domingo, 19 de septiembre de 2010

La muerte tenía un precio


Valoración: Buena

Tras el éxito cosechado con Por un puñado de dólares, Sergio Leone dispuso de un mayor presupuesto para su siguiente Spaghetti Western, que en España fue titulado como La muerte tenía un precio. Leone aprovechó el dinero extra y creó un film de mayor calado que el anterior (conviene explicar que no es una secuela propiamente dicha, pero con el tiempo se denominó Trilogía del dólar a Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo).

Ahora no hay un único protagonista. Con un magnífico guión, Leone presenta de forma paralela las distintas habilidades de los dos actores principales: Clint Eastwood, que interpreta un personaje muy similar a Joe de Por un puñado de dólares, un personaje completamente amoral, que no repara en violencia mientras obtenga el dinero que vale cada malhechor que captura, mientras que Lee Van Cleef, que alcanzó fama mundial con este personaje, es alguien que se mueve por venganza, con métodos de caza muy diferentes. Ambos personajes acabarán uniendo fuerzas para intentar dar captura al villano de la función, que vuelve a recaer en la figura del gran actor Gian Maria Volonté, un ser vil y despiadado que, además, tiene un serio problema con las drogas.

Una vez más, Ennio Morricone pone la salsa con su impactante banda sonora. Se puede decir que su música forma parte del guión, ya que resulta evocadora de tiempos mejores en ciertos momentos del film, así como la forma que tiene de dar la pauta en los duelos a pistola, de los que uno en particular, que tiene que ver con los tres protagonistas de la película, pasará a los anales de la historia por su imponente puesta en escena y por el clímax de tensión que alcanza.

La muerte tenía un precio sirvió a Clint Eastwood para ir consolidando su fama de tipo duro con un halo de misterio, que tanto éxito le dio en sus posteriores films y que tanto trataron de imitar otros, fracasando estrepitosamente y haciendo que aquellos críticos que tanto denostaron en su día al estelar Eastwood, reparasen en que este tipo de roles no son, en absoluto, fáciles de llevar a cabo.

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