Valoración:
Tras el fracaso de Inteligencia Artificial, Steven Spielberg resurgió de sus cenizas cual Ave Fénix y nos deleitó en 2002 con la espléndida Minority Report, basada en un relato corto de Philip K. Dick acerca de una sociedad en la que se detiene a los asesinos antes de que cometan su crimen.
La película es una obra de arte, se mire por donde se mire. Todos sabemos cómo cuida Spielberg el apartado técnico, destacando aquí el portentoso aspecto visual, muy fiel a lo que describía el escritor original. Además, Spielberg se luce con todo tipo de detalles futuros como coches que van pegados a las paredes, sofisticadas armas y un sinfín de avances tecnológicos.
Pero si los efectos son espectaculares, ante el guión hemos de quitarnos el sombrero. Scott Frank (Cómo conquistar Hollywood, La intérprete) y Jon Cohen logran salir airosos de una narración con muchos frentes abiertos: la duda moral que implica encerrar a alguien que no ha llegado a cometer un crimen, la pregunta sobre hasta qué punto se puede sacrificar a unos pocos inocentes por un fin mayor, las ansias de poder o el corazón roto de un padre que ha perdido a su hijo.
Es aquí donde hablamos de un magistral Tom Cruise, que sabe otorgar a la perfección la profundidad suficiente a un personaje tan complejo como el suyo. No sólo es el jefe de policía, sino que además debe lidiar con una situación personal insostenible y tratar de salir airoso de una terrible conspiración, urdida hasta el mínimo detalle. El rol le va como anillo al dedo al señor Cruise que, una vez más, se exhibe como uno de los mejores actores de acción del mundo.
El resto del elenco está formado por un impecable Colin Farrell (afortunadamente el torpe Javier Bardem dijo "no" a Spielberg cuando le ofreció este cometido), el veterano Max von Sydow, el divertido Peter Stormare (Armageddon, Fargo), la solvente Samantha Morton (En América, Acordes y desacuerdos) o la famosa Kathryn Morris de Caso Abierto entre otros, representando fielmente una serie de personajes definidos a la perfección.
Como resumen final diré que Spielberg supo volver a sobrecoger al gran público con esta pesadilla futurista de estética perfecta y puesta en escena soberbia, con ritmo trepidante, trama adictiva e impecables secuencias de acción, cuyo hilo argumental es, principalmente, una apasionante y espeluznante lucha contra el destino. Sencillamente, una obra maestra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario