Valoración:
Parece que se han puesto de moda las comedias románticas de acción, ya que en muy poco tiempo hemos visto dos: Noche y día y Killers. Las dos tienen como única finalidad ser vehículo de entretenimiento, lo que pasa es que si bien el film protagonizado por Tom Cruise lo consigue, Killers se queda a medio camino.
El principio es bastante divertido, posiblemente porque evocaremos Charada de Stanley Donen. No por que Katherine Heigl sea Audrey Hepburn y Ashton Kutcher se parezca a Cary Grant (ni remotamente, vamos) sino por el ambiente europeo, el pequeño engaño y lo simpático de la situación inicial, cuando ambos protagonistas se conocen por primera vez.
Después el film decae durante demasiados minutos, mostrando lo que hace una típica pareja norteamericana en su tercer año de casados (es decir, nada). Aparte de algún que otro gag más o menos conseguido y de las más que evidentes reminiscencias a Los padres de ella de Jay Roach, la película no tiene nada reseñable entre la presentación de los personajes principales y el tramo final, pleno de persecuciones, tiros y explosiones, tratando de emular a Sr. y Sra. Smith, aunque muy por debajo de ésta.
Pero hay otra influencia todavía mucho más patente y es la de la magnífica película de James Cameron, Mentiras arriesgadas. Eso conlleva un problema: no paramos de compararlas y, evidentemente, Killers sale perdiendo por goleada.
La trama es excesivamente simple, pues Robert Luketic (director) parece querer vivir únicamente del encanto de Katherine Heigl, con quien repite tras la divertidísima La cruda realidad. El problema es que el guión confeccionado por Bob DeRosa (Cuatro vidas) y Ted Griffin (Ocean's Eleven) saca tan poco partido a las posibilidades que ofrecía el film, que la intérprete de Anatomía de Grey sólo logra el máximo rendimiento en los minutos iniciales, cuando se muestra insegura y torpe al tratar de flirtear con su partenaire. Conforme va pasando el metraje, la evolución que sufre su personaje hace que termine por resultarnos un tanto cargante, con acciones cada vez menos espontáneas.
Después está Ashton Kutcher (Algo pasa en Las Vegas, The Guardian) cuya versión de un agente secreto es igual de sosa que la que ofreció Freddy Prinze Jr. en Cómo perder la cabeza. Dicho de otra manera, ni la gracia y el carisma de Cary Grant (como hemos comentado al principio) ni la solvencia y presencia de Arnold Schwarzenegger en el cine de acción. Por si fuera poco, Kutcher y Heigl pierden su química en cuanto se casan, lo que unido al maltrato que el libreto hace de los personajes secundarios, interpretados por Tom Selleck (Magnum P.I.) y Catherine O'Hara (Solo en casa, Wyatt Earp), tan desaprovechados como mal definidos, deviene en una historia bastante pobre.
Creo que la película habría mejorado bastante si se hubiera decantado más hacia el thriller de acción, combinándolo con pequeñas dosis de comedia y romance en momentos determinados. Pero para eso hace falta una trama sin fisuras, personajes que aporten cierto grado de complicidad entre ellos y una factura visual en condiciones. Desafortunadamente, Killers no posee ninguna de esas virtudes, así que la decepción tras su visionado es mayúscula.
Cuánta razón tienes. Nosotros fuimos a verla un poco de rebote, y a los pocos minutos andabamos no rebotados, pero si bastante dormidos. Además, la película está plagada de fallos (casas que se arreglan entre escenas, bollos que desaparecen, etc.). En fin, que como entretenida, no se ganará la comida.
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