jueves, 2 de septiembre de 2010

Miedos 3D


Valoración: Floja

En 2001, Nick Hamm dirigió The Hole, un thriller psicológico en el que aparecía Keira Knightley, por aquel entonces prácticamente desconocida. Por si alguien lo había pensado, Miedos 3D (traducción lamentable de The Hole 3D) no tiene nada que ver con aquélla.

Esperaba mucho más de Miedos 3D, ya que el director, Joe Dante, es el responsable de míticas películas como Aullidos, Gremlins o El chip prodigioso. Sin embargo, el film que hoy nos ocupa no destacará entre sus mejores realizaciones.

Estamos ante una película que no tiene nada de original. Una familia compuesta por madre divorciada y dos hijos llega a una casa nueva, en la que algo terrorífico les espera en el sótano. En el desarrollo de esta manida premisa nos toparemos con elementos del cine de terror asiático (la niña de marras) payasos que dan miedo y miraditas debajo de la cama, en una situación en la que el mal hace que los peores miedos de los protagonistas se conviertan en realidad. O lo que es lo mismo: algo que hemos visto tantas y tantas veces que el relato, indefectiblemente, terminará por aburrirnos y, desde luego, no nos dará miedo alguno.

Por si fuera poco, la película tiene un marcado carácter infantil, de ahí que esté confeccionada con sumo cuidado, más en la línea de un capítulo de Cuentos asombrosos que de un film de terror propiamente dicho, aderezado con la correspondiente enseñanza moral sobre los valores de la familia, las cosas importantes de la vida y ese tipo de asuntos. Es decir, nada que ver con el humor macabro con el que tanto nos divirtió Dante en Los Gremlins.

Nos queda la tecnología de las tres dimensiones y he de decir que, lamentablemente, se han exagerado sus bondades ya que Miedos 3D no es, precisamente, Avatar.

En resumidas cuentas, una película que parece pensada para que los más pequeños puedan iniciarse en el mundo del terror, incomprensiblemente recomendada para mayores de dieciséis años, ya que cualquiera que supere dicha edad, terminará por aburrirse soberanamente.

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