viernes, 21 de mayo de 2010

Robin Hood


Valoración: Buena

En 1922, Allan Dwan realizó para el cine la primera película sobre la leyenda de Robin Hood, protagonizada por uno de los mayores exponentes del género de acción en la época del cine mudo: Douglas Fairbanks. Desde entonces hasta 2010, hemos visto diferentes versiones de este personaje, como la clásica de Errol Flynn (1938), la moderna de Kevin Costner (1991), la crepuscular de Sean Connery (1976) o la paródica de Cary Elwess (1993) por citar algunas.

Ahora, el celebérrimo director de Alien y Blade Runner, Ridley Scott, nos ofrece una precuela, la historia anterior al mito, protagonizada por un Russell Crowe que trata de dotar al personaje de una gran humanidad, excesivamente similar, quizás, a su Máximo en Gladiator, algo que posiblemente muchos le echarán en cara. Independientemente de ello, su interpretación de un héroe que empatiza con el público vuelve a ser de altura. Puede que no llegue al carisma del que para mí es su mejor personaje, Jim Braddock en Cinderella Man, pero os puedo asegurar que Crowe no defrauda.

Siguiendo con el resto del elenco, dos son los más destacables: Mark Strong (Sherlock Holmes, RocknRolla) y William Hurt (Fuego en el cuerpo, Hijos de un dios menor) el primero siempre muy solvente como villano y el segundo aportando templanza, confianza y elegancia como consejero real.

Completan el magnífico reparto Cate Blanchett (Benjamin Button), Max von Sydow (Minority Report), Danny Huston (30 días de oscuridad) o Matthew Macfadyen (Braveheart). Lo curioso es que entre tanto talento, se haya elegido como príncipe Juan al torpe Oscar Isaac, a quien recordaréis por su papel de Orestes en Ágora de Alejandro Amenábar.

Suelo quejarme mucho acerca de lo poco que se cuida el guión en la mayoría de las superproducciones. Ésta empezó mal, pero el resultado final podría calificarse de satisfactorio. Incialmente iba a ser una historia completamente diferente, titulada Nottingham, con el sheriff de dicha localidad como personaje central. Esto sucedió en 2007, así que hubo cambio de director, de guionista y de protagonista, pues si bien se mantuvo al actor principal, el nuevo relato versaría sobre los orígenes de Robin Hood.

El escritor de la historia final, Brian Helgeland, cuenta con ser el autor de magníficos libretos como L.A. Confidential, Mystic River o El fuego de la venganza, aunque también tiene importantes despropósitos como Destino de Caballero o Mensajero del futuro. Afortunadamente el guión de Robin Hood está muy por encima de estas dos, pero no llega a la altura de las mencionadas en primer lugar. Podríamos decir que se mueve más en la línea de otra de sus historias, Green Zone, habida cuenta de su entretenida trama de intrigas y traiciones en un contexto de poder. Aunque también he de reconocer que algunas de las situaciones producidas son un tanto forzadas.

El inicio es un calco de Gladiator, tanto en la forma como en el fondo. Sin embargo, conforme avanzan los minutos cada vez se parece más a Braveheart, aunque nunca llega a ser tan colosal como ninguna de las dos.

Ridley Scott es un director con talento más que demostrado en películas de acción. Siento decir que en Robin Hood no vemos al mejor Scott en ciertos aspectos como, por ejemplo, la falta de grandiosidad en las batallas. Aunque sí esmera la puesta en escena de todos los escenarios naturales mostrados, así como la recreación y ambientación de la época. Además tiene la pega de toda precuela: todos sabemos en mayor o menor medida cómo va a terminar.

También se echa en falta la imaginación y el sentido del humor propios del Robin Hood que todos conocemos. ¿Lo dejarán para una segunda parte? La taquilla y la disponibilidad de sus estrellas tienen la respuesta.

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