, eso está claro, pero creo que Hallenbeck lleva dicho mito hasta sus últimas consecuencias.
ResponderEliminarDe hecho, hay más similitudes: por ejemplo, el final de "El último boy scout" recuerda mucho al final de la primera "Jungla de cristal", todo lleno de coches de policía en la resolución final, con el protagonista y su mujer haciendo las paces.
Sea como fuere, ambas me encantan.