domingo, 22 de agosto de 2010

Salt


Valoración: Regular

Parece ser que Kurt Wimmer (Equilibrium, Un ciudadano ejemplar) se ha visto todas las temporadas de 24, porque Salt parece una pequeña copia de las andanzas de Jack Bauer, con la diferencia de que Wimmer no parece tener ni un ápice del talento demostrado por Joel Surnow y Robert Cochran, en la que muchos consideramos la mejor serie de la historia de la televisión.

A ver si os suena el argumento: un agente secreto debe saltarse las normas y huir tanto de policía como de terroristas para llevar a cabo su fin. Hay dos salvedades con respecto a la ya mítica serie. La primera es que si bien todos sabíamos que Jack Bauer era de los buenos, el guión de Wimmer trata (de una manera bastante torpe, por cierto) de ocultar si el personaje central es héroe o villano. La otra son las múltiples incongruencias de la historia (explicaré las más graves en la zona spoiler).

Habiendo comprendido que el previsible relato no nos iba a deparar sorpresa alguna, uno intenta agarrarse a las secuencias de acción. Angelina Jolie se mueve muy bien en un rol ideado inicialmente para Tom Cruise. Curiosamente el protagonista de Top Gun lo rechazó por considerar que el personaje se parecía demasiado al de Misión Imposible (¿por qué aceptó entonces trabajar en Noche y día?). Sin embargo el director, Phillip Noyce (El americano impasible, El coleccionista de huesos) no parece un dechado de virtudes en la realización, pues si bien el ritmo y la velocidad de las escenas de acción son correctos, por un lado se acerca peligrosamente a Paul Greengrass en el abuso de primeros planos y, por otro, no es tan espectacular como para lograr que olvidemos los enormes agujeros del libreto. Y eso que se contrató a alguien de la talla de Brian Helgeland (L.A. Confidential, Mystic River) para "apañar" la historia hacia un protagonista femenino.

Después tenemos el asunto del maltrato al resto de caracteres. Chiwetel Ejiofor (2012, Hijos de los hombres) es un responsable de seguridad que, desde luego, no será recordado por poseer los deductivos y perspicaces métodos de Sherlock Holmes. Después está Liev Schreiber, el jefe de Angelina, tan desaprovechado como en su última película (Repo Men). Pero el más ridículo de todos es el de August Diehl (Malditos bastardos) interpretando al esposo de la protagonista. Es mucho más creíble comprobar que en el desarrollo de esta película las leyes de la inercia no rigen, que pensar que estos dos están juntos.

Así pues, una película confeccionada para el lucimiento de la exuberante Angelina Jolie, indiscutible heroína del mundo de la acción, a la que veremos saltar entre camiones, dar palizas a varios hombres a la vez, eludir todo tipo de sistemas de seguridad e incluso volar por el hueco de un ascensor, aunque esto último lo haga de forma notablemente inferior al gran Bruce Willis en La jungla de cristal, con un guión repleto de fallos y un montón de guiños a James Bond y Jason Bourne.

Es tal el maltrato que el cine de acción está sufriendo en el siglo XXI, que sólo tengo una cosa que decir: ¡por favor, que alguien me preste un Delorean para volver al pasado!

ZONA SPOILER: No leer a partir de aquí si no se ha visto la película.

Tenemos una situación en la que Evelyn Salt (Angelina Jolie) ha matado al presidente ruso, algo que un supuesto desertor había confirmado que efectuaría un doble agente. Sin embargo, es una estratagema de Salt, ya que como tiene un esposo aracnólogo (profesión desagradable como pocas) ha hecho creer a todo el mundo que había muerto para mantener su tapadera (y volvemos con las influencias de 24). En el momento en que los médicos descubren que el supuesto muerto no es un fiambre, ¿no hay nadie entre FBI, CIA o Seguridad Nacional capaz de atar cabos y comprender que Salt no es la amenaza?

Algo parecido sucede en el tramo final, cuando se descubre algo que todos esperábamos: el verdadero villano es Ted Winter (Liev Schreiber). Dejando a un lado que alguien de su posición debería enterarse antes que la prensa de que el presidente ruso no ha muerto, en el momento en que agrede al mismísimo presidente de los Estados Unidos, para tratar de lanzar un ataque nuclear contra centros musulmanes (la idea es comenzar una guerra santa de proporciones bíblicas) su tapadera queda descubierta. En cuanto el presidente americano se repusiera, digo yo que declararía la traición de Winter, lo que exoneraría de culpa a Salt. Sin embargo se la llevan detenida y entre fortísimas medidas de seguridad (no tan fuertes, como se comprobará minutos después).

Son las dos incoherencias más ilógicas y contradictorias del guión, pero hay muchas más. Entre el final de Un ciudadano ejemplar y Salt, la verdad es que Wimmer se ha cubierto de gloria en muy poco tiempo. ¡Qué desastre!

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