Stephen Hopkins (Depredador 2, Los demonios de la noche, Perdidos en el espacio) fue el encargado de dirigir el quinto capítulo de la serie. Desde el principio observamos un claro cambio en las tendencias, asemejándose más al cine de terror juvenil de la época: mayor carga de desnudos, más sangre y más tacos.
El principal problema de los muchos que atesora esta producción, es la fractura con respecto al espíritu original de la saga, no tan grave como lo cometido en La venganza de Freddy (parte 2) pero por ahí andan los tiros: los protagonistas ya no se encuentran a salvo quedándose despiertos, por lo que toda la tensión que en ediciones anteriores se acumulaba, en los vanos intentos de las víctimas por no ser vencidas por el sueño, se ha perdido.
El trío de guionistas encabezados por Leslie Boehm (atención a sus joyitas: House III (y no precisamente el doctor que sale en la FOX), Daylight, El álamo versión 2004...) trató de dar un giro de tuerca a los comienzos de Freddy Krueger, mostrando lo que ya sabíamos: cómo su madre fue violada por un centenar de locos. A partir de ahí y tras un renacimiento un tanto irrisorio del malvado personaje, la protagonista (repite Lisa Wilcox tras sobrevivir en la cuarta entrega) queda embarazada, supuestamente por Freddy (no queda claro del todo) y el señor Krueger aprovecha los sueños del feto para acabar con las vidas de los amigos de la madre.
Si el argumento ya resulta demencial, observar cómo los antes ingeniosos y macarras comentarios de Freddy Krueger han dado paso a la vulgaridad, mientras que las otrora originales muertes ahora resultan repulsivas, dan una idea de lo que pasa con las productoras cuando ven dinero fácil: un mínimo gasto para un máximo beneficio, explotando el producto Krueger hasta que dejara de tener éxito y teniendo en cuenta que acaba de estrenarse la versión 2010, seguro que las arcas de New Line Cinema están a rebosar (incluso se habla ya de otra entrega para 2012). Cierto es que la producción mejora en efectos especiales, destacando una secuencia dentro de un cómic muy similar al video-clip de A-Ha, Take on me. Pero no es suficiente, ni mucho menos, para salvar la película.
Lo comenté en una ocasión: En New Line dijeron a Wes Craven que Freddy Krueger era la hamburguesa perfecta y a fe que acertaron, pues por malas que sean las continuaciones, seguimos viéndolas. Es el encanto de un villano que nos tiene atrapados. La prueba es que una vez más (1989) tuvo que combatir con otro estreno de la saga Halloween (también la quinta parte) y, de nuevo, no salió mal parada.
Dos años después se estrenó una nueva parte, titulada La muerte de Freddy... ¡Hay que ver cómo nos engañaron!
El principal problema de los muchos que atesora esta producción, es la fractura con respecto al espíritu original de la saga, no tan grave como lo cometido en La venganza de Freddy (parte 2) pero por ahí andan los tiros: los protagonistas ya no se encuentran a salvo quedándose despiertos, por lo que toda la tensión que en ediciones anteriores se acumulaba, en los vanos intentos de las víctimas por no ser vencidas por el sueño, se ha perdido.
El trío de guionistas encabezados por Leslie Boehm (atención a sus joyitas: House III (y no precisamente el doctor que sale en la FOX), Daylight, El álamo versión 2004...) trató de dar un giro de tuerca a los comienzos de Freddy Krueger, mostrando lo que ya sabíamos: cómo su madre fue violada por un centenar de locos. A partir de ahí y tras un renacimiento un tanto irrisorio del malvado personaje, la protagonista (repite Lisa Wilcox tras sobrevivir en la cuarta entrega) queda embarazada, supuestamente por Freddy (no queda claro del todo) y el señor Krueger aprovecha los sueños del feto para acabar con las vidas de los amigos de la madre.
Si el argumento ya resulta demencial, observar cómo los antes ingeniosos y macarras comentarios de Freddy Krueger han dado paso a la vulgaridad, mientras que las otrora originales muertes ahora resultan repulsivas, dan una idea de lo que pasa con las productoras cuando ven dinero fácil: un mínimo gasto para un máximo beneficio, explotando el producto Krueger hasta que dejara de tener éxito y teniendo en cuenta que acaba de estrenarse la versión 2010, seguro que las arcas de New Line Cinema están a rebosar (incluso se habla ya de otra entrega para 2012). Cierto es que la producción mejora en efectos especiales, destacando una secuencia dentro de un cómic muy similar al video-clip de A-Ha, Take on me. Pero no es suficiente, ni mucho menos, para salvar la película.
Lo comenté en una ocasión: En New Line dijeron a Wes Craven que Freddy Krueger era la hamburguesa perfecta y a fe que acertaron, pues por malas que sean las continuaciones, seguimos viéndolas. Es el encanto de un villano que nos tiene atrapados. La prueba es que una vez más (1989) tuvo que combatir con otro estreno de la saga Halloween (también la quinta parte) y, de nuevo, no salió mal parada.
Dos años después se estrenó una nueva parte, titulada La muerte de Freddy... ¡Hay que ver cómo nos engañaron!
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