lunes, 16 de agosto de 2010

Inmersión letal 2


Valoración: Mala

Stephen Herek
contaba, en su día, con cierta reputación. Dirigió y escribió Critters, que aunque no es muy de mi agrado tiene su colección de fans, para posteriormente realizar buenos films como Las alucinantes aventuras de Bill y Ted o Profesor Holland. Desde entonces mucho ha debido de bajar su caché si le encargan secuelas que salen directamente a vídeo como esta Inmersión letal 2.

Haciendo un poco de memoria, Inmersión letal fue una peliculita de 2005 con sólo dos cosas destacables: los atractivos de Jessica Alba y Ashley Scott. El resto era, directamente, insalvable y ridículamente inverosímil. Esta segunda parte varía muy poco, por lo que si visteis la original, ya os podéis imaginar lo que os espera.

Ahora hay dos pivones nuevos, provenientes del ámbito televisivo: Laura Vandervoort (Smallville, la versión moderna de V) y Marsha Thomason (Las Vegas, Perdidos), acompañadas de otras bellezas como Mircea Monroe (Cellular, Sólo amigos), Audrina Patridge (Hermandad de sangre) o Amanda Kimmel (Miss Montana en Miss USA 2005) por poner algunos ejemplos.

La diferencia con su antecesora (y es algo que se agradece) es que durante algo más de la mitad del metraje Herek demuestra saber de qué va esto y se dedica a filmar algo que sería propio de cualquier capítulo de Los vigilantes de la playa: montones de rubias esculturales ataviadas con diminutos bikinis que juegan al voley-playa, participan en concursos de camisetas mojadas y cosas por el estilo, acompañadas de los típicos cachitas de gimnasio que no paran de beber y meter la pata con sus novias, todo ello sin diálogos, acompañado de una musiquita al uso, muy del estilo de la serie protagonizada por David Hasselhoff.

Esa parte del film se pasa bastante rápido, ya que en ningún momento resulta desagradable. El problema llega cuando el guión se pone serio con una trama de criminales, entre los que conoceréis a buen seguro a David Anders de la tele-serie Héroes (al resto de protagonistas masculinos, todos ellos tan fortachones y atléticos como inexpresivos, me vais a permitir que ni los nombre).

A partir de aquí la película es un calco de la de 2005, con situaciones tan irreales como ridículas, que enfrentan a terroristas profesionales contra meros pardillos que trabajan como buzos en el puerto.

Por lo menos no tuvieron la desfachatez de estrenarla en la gran pantalla.

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