El realizador de Memories of murder, Bong Joon-ho, filma esta tramposa película de monstruos. ¿Por qué tramposa? Porque en los trailers se vendió como un producto similar a Tiburón o Alien, cuando no tiene nada que ver, pues su calidad es netamente inferior, el terror inexistente y el argumento está basado en algo muy distinto: una dura crítica al poder establecido en general y a los Estados Unidos en particular.
La película, en su mayoría, es bastante tonta. No me puedo creer la mezcla de géneros en según qué momentos. Me refiero a que emplear un humor bastante vulgar mientras una gran cantidad de seres humanos perecen por culpa de un monstruo gigante, en modo alguno puede resultar gracioso. Más bien es de mal gusto.
Lo mejor de la película, con mucha diferencia, es el principio. La aparición por sorpresa de un monstruo gigante, en el puente sobre el río Han, que comienza a crear el caos entre los aterrorizados transeuntes. Son secuencias de un importante poderío visual, rodadas con un ritmo frenético, que le hacen pensar a uno que va a ver una versión muy mejorada de Godzylla.
Pero no. La película va de una familia un tanto patética que tratará de encontrar a la hija de uno de sus miembros, raptada por el bicho en cuestión. ¿Por qué no seguir con el espectáculo de los primeros diez minutos? Muy sencillo: porque el sobrevalorado Joon-ho, si bien ha hecho algo diferente, no tiene talento para desarrollar una película como lo harían Scott, Cameron, Spielberg o McTiernan. Y es que no por ser una película distinta, hemos de caer en el error de considerarla buena. De hecho todo en el film es bastante tonto, tanto los personajes como el desarrollo y el final.
Aglutinar géneros tan dispares como terror, acción, humor, crítica social y drama es muy complicado, tanto que en ocasiones Joon-ho roza el ridículo. Pero claro, como es algo diferente que proviene de Asia (está de moda decir que todo aquello es bueno) y encima se mete con los Estados Unidos (un recurso muy fácil) nadie se atreve a decir la verdad: que más que una película se trata de una tontería de enormes proporciones, incapaz de aguantar un análisis serio.
La película, en su mayoría, es bastante tonta. No me puedo creer la mezcla de géneros en según qué momentos. Me refiero a que emplear un humor bastante vulgar mientras una gran cantidad de seres humanos perecen por culpa de un monstruo gigante, en modo alguno puede resultar gracioso. Más bien es de mal gusto.
Lo mejor de la película, con mucha diferencia, es el principio. La aparición por sorpresa de un monstruo gigante, en el puente sobre el río Han, que comienza a crear el caos entre los aterrorizados transeuntes. Son secuencias de un importante poderío visual, rodadas con un ritmo frenético, que le hacen pensar a uno que va a ver una versión muy mejorada de Godzylla.
Pero no. La película va de una familia un tanto patética que tratará de encontrar a la hija de uno de sus miembros, raptada por el bicho en cuestión. ¿Por qué no seguir con el espectáculo de los primeros diez minutos? Muy sencillo: porque el sobrevalorado Joon-ho, si bien ha hecho algo diferente, no tiene talento para desarrollar una película como lo harían Scott, Cameron, Spielberg o McTiernan. Y es que no por ser una película distinta, hemos de caer en el error de considerarla buena. De hecho todo en el film es bastante tonto, tanto los personajes como el desarrollo y el final.
Aglutinar géneros tan dispares como terror, acción, humor, crítica social y drama es muy complicado, tanto que en ocasiones Joon-ho roza el ridículo. Pero claro, como es algo diferente que proviene de Asia (está de moda decir que todo aquello es bueno) y encima se mete con los Estados Unidos (un recurso muy fácil) nadie se atreve a decir la verdad: que más que una película se trata de una tontería de enormes proporciones, incapaz de aguantar un análisis serio.
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