miércoles, 4 de agosto de 2010

Blood: El último vampiro


Valoración: Floja

Blood: El último vampiro
comenzó como una película anime, en el año 2000, a modo de precuela de un cómic de tipo manga. En 2009, Chris Nahon (El beso del dragón, El imperio de los lobos) realizó la adaptación al cine (aunque en muchos países se estrenó en DVD) con imágenes reales.

Será una versión de una película homónima, pero tiene muchísimos aspectos calcados a Blade, de Stephen Norrington: un cazavampiros mitad humano, mitad vampiro, que salda sus cuentas armado con una katana. Hasta ahí las similitudes, porque lo que le hace estar muy por debajo del film protagonizado por Wesley Snipes son las diferencias: deficiente factura visual, coreografías de risa en las secuencias de lucha, incapacidad de mantener el ritmo narrativo, interpretaciones poco conseguidas y la sempiterna magia china sin la que parecen no saber vivir, en los últimos años, aquellas películas de acción provenientes de oriente.

Incluso hay secuencias que recuerdan a la trama de Blade, como la primera matanza de vampiros en la discoteca. Aquí la protagonista (Gianna Jun, todo un reclamo para los adolescentes asiáticos) se enfrenta a multitud de chupasangres en plena calle, cargándoselos con facilidad inusitada, sin necesitar el despliegue de artes marciales con el que nos hizo disfrutar Snipes. Pero este tramo no es el peor, ya que el guión es entretenido hasta más o menos la mitad del metraje, momento en que nos dan a conocer la historia de esta asesina. En un flash-back observaremos a todo un ejército armado enfrentarse a un anciano... No es que reniegue de las fantasmadas en films de acción, de hecho creo que en muchos casos están justificadas. El problema radica en que uno supone que un soldado, luchador o miembro importante de la guardia del clan vampírico (como prefiráis) sabe, como mínimo, sujetar el arma que porta. Viendo cómo utilizan, mejor dicho, cómo no utilizan sus espadas, uno comienza a pasar vergüenza ajena.

Y el supuesto gran final entre la super-heroína y la super-villana, no sabría si calificarlo de cómico o trágico: cómico por su desenlace y trágico por su torpe ejecución.

Ahora pasará lo de siempre: al ser una película menor en nuestro país (donde no se estrenó en cine) lo habitual es que sólo sea comentada por la legión de fans del anime, el cómic, la serie o el vídeo-juego posteriores al film de 2000 y montarán en cólera al sentirse ofendidos por mis palabras. Pues no hay ofensa: sólo me he limitado a los hechos. La he visto por aquello de que me trago todo lo que tiene que ver con vampiros y mi intención, como os figuraréis, era la de pasar un rato entretenido. Sin embargo, a pesar de su corta duración, he terminado pidiendo la hora.

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