sábado, 31 de octubre de 2009

Destino final 4


Valoración: Pasable

David R. Lewis retoma la dirección de la saga Destino final en la cuarta película de la serie, algo que, de entrada, me producía mucho más miedo que cualquiera de las tres entregas anteriores. La razón es que ya llevó a cabo la segunda parte, con un resultado bastante malo, lo que hizo que el director original, James Wong, dirigiese la tercera para tratar de reflotar la franquicia, cosa que, por cierto, consiguió.

Afortunadamente Lewis (realizador de la penosa Serpientes en el avión) no mete demasiado la pata y culmina un filme que, si bien nunca aterra, logra que el espectador pase unos noventa minutos de lo más entretenido, a pesar de emplear la misma fórmula de siempre: gracias a una premonición, un joven evita que varias personas mueran en un trágico accidente; la muerte no quedará conforme e irá persiguiéndolos uno a uno, para que vayan cayendo en el mismo orden en el que deberían haber fallecido la primera vez.

¿Dónde radica entonces el entretenimiento? En el 3D. Una trama de este tipo es muy proclive a la utilización de las tres dimensiones y hay que reconocer que la gran mayoría del público (al menos los que llenábamos anoche la sala de cine) disfrutamos del uso de esta tecnología como si estuviéramos en un gran parque de atracciones. Las rocambolescas muertes urdidas por el destino en su afán por cumplirse, son un medio excepcional para que uno crea que está dentro de una adrenalítica atracción, de forma que nos divertimos mucho, sí, pero no gracias al cine, sino a sensaciones nuevas.

Ellis nunca llega a la habilidad demostrada por James Wong en las películas anteriores, pero la cosa funciona ya que todos estamos más atentos a ver con qué nos sorprenden los efectos en tres dimensiones, que a la película en sí. Supongo que cuando estemos más habituados, volveremos a demandar más inteligencia en los guiones.

Destino final me recuerda mucho a Saw. Ambas partieron de una original idea, desarrollada en un buen guión. Obtuvieron gran éxito y la calidad dejó paso a las ansias de forrarse los bolsillos, repitiendo una y otra vez las mismas premisas. Así, lo que inicialmente aportó frescura y originalidad al género, terminó convirtiéndose en algo repetitivo y previsible, de forma que el espectador descubría nuevas y maquiavélicas maneras de matar a los protagonistas, aunque siempre con las mismas historias. ¿Se pasará Saw al 3D? Tiempo al tiempo.

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