Vaya por delante: no considero, ni mucho menos, que ésta sea una gran película. Pero sí debo decir que me ha sorprendido gratamente ya que, a diferencia del tedioso y repetitivo cine de terror japonés que está tan de moda, Jennifer's Body es un filme bastante entretenido. Tampoco da miedo, como las japonesas, pero no aburre, que ya es mucho.
No es la única sorpresa, ya que la espectacular Megan Fox se ha destapado como una actriz medianamente aceptable. Tranquilos, no voy a compararla con Meryl Streep (todavía no me he vuelto loco), pero he de reconocer que el maltrato que el guión de Transformers 1 y 2 deparaba a su personaje (mujer florero total), no le dejaba mucho margen para la interpretación. Aquí es la coprotagonista y resulta bastante convincente como mujer fatal: una depredadora de hombres en el sentido más literal de la palabra.
Siempre he defendido que lo más importante en una película es su historia y cómo ésta es contada, es decir: el guión. La responsable de este libreto es Diablo Cody, que ya ganó el Oscar por escribir Juno. Ni se me ocurre la atrocidad de comparar ambos relatos, pero sí haré hincapié en el marcado carácter irónico e irreverente de Cody, auténtico leit motiv del argumento, respetado por Karyn Kusama (responsable de la mediocre Aeon Flux).
Así pues, considero que no estamos ante otra estúpida película de terror adolescente. ¿Por qué? Para empezar, estamos ante una comedia (quien quiera pasar miedo, se sentirá profundamente defraudado). Tampoco es la típica historia de humor fácil, sino que se trata de un relato ácido que intenta criticar el esnobismo de muchos adolescentes estadounidenses, en un contexto de película de terror.
Explicado así puede parecer un tanto retorcido, pero consigue su objetivo, ya que realmente tiene gracia si la película se entiende por lo que es: una parodia total. Se ríe de los adolescentes, de las películas de terror juveniles, de ciertas series tontas de televisión y de sus seguidores (no me refiero a productos de alta calidad como 24, sino a Dawson, OC, Sensación de vivir o similares)... Y claro, no puede hacer eso sin tener un marcado acento de Serie B, entre otras cosas porque es una película que de lo primero que se ríe es de sí misma.
¿Recomendable? No me atrevo a ello. Posiblemente se convierta en película de culto por su carácter irónico (y por la increíble Megan Fox) pero, precisamente por ello, tendrá infinidad de detractores a los que, seguramente, no les faltará razón, ya que en un análisis serio, no hay por donde cogerla. Así que, vosotros mismos.
No es la única sorpresa, ya que la espectacular Megan Fox se ha destapado como una actriz medianamente aceptable. Tranquilos, no voy a compararla con Meryl Streep (todavía no me he vuelto loco), pero he de reconocer que el maltrato que el guión de Transformers 1 y 2 deparaba a su personaje (mujer florero total), no le dejaba mucho margen para la interpretación. Aquí es la coprotagonista y resulta bastante convincente como mujer fatal: una depredadora de hombres en el sentido más literal de la palabra.
Siempre he defendido que lo más importante en una película es su historia y cómo ésta es contada, es decir: el guión. La responsable de este libreto es Diablo Cody, que ya ganó el Oscar por escribir Juno. Ni se me ocurre la atrocidad de comparar ambos relatos, pero sí haré hincapié en el marcado carácter irónico e irreverente de Cody, auténtico leit motiv del argumento, respetado por Karyn Kusama (responsable de la mediocre Aeon Flux).
Así pues, considero que no estamos ante otra estúpida película de terror adolescente. ¿Por qué? Para empezar, estamos ante una comedia (quien quiera pasar miedo, se sentirá profundamente defraudado). Tampoco es la típica historia de humor fácil, sino que se trata de un relato ácido que intenta criticar el esnobismo de muchos adolescentes estadounidenses, en un contexto de película de terror.
Explicado así puede parecer un tanto retorcido, pero consigue su objetivo, ya que realmente tiene gracia si la película se entiende por lo que es: una parodia total. Se ríe de los adolescentes, de las películas de terror juveniles, de ciertas series tontas de televisión y de sus seguidores (no me refiero a productos de alta calidad como 24, sino a Dawson, OC, Sensación de vivir o similares)... Y claro, no puede hacer eso sin tener un marcado acento de Serie B, entre otras cosas porque es una película que de lo primero que se ríe es de sí misma.
¿Recomendable? No me atrevo a ello. Posiblemente se convierta en película de culto por su carácter irónico (y por la increíble Megan Fox) pero, precisamente por ello, tendrá infinidad de detractores a los que, seguramente, no les faltará razón, ya que en un análisis serio, no hay por donde cogerla. Así que, vosotros mismos.
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