En 2001, Chris Columbus fue el elegido para llevar al cine uno de los fenómenos del momento: la saga literaria de J.K. Rowling basada en las peripecias de un joven mago llamado Harry Potter.
De entrada no parecía que alguien como Columbus, conocido sobre todo por realizar comedias como Solo en casa, Señora Doubtfire o Nueve meses fuese el más adecuado para acometer semejante proyecto, pero he de reconocer que el resultado final fue bastante satisfactorio, ya que el filme es una adaptación bastante fiel de la primera novela de la saga.
Todo el universo Potter está reflejado al detalle: lugares típicos, criaturas, tradiciones, magia, juegos, historia, amigos, enemigos y, sobre todo, la eterna lucha de siempre del bien contra el mal.
Algunos de los actores designados son de primera línea: el difunto Richard Harris, que lleva a cabo una poderosa interpretación del carismático profesor Dumbledore; el imponente Alan Rickman, con posiblemente la mejor interpretación del elenco, en un rol en el que uno nunca sabe si es héroe o villano; el veterano John Hurt o el gran cómico John Cleese. A ellos se uniría un trío de jóvenes y desconocidos actores, Daniel Radcliffe, Rubert Grint y Emma Watson, que encarnarán con cierta solvencia, de aquí hasta el final de la serie, a los tres niños protagonistas del relato.
Quizá esta primera parte vaya demasiado encaminada al público infantil, pero ¿qué queréis? Ése era el espíritu del libro y, como tal, Columbus supo mantenerlo. Además, entre las trepidantes aventuras, el adecuado ritmo narrativo y los cuidados efectos especiales, el producto es lo suficientemente atractivo como para llamar la atención a toda la familia.
Su éxito en cine fue similar al literario, de ahí que todas las aventuras escritas por la ganadora del Príncipe de Asturias, J.K. Rowling, vayan a ver la luz en una sala de cine. Pero, ¿sabrán mantenerse los diferentes directores a la altura de Columbus? Lamentablemente, unos años después, puedo afirmar que no. Pero bueno, no desesperemos pues la serie todavía no ha dicho su última palabra.
De entrada no parecía que alguien como Columbus, conocido sobre todo por realizar comedias como Solo en casa, Señora Doubtfire o Nueve meses fuese el más adecuado para acometer semejante proyecto, pero he de reconocer que el resultado final fue bastante satisfactorio, ya que el filme es una adaptación bastante fiel de la primera novela de la saga.
Todo el universo Potter está reflejado al detalle: lugares típicos, criaturas, tradiciones, magia, juegos, historia, amigos, enemigos y, sobre todo, la eterna lucha de siempre del bien contra el mal.
Algunos de los actores designados son de primera línea: el difunto Richard Harris, que lleva a cabo una poderosa interpretación del carismático profesor Dumbledore; el imponente Alan Rickman, con posiblemente la mejor interpretación del elenco, en un rol en el que uno nunca sabe si es héroe o villano; el veterano John Hurt o el gran cómico John Cleese. A ellos se uniría un trío de jóvenes y desconocidos actores, Daniel Radcliffe, Rubert Grint y Emma Watson, que encarnarán con cierta solvencia, de aquí hasta el final de la serie, a los tres niños protagonistas del relato.
Quizá esta primera parte vaya demasiado encaminada al público infantil, pero ¿qué queréis? Ése era el espíritu del libro y, como tal, Columbus supo mantenerlo. Además, entre las trepidantes aventuras, el adecuado ritmo narrativo y los cuidados efectos especiales, el producto es lo suficientemente atractivo como para llamar la atención a toda la familia.
Su éxito en cine fue similar al literario, de ahí que todas las aventuras escritas por la ganadora del Príncipe de Asturias, J.K. Rowling, vayan a ver la luz en una sala de cine. Pero, ¿sabrán mantenerse los diferentes directores a la altura de Columbus? Lamentablemente, unos años después, puedo afirmar que no. Pero bueno, no desesperemos pues la serie todavía no ha dicho su última palabra.
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