sábado, 17 de octubre de 2009

La cruda realidad


Valoración: Interesante

El realizador de las mediocres Una rubia muy legal, La madre del novio y 21 Black Jack, Robert Luketic, dirige esta desternillante comedia romántica que aborda, una vez más, el asunto de la guerra de los sexos, sólo que lo hace desde una perspectiva un tanto ambigua, ya que estamos ante una de las pocas películas de este género que puede presumir de terminar gustando tanto a hombres como a mujeres.

Bajo un pequeño contexto de crítica hacia la "telebasura" y con un pequeño guiño a Cuando Harry encontró a Sally, el divertido guión narra el encuentro entre dos personalidades absolutamente distintas: un presentador de televisión que representa todo lo políticamente incorrecto pero totalmente experimentado en relaciones de pareja, frente a una inteligente y exigente productora televisiva, una maníaca del control que a pesar de su extraordinaria belleza, no consigue encontrar al hombre de sus sueños.

Tal y como está montado el argumento de Nicole Eastman, la historia es bastante previsible. Este es el gran defecto del filme, ya que, conforme avanza el metraje, van apareciendo los tópicos. Llegados a este punto hay que agradecer a Luketic el haber sabido conferir al relato el ritmo adecuado, constante y lleno de humor, de forma que, a pesar de la previsibilidad, la película resulta altamente divertida.

Sería incorrecto no reconocer que los dos grandes responsables de que el filme funcione son sus dos protagonistas. La atractiva Katherine Heigl (Roswell, Anatomía de Grey) parece moverse como pez en el agua en un rol propio de la mismísima Julia Roberts (posiblemente la reina de la comedia romántica durante los 90). Por su parte, el duro protagonista de 300, Gerard Butler, parece haber sido cómico toda su vida, ya que se desenvuelve por estos lares con una naturalidad tan refrescante como gratificante. Y es que saber ser políticamente incorrecto con gracia, en una época como la actual, no tiene precio.

Para terminar, hay que agradecer a Luketic que por fin haya ofrecido, en una película, lo que se esperaba de ella. Si uno va al cine a ver una comedia, debe exigir que la risa esté garantizada y a fe que lo consigue.

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