miércoles, 29 de septiembre de 2010

Batalla en Seattle


Valoración: Floja

Batalla en Seattle
es, hasta la fecha, la única película que ha escrito y dirigido Stuart Townsend, el torpe actor que intentó, sin ningún éxito, meterse en la piel del mítico vampiro Lestat en la lamentable La reina de los condenados (todo un insulto a los fans de Anne Rice).

Cinematográficamente hablando, este film no da para mucho. Muchas de las imágenes están sacadas de archivo, mientras que en las otras, Townsend demuestra no tener ningún dominio de la cámara, demostrando su escaso virtuosismo a la hora de reflejar una batalla callejera, algo que ofrece múltiples posibilidades visuales, siempre y cuando, claro, poseas talento para la realización (que no es el caso).

Sobre el argumento, Townsend se muestra excesivamente partidista y nada objetivo. Es cierto que muchas multinacionales sólo piensan en enriquecerse y también es real el peligro que se cierne sobre nuestro planeta si se siguen explotando todos los recursos sin control. Pero el desconocimiento del director acerca de la Organización Mundial del Comercio, el GATT y el Fondo Monetario Internacional es tal, que asustaría a cualquier estudiante de segundo curso de economía (que es cuando se empiezan a estudiar materias relacionadas con el crecimiento económico).

Lo mejor del film es su reparto, plagado de estrellas. A Charlize Theron la conseguiría porque eran pareja (actualmente ya no están juntos) y al resto quizá los convenció argumentando que iba a llevar a cabo una denuncia social. Si no, no se explica que un film menor como éste disponga de Woody Harrelson, Ray Liotta, Connie Nielsen o Michelle Rodriguez.

En definitiva, película en clave de documental, que sobrevive únicamente al tratar un asunto muy polémico en nuestros días y que denota una total falta de talento al no saber aprovechar todo lo que ofrecía su magnífico elenco de actores. O lo que es lo mismo: un querer y no poder, aprovechándose de una tragedia real. ¿No era eso lo que usted trataba de denunciar, señor Townsend? ¡Cuánta hipocresía!

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