Tras el éxito cosechado en 2001 por Shrek, tres años más tarde los estudios Dreamworks lanzaron una segunda parte la cual, por fortuna, se sale del manido dicho de "segundas partes nunca fueron buenas".
¿Cómo enfocar la historia para que siga sorprendiendo? No era tarea fácil. En la película original se dio la vuelta a los clásicos cuentos de hadas, poniéndolos por completo del revés. Aquí se sigue en la misma línea, sólo que narrando algo que en dichos cuentos se resume en una frase: "vivieron felices y comieron perdices". Siempre nos lo hemos creído a pies juntillas pero, ¿y si no fuera así?.
Enfocado con claras reminiscencias a Los padres de ella, la línea central del argumento se basa en problemas tan cotidianos como las relaciones entre suegros y yernos. A partir de ahí, Andrew Adamson (director de la primera y responsable del argumento de ésta), Kelly Asbury (Spirit: el corcel indomable) y Conrad Vernon (Monstruos contra alienígenas) dan rienda suelta a sus prodigiosas imaginaciones para recrear un nuevo reino, el de "Muy, muy lejano" ambientado claramente en el mundo de Hollywood: grandes paseos tipo Sunset Boulevard, enormes letras con el nombre del reino en las montañas e incluso una ceremonia que rivalizaría con cualquier entrega de los Oscar.
Empeñados en introducir elementos modernos del día a día en un contexto de fábula clásica, nos desternillaremos al ver parodiados asuntos como internet, los fast food, la fastidiosa publicidad en televisión, los realitys shows o incluso la explotación laboral.
En lo que a cine se refiere, vuelve a ser una película referencial, con un anillo de bodas similar al de El señor de los anillos, un rescate a lo Misión Imposible, una galleta gigante semejante al muñequito de los Marshmallows en Los cazafantasmas, una huída al más puro estilo Sylvester Stallone en Demolition Man, la creación del monstruo de Frankenstein...
Todo este tipo de cosas, además de los ingeniosos juegos de palabras y ciertas situaciones descacharrantes e impensables del libreto, serán paladeados ávidamente por el público adulto, que se divertirá de lo lindo, pero ¿y qué hay de los peques? Como diría Terminator, "no problemo" ya que la imaginación de los creadores de esta saga también da para un universo de color, además de personajes muy queridos por los niños como Pinocho, Los tres cerditos o una peligrosa taberna repleta de malvados personajes de cuento como, por ejemplo, el Capitán Garfio.
Para seguir en la línea de lo establecido en la primera Shrek, el villano de la función es alguien que, normalmente, resulta un ser entrañable que soluciona los problemas: el hada madrina. Aquí se trata de un personaje mafioso, capaz de cualquier cosa por obtener beneficios. De la misma manera, el tramo final podría calificarse como un Anti- La bella y la bestia (no desvelaré más).
Hablando de personajes, irrumpe por primera vez en escena el gato con botas, doblado por Antonio Banderas tanto en la versión original como en la española. Fue tal su calado que este personaje repetiría en las posteriores secuelas.
He de confesar que hay ciertas flaquezas que me hacen valorarla de forma inferior a la primera parte. Éstas son los convencionalismos de los que la historia, en esta ocasión, no logra huir, cierta falta de capacidad de sorpresa y un humor un tanto forzado en las situaciones tipo comedia de situación. Sin embargo, salí bastante satisfecho del cine en 2004 y, a día de hoy, tras un nuevo visionado, he de confesar que me he reído bastante, que es, al fin y al cabo, lo que esperaba de este film.
¿Cómo enfocar la historia para que siga sorprendiendo? No era tarea fácil. En la película original se dio la vuelta a los clásicos cuentos de hadas, poniéndolos por completo del revés. Aquí se sigue en la misma línea, sólo que narrando algo que en dichos cuentos se resume en una frase: "vivieron felices y comieron perdices". Siempre nos lo hemos creído a pies juntillas pero, ¿y si no fuera así?.
Enfocado con claras reminiscencias a Los padres de ella, la línea central del argumento se basa en problemas tan cotidianos como las relaciones entre suegros y yernos. A partir de ahí, Andrew Adamson (director de la primera y responsable del argumento de ésta), Kelly Asbury (Spirit: el corcel indomable) y Conrad Vernon (Monstruos contra alienígenas) dan rienda suelta a sus prodigiosas imaginaciones para recrear un nuevo reino, el de "Muy, muy lejano" ambientado claramente en el mundo de Hollywood: grandes paseos tipo Sunset Boulevard, enormes letras con el nombre del reino en las montañas e incluso una ceremonia que rivalizaría con cualquier entrega de los Oscar.
Empeñados en introducir elementos modernos del día a día en un contexto de fábula clásica, nos desternillaremos al ver parodiados asuntos como internet, los fast food, la fastidiosa publicidad en televisión, los realitys shows o incluso la explotación laboral.
En lo que a cine se refiere, vuelve a ser una película referencial, con un anillo de bodas similar al de El señor de los anillos, un rescate a lo Misión Imposible, una galleta gigante semejante al muñequito de los Marshmallows en Los cazafantasmas, una huída al más puro estilo Sylvester Stallone en Demolition Man, la creación del monstruo de Frankenstein...
Todo este tipo de cosas, además de los ingeniosos juegos de palabras y ciertas situaciones descacharrantes e impensables del libreto, serán paladeados ávidamente por el público adulto, que se divertirá de lo lindo, pero ¿y qué hay de los peques? Como diría Terminator, "no problemo" ya que la imaginación de los creadores de esta saga también da para un universo de color, además de personajes muy queridos por los niños como Pinocho, Los tres cerditos o una peligrosa taberna repleta de malvados personajes de cuento como, por ejemplo, el Capitán Garfio.
Para seguir en la línea de lo establecido en la primera Shrek, el villano de la función es alguien que, normalmente, resulta un ser entrañable que soluciona los problemas: el hada madrina. Aquí se trata de un personaje mafioso, capaz de cualquier cosa por obtener beneficios. De la misma manera, el tramo final podría calificarse como un Anti- La bella y la bestia (no desvelaré más).
Hablando de personajes, irrumpe por primera vez en escena el gato con botas, doblado por Antonio Banderas tanto en la versión original como en la española. Fue tal su calado que este personaje repetiría en las posteriores secuelas.
He de confesar que hay ciertas flaquezas que me hacen valorarla de forma inferior a la primera parte. Éstas son los convencionalismos de los que la historia, en esta ocasión, no logra huir, cierta falta de capacidad de sorpresa y un humor un tanto forzado en las situaciones tipo comedia de situación. Sin embargo, salí bastante satisfecho del cine en 2004 y, a día de hoy, tras un nuevo visionado, he de confesar que me he reído bastante, que es, al fin y al cabo, lo que esperaba de este film.
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